Sepulturero de la prensa libre

NOEMÍ LUNA AYALA

Las organizaciones mundiales defensoras de la libertad de expresión Artículo 19 y Reporteros Sin Fronteras nos presentan la complicada realidad que el periodismo mexicano vive en el sexenio morenista que está por concluir.

Los derechos a la información, a la verdad, a la libertad de expresión y a la libre manifestación de las ideas todos los días son violentados en México, a pesar de que son pilares fundamentales para la democracia.

En la edición 2024 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, elaborada por Reporteros Sin Fronteras y que clasifica a 180 países, México se ubica en el puesto 121, con el rango de situación “difícil” para la libertad de prensa.

La metodología del estudio promedia la puntuación global de cinco indicadores: político, económico, legislativo, sociocultural y de seguridad. Es justamente la última valoración la que condena a México, pues en el apartado de seguridad está en el lugar 165 a nivel mundial y es el peor de América. Está incluso por debajo de Irak, Sudán y Nicaragua.

Peor aún, nuestra nación se mantiene dentro del ranking anual como una de las 20 naciones más peligrosas para ejercer el periodismo, pues permanece como la nación con el mayor número de periodistas asesinados, con 72 en la última década, especialmente en el 2023.

Vergonzosa posición la obtenida por un gobierno que se dice de “izquierda”.

Reporteros Sin Fronteras achaca la situación a la inacción gubernamental y a la retórica hostil del Presidente López Obrador hacia los profesionales de los medios. Las y los mexicanos somos testigos como desde La Mañanera les ataca y etiqueta como prensa fifí y vendida.

Asimismo, Artículo 19 en su informe “Derechos Pendientes” también muestra la desgarradora problemática que enfrenta el periodismo, pues de acuerdo a los datos en la República Mexicana se registra una agresión a la prensa cada 14 horas.  Es decir, de 2018 a 2024 se contabilizan tres mil 308 agresiones.

Sólo en los últimos seis años se cometió el homicidio de 46 periodistas. Recordemos que la mayoría de estos atentados están impunes. Por otra parte, está el ataque oficial, a través del uso de las instituciones para amedrentar y atemorizar a comunicadores y medios informativos, de ahí que Artículo 19 reconozca al Estado mexicano como el principal agresor de la prensa libre con más de mil 500 hechos, que representan casi la mitad de los acontecidos.

La crisis que nos revelan ya la conocíamos. Sin embargo, los organismos internacionales defensores de la libertad de expresión confirman, con metodologías y estadísticas serias, las cifras que no pueden ser contradichas con “otros datos” y que nos muestran que López Obrador en México es el sepulturero de la prensa libre y también de la democracia.