Seguridad con simulación y mentiras
SARA LOVERA
Ayer me conmovió una noticia. No sé pero me dio mucha vergüenza. Me apena que frente a muchos esfuerzos, a veces sinceros, no avancemos nada. En verdad nada. El acuerdo firmado por la Secretaría de Gobernación y 190 universidades agrupadas en la ANUIES, respondiendo con un protocolo a la inseguridad de los campus universitarios, sin haberles importado nunca los ataques violentos a maestras y alumnas. La UNAM encubriendo incluso el asesinato de Lesby Berlín Osorio, de 22 años.
Ella, como se recordará yacía junto a una cabina frente a la facultad de Ingeniería. Había sido estrangulada con el cable del teléfono. Y esto, inverosímil sigue siendo defendido por la Procuraduría de la ciudad de México.
Además están pendientes una docena de protocolos en esos centros del conocimiento, como dijo ayer el secretario de gobernación. La acción de ayer, con amplia prensa, no es más que simulación o francamente campaña electoral.
Me indigna la indiferencia frente a la violencia contra las mujeres en las universidades, ahora está claro que esa no es una preocupación de las autoridades, ni judiciales, ni políticas, ni universitarias.
Los casos son múltiples. Se acumulan en nuestras charolas del ciberespacio. En Oaxaca, una violación, de un profesor contra una alumna; el hostigamiento de un dizque defensor de derechos humanos en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, por recordar los asuntos más sonados.
El 5 de mayo de 2017 la revista Contralínea, revista que defiende al defensor de los derechos humanos, Enrique González Ruíz responsable de hostigar sexualmente a la antropóloga María del Carmen Rodríguez Sánchez y sexual y laboralmente a Clemencia Correa. Hasta ahora no hay una definición del caso. González Ruíz ha detenido el proceso de selección de rector, cree que puede acceder a ese puesto. Una malhadada situación.
Pues bien Contralínea contó el caso del académico de la Universidad Nacional Autónoma de México Alfredo Jalife Rahme Barrios denunciado del sistemático acoso, violencia de género, discriminación (http://www.losangelespress.org/alfredo-jalife-y-su-incontinencia-misogina/).
Explica el reportaje que para investigar el acoso derivado de la violencia de género, las autoridades no responden con los mecanismos de celeridad que este tipo de acoso genera en las víctimas. Aunado a que el académico presume, sin tapujo, de sus conexiones con las “altas esferas” del poder en México. A su parecer, todo se puede hacer en este país con la ayuda de buenos amigos; al fin y al cabo es un país de amigos y si tienes poder, quedas impune.
En las universidades se ignora que en el Estado mexicano existe un marco constitucional y legal tendiente a erradicar la violencia contra las mujeres y es posible demostrar en todos los supuestos en los que puede incurrir alguien para violar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Y el tema es un la actitud displicente. Para enfrentar la violencia contra las mujeres en las universidades, centros de conocimiento y saber, se hacen simulaciones. El 22 de noviembre de 2017, apenas hace 4 meses, en la Sesión ordinaria de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en la que la Universidad de Guadalajara (UdeG) es sede, se firmó una carta intención con el Instituto Nacional de las Mujeres (INM) para combatir y prevenir la violencia de género que padecen las mujeres mexicanas. Sólo una carta de intención, sin reconocimiento explícito de lo que ahí sucede.
La nota periodística señala que en la firma del convenio estuvieron presentes el Rector General de la UdeG, maestro Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla; el Rector de la UNAM, doctor Enrique Graue Wiechers; rectores que son presidentes regionales de la ANUIES y representantes de universidades públicas, privadas e institutos tecnológicos.
Ahí, como ayer en gobernación, el Secretario General Ejecutivo de la ANUIES, maestro Jaime Valls Esponda, dijo que este organismo rechaza cualquier acción en contra de las mujeres. Pero claro no hay protocolos, ni acciones contundentes. ¿A dónde vamos a llegar? Me interrogo.
Pero la ANUIES dijo más. “Manifiesta su decidido apoyo para erradicar todo acto de discriminación, acoso y hostigamiento sexual en contra de las mujeres en las instituciones de educación superior y en la sociedad en general”, lo verdaderamente indignante es que no resuelven.
En la misma reunión, que no tuvo el esplendor de la de ayer, la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Lorena Cruz Sánchez, se congratuló del compromiso de las universidades por promover la no discriminación, pero señaló preocupada que seis de cada 10 mujeres mayores de 15 años sufrieron algún tipo de violencia en algún momento de su vida, y 44 por ciento, en el mismo rango de edad, ha tenido algún incidente de violencia; esto según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), realizada en 2016 por el INEGI.
También hizo notar a los dirigentes de ANUIES que las mujeres representan 49.5 por ciento de la matrícula de estudiantes de educación superior, y en posgrado 53 por ciento; y reflexionó: “por eso es importante emprender acciones preventivas y de atención que no las re victimice desde las instituciones educativas y por medio de mecanismos eficientes y claros; así como trabajar para que la mujer viva sin violencia”, claro que esto no lo escucharon los rectores.
En 2017, noviembre, tras un montón de denuncias, el convenio busca generar protocolos de prevención y atención de casos de hostigamiento y acoso sexual, así como el respeto y participación equitativa de alumnas y maestras. Claro eso no es tan importante como el operativo Coyoacán, ni responde a una preocupación comprometida. Y esto es preocupante porque apenas ayer se difundió lo sucedido en Prepa 5, de la UNAM tras el anuncio del despido del profesor de Historia Universal, Ricardo Colín Hernández, quien fue denunciado por alumnas por acoso que, dijeron alumnas y alumnos consultado, no soluciona el problema del hostigamiento que viven las estudiantes de dicho plantel. El tema es aplicar el protocolo, hacer una cruzada de información, y otras cosas.
Una estudiante fue muy clara: “Yo creo que el acoso es muy serio, es algo que no debería pasar, no creo que se vaya a acabar corriendo al maestro, no creo que sea una buena solución porque hay más maestros que acosan a las alumnas, no solamente uno, al cual ya corrieron para tranquilizar a todos los alumnos.” Y propone: “Se tiene que atacar el problema de raíz, ni siquiera se puede estar en la prepa -que es como tu segunda casa-, no puedes estar tranquila porque tu maestro te puede acosar o te va a reprobar” si acaso las chicas se oponen.
El problema está ahí, existen datos, situaciones. Ahora existe la tendencia de volver a las víctimas victimarias, porque al denunciar ponen en riesgo, dicen los hostigadores, su imagen y su prestigio. En ello colaboran las comisiones de Derechos Humanos, increíble.
Los alumnos también exigen a la Prepa 5, tomar acciones concretas contra los casos de acoso y agresiones que afecten al alumnado en general.
Hay que recordar otra fase de la simulación, de la que nadie se entera. El Estado mexicano ha suscrito tratados internacionales para erradicar la violencia contra las mujeres, para garantizar que sus derechos humanos sean respetados. Además, de que se realizaron reformas constitucionales para garantizar el respeto a derechos humanos, se dice: “que vivimos en un estado de derecho”, cómo no.
Las Universidades están obligadas a dar ejemplo de que la violencia de género es un acto contra los principios de la educación y el saber. Veremos.