Se soberanía a tiranía

NOEMÍ LUNA AYALA

La propuesta de la Presidenta Claudia Sheinbaum para reformar la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión es un monstruo de mil cabezas violador de los derechos humanos.

Popularmente ya la llaman “Ley Censura”, por los alcances que pretende para regular los contenidos del espectro radioeléctrico e intervenir en las telecomunicaciones, como el registro de teléfonos ciudadanos, vigilar las redes sociales, otorgar y quitar concesiones a placer, definir el contenido informativo y bloquear las plataformas digitales incómodas al régimen.

La “Ley Censura” se ganó el sobrenombre a pulso.

Primero. – El Poder Ejecutivo la elaboró unilateralmente.
Segundo. Las y los senadores recibieron la propuesta a las 10 de la noche para análisis; y a las 10 de la mañana del día siguiente el documento de 300 hojas y 280 artículos ya había sido aprobado, “sin mover una coma”.
Tercero. – Se detuvo la aprobación en “fast track” por la inconformidad social, aunque seguramente por mayoriteo del oficialismo pasará este o en cualquier periodo de sesiones, derivado de la vergonzosa sobrerrepresentación.

La presidenta dice que no es censura, que la propuesta se vaya a la congeladora para ahora sí “consultar a la población”. ¡Así como en muchas ocasiones el oficialismo le dio al pueblo “atole con el dedo”!

Que Sheinbaum no se lave las manos. Alude a la redacción de un texto que ella mandó. El artículo 109 es el más controversial, porque permite el bloqueo de plataformas.

También están los artículos 8, que da facultades a la Agencia Digital para crear un registro de usuarios móviles; y el 161, que permite al gobierno realizar apagones en internet por motivos de seguridad pública.

Es decir, Morena te quiebra la pierna, te da la muleta y quiere que le agradezcas.

Morena quiere controlar todo. Ya no hay Poder Judicial ni división de poderes. Ya no hay mando civil ni presunción de inocencia. Ya no hay transparencia ni pluralidad. Y ya no habrá libertad de expresión, sino una sola versión oficial para lograr el control político.

El juego perverso es ocasionar caos para justificar el control y gritar soberanía mientras en la práctica huele a tiranía.

En el PAN apoyamos a los medios de comunicación, redes sociales y plataformas digitales que se niegan a silenciar la crítica. Decimos no a la “Ley Censura” que decreta la creación de la Agencia de Transformación Digital -organismo todopoderoso para decidir a libre albedrío qué contenido es dañino, a quién dar concesiones y cuándo apagar plataformas- y formaliza la desaparición del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).

Sin libertades de expresión, de manifestación y de pensamiento no hay democracia.