Mujeres: nueva oportunidad para tomar decisiones
SARA LOVERA
Las elecciones del próximo domingo producirán un nuevo mapa político, con nuevas representaciones femeninas. Sin duda. Estas elecciones en paridad, no solamente nos dejará dolor —por la violencia estructural que las ha rodeado— sino decenas de oportunidades para poner en juego la experiencia de las mujeres en los tres niveles de gobierno.
Sin pretender ser pitonisa, sino anclada en las evidencias, no sólo en las encuestas, para mí, es claro que habrá al menos cinco nuevas gobernadoras, en entidades donde nunca una mujer ha estado en el ejecutivo. Será la prueba de fuego. Ellas podrán llegar a los estados de Baja California, Chihuahua y —accidentadamente— se sumará Guerrero. Dos entidades que ya tuvieron una gobernadora serán Colima y Tlaxcala. Aún está en la incógnita en Campeche.
Igualmente, en la Cámara de Diputados federal se mantendrá la paridad. Por el volumen y la participación, se rebasará el 29 por ciento en diputaciones locales y podría llegarse a 35 por ciento la representación en las alcaldías del país. Un panorama interesante.
Sin embargo, no hay entre todas las probables gobernadoras un perfil feminista. No es claro tampoco si se formará una bancada feminista. Lo cierto es que todas, aproximadamente 70 mil mujeres en la contienda, puede pensarse que están ciertas de pendientes tan trascendentes como las violencias machistas y la permanencia de la desigualdad. Tienen la oportunidad de recoger todo lo hecho y discutido, para dar nuevo impulso a la tarea y a la agenda del feminismo.
Se diría que la irrupción de la nueva ola feminista ha impactado a toda la sociedad. A eso están llamadas las que van a llegar, especialmente a las gobernadoras. Debiera ser claro que, a pesar de leyes, reglamentos, comisiones, coordinaciones e institutos o secretarías de las mujeres, no se ha conseguido avanzar en la igualdad, en erradicar la violencia contra las mujeres, la muerte materna ligada a la prohibición del aborto y los derechos sexuales y reproductivos. Sin duda, será el gran reto para las futuras gobernadoras.
Tendrían que saber que se les ha heredado un bagaje de conocimientos y políticas públicas, ahora en receso. El tema es si tendrán la voluntad política para gobernar con una mirada progresista y en acuerdo con la agenda feminista que se ha impulsado en el país al menos hace 40 años. No se sabe si darán impulso a los mecanismos para el adelanto de las mujeres —institutos y secretarías— o proponer en sus proyectos de gasto las urgentes necesidades de las mujeres.
Datos de 2021, revelan que hasta el momento, en 25 entidades del país nunca ha gobernado una mujer. Si las votaciones resultaran como digo, en 68 años, éste llegaremos a 14 gobernadoras, rompiendo la estadística. Porque en esos 68 años, se eligieron 351 gubernaturas, 344 hombres, lo que implica el 98 por ciento, y solamente siete mujeres, sólo el 2 por ciento, considerando a las que fueron electas.
Suena bien. Y pienso que no debemos detenernos en datos aislados como el de la violencia contra candidaturas, hecho que lesionó hasta hoy a mujeres y a hombres. El tema para las ganadoras de Morena es si se saltarán la visión estrecha de la 4T y si las priistas y panistas lograrán trascender sus propios criterios e ir más allá de la emoción que ha producido la paridad en todo, para hacer realidad educación y formación que elimine todos los obstáculos ideológicos que mantienen a millones de mexicanas en los márgenes de los cambios. Veremos.