Mujeres contra Mujeres: desatino y desmemoria   

SARA LOVERA

* Me preguntó ¿qué les pasa? No me atrevo a denostarlas, solo planteo su profunda contradicción y su desaseo político a la hora de defender a su partido

Extrañada, dolida, estupefacta, sin palabras. Así me sentí estos días en que el enredo patriarcal logra avanzar. Increíble pero cierto. La democracia se estanca, el avance legislativo para la paridad electoral y todas las políticas públicas, palidecen ante la estulticia.

Increíble. La lucha por el poder es patriarcal, no cabe duda, no importa el sexo. Leo y releo las noticias del 8 de abril. Y me acuerdo, es imposible no decirlo, de la enorme tarea plural para colocar a mujeres en las candidaturas, no importa el partido.

Las noticias informaron: Mujeres, 14 dirigentes priistas, encabezadas por la secretaria general de ese partido, Claudia Ruiz Massieu, en conferencia de prensa, con la presencia de Diva Hadamira Gastélum Bajo, presidenta de la Comisión de Igualdad del Senado de la República y la dirigente del PRI en el Estado de México, Alejandra del Moral, afirmaron, que la candidata de Morena a la gubernatura del estado de México, Delfina Gómez es incapaz, manipulada y mentirosa. Dicen las notas periodísticas.

Textual de Alejandra del Moral: “La profesora ha demostrado ser una mentirosa y hoy la reto a que verdaderamente demuestre su capacidad, independencia, autonomía, que no es una candidata manipulada por un grupillo de ex perredistas que ya mal gobernaron el oriente de la entidad”; le decían, dirigida por Andrés Manuel López Obrador que se pone al frente en su propaganda. Y más o menos, avalaron y le dijeron que no piensa.

En el Congreso hay al menos seis iniciativas para castigar la violencia política de género, desatada por los hombres en varias entidades del país, ante el avance de las mujeres en los procesos electorales ahora sujetos legalmente a cumplir con la paridad. Una que apura a ser decretada es la impulsada por la senadora Gastélum Bajo. Y el mejor proyecto de igualdad como política pública fue impulsado en la Secretaría de Relaciones Exteriores por Ruiz Massieu.

Me preguntó ¿qué les pasa? No me atrevo a denostarlas, solo planteo su profunda contradicción y su desaseo político a la hora de defender a su partido. Es como si de pronto perdieran la memoria. Hace años que esto no se practica entre nosotras.

La lucha política de las mujeres, por historia que no podemos borrar, la han impulsado antiguas y modernas mujeres del PRI en alianza con las mujeres de izquierda; desde los Congresos Feministas de 1916 donde coincidieron moderadas, conservadoras y radicales; respetables precandidatas a gubernaturas, entre ellas, una para el estado de México, que ha quedado en la banca. Eso se dice en los corrillos donde las priistas pueden hablar libremente, importantísimas mujeres han sido proscritas por sus “brillantes” dirigentes.

Igualito que en el pasado, cuando la palabra feminismo era proscrita y no había derechos humanos en la Constitución, la época de los hombres prepotentes e insultantemente autoritarios, esos que impidieron llegar a María Lavalle Urbina al gobierno de Campeche, la madre del feminismo moderno en el PRI, o cuanto hostigaron a Silvia Hernández para que renunciara a ser candidata al gobierno de Querétaro, ambas pelearon por los derechos de las mujeres. Silvia Hernández una de las fundadoras del grupo Mujeres en Plural, grupo que, entre otras cosas, logró la inscripción de la paridad en la Carta Magna.

Este grupo de mujeres priistas se han olvidado de su propia historia. No doy crédito, no entiendo. Las escucho desde hace 40 años. A muchas las he visto recorrer el país en busca de sus derechos, como en su tiempo lo hizo María Elena Chapa, a debatir con sus iguales, mujeres no feministas; las conozco defendiendo los derechos electorales de las mujeres, esas que los caciques atajan en los municipios de Chiapas y de Oaxaca.

Las he visto transgredir dentro de su partido, como cuando se unieron con Amalia García Medina, para castigar a un grupo de federales por violación o convenir con otras mujeres políticas sensacionales la creación de un dispositivo interparlamentario para empujar la agenda de género; las he visto templadas frente a los desvaríos de la derecha, en fin. No entiendo. Nunca dije todas, pero si muchas ejemplares.

Y digo más. Ahí estaban las que creí modernas feministas del sistema. Todas necesarias. Han trabajado pluralmente, sin duda, ese grupo de mujeres que no quisieron ser las hijas de, ni las esposas de. Las independientes hablando con las mujeres feministas, con las de izquierda y las de derecha. Las he visto arrastrar el lápiz y convenir iniciativas importantes; las he visto crear algunas instituciones y apoyar otras a propuesta de feministas.

Nunca las había visto denostando a una igual de esta manera, y menos a una política con ganas de ganar unas elecciones, no es ese su tono histórico. Sí en contienda, sí en debate, sí tratando de ganar. Sí dando razones o pretendidas razones contra otra mujer candidata, pero sin ofensas.

Lo mismo digo, porque en el mismo tono, la candidata por el gobierno mexiquense, del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, ha hecho lo propio contra la profesora Delfina Gómez. De ella no me extraña más de lo usual. Tampoco es su tono.

No entiendo, hay otras formas y son bien sencillas para mostrar la cara de Morena, la de su dirigente mesiánico. Este tiene una idea muy limitada de la condición de las mujeres; Andrés Manuel López Obrador es contrario a cosas básicas de la agenda feminista y democrática o de género, como el matrimonio entre personas del mismo sexo; la interrupción legal del embarazo; el liderazgo de las mujeres; contrario a las libertades individuales por las que luchamos las mujeres. Quería, cuando llegó al gobierno del antiguo Distrito Federal, desaparecer las Unidades de Prevención y Atención a la Violencia contra las Mujeres y le quitó buena parte del presupuesto.

A Morena se le puede criticar a fondo. Con buenas razones y capacidad de debate. Pero decir lo que, en un acto apasionado y hostil, dijeron a Delfina Gómez, tratar con ello de descalificarla, de minimizarla, es al menos absurdo para que lo comprenda mi limitada inteligencia. Hacen igual que AMLO cuando se refirió a Margarita Zavala; igual a las voces que con frecuencia tratan a las mujeres como idiotas o incapaces. Eso está bien para el “Jefe” Diego que habló del viejerío o propio de Vicente Fox cuando nos llamó lavadoras de dos patas.

No puedo aceptarlo. No entiendo que esto haya sucedido. Y sigo leyendo “… es una candidata manipulada por un grupillo de ex perredistas que ya mal gobernaron el oriente de la entidad, incapaz de contestar, por sí sola, las preguntas que le hacen los mexiquenses”. Imposible, quiero pensar que no fue cierto.

Esos argumentos han sido los utilizados históricamente por los jefes del sistema para denostar a todas las mujeres. Son los argumentos de los agoreros del pasado, señalando que no hay mujeres capaces de gobernar o los del presente que siempre preguntan “¿México está preparado para tener una presidenta de la República?”.

Igual que Vicente Fox hizo con AMLO, han convertido a Delfina Gómez en una víctima. En efecto, de manera inmediata denunció violencia política de género. Claro que sí. Durante meses nos han ilustrado senadoras y diputadas de todos los partidos sobre ese tipo de violencia. Y muchísimas más priistas que en 2018 van a tratar de ser reelegidas en el Congreso y en las presidencias municipales.

Pero todavía esta acción puede tener graves repercusiones. Le han dado razones a quienes sostienen que es pura demagogia la de Enrique Peña Nieto que ha impulsado una política de género transversal; ocupado en convencer a los gobernadores para que desplieguen estado por estado una política de igualdad; que se ha puesto por delante y como ningún gobernante en mi vida de periodista y feminista de 47 años.

Lo escuché criticando a los machos. Nadie ahora dará crédito al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que en cada gira afirma que es inaceptable la violencia contra las mujeres y encabeza la campaña de la ONU #EllosPorEllas; nadie creerá ya nunca jamás que en el PRI se lucha por la igualdad de género. ¿Qué les pasó a estas mujeres? Será como dicen los hombres, que de pronto están diciendo que su partido está muerto del miedo y perdieron la templanza y se olvidaron de su propia lucha.

Pero hay más. Le han dado argumentos a los machos, que sobran, para que digan que mujeres juntas ni difuntas; que somos peor que ellos, que no sabemos ser solidarias, menos affidamentadas. Mujeres que se pierden por la falta de inteligencia y que no piensan lo que dicen. Que es mejor que no lleguen a ninguna parte, que se queden en su casa. Ayudan a mantener todo lo que muchas de nosotras queremos destruir.

En fin, que los tiempos electorales, el malestar social, las dificultades del sistema, parecen ser tiempos de desatinos y barbaridades. Que ahora se explica todo, que no es verdad lo que dicen en discursos, de cualquier denominación política, sino que son capaces de cualquier cosa, en la emoción de la lucha por el poder. Una lástima.

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