La marea verde que viene, sin parar por todo el país
SARA LOVERA
¿Qué ideología tenían las promotoras del aborto en México? Fueron en los distintos momentos las mujeres feministas, comunistas y las provenientes de la Revolución Mexicana las primeras promotoras. Tanto en 1922, como en 1936 y en 1976, donde la mismísima subsecretaria de Gobernación, Luisa María Leal, se sumó a la corriente que buscó terminar con la prohibición y criminalización del aborto.
Por ello llama la atención la actitud de cinco de seis congresistas del PRI que votaron ayer contra el aborto en Oaxaca (otra prefirió dejar la sesión); dos de MORENA (cuatro más que se abstuvieron, uno que no fue), dos del Verde Ecologista, dos del PES y una de Acción Nacional. Del PES y el PAN, no digo nada, representan a la extrema derecha, pero me llama la atención los dos de MORENA y la cerrazón de los priistas, olvidando que, en la Ciudad de México, gracias al PRI se abrió el debate y fue favorable en 2007.
Esta actitud evidencia hasta donde el otrora partido en el poder se ha difuminado y ha cavado lo que ya parece su tumba. Tampoco las mujeres en el centro, desde el Congreso han dicho nada, ahora que ya está abierto el debate para la despenalización federal. Son como contrarias a su historia, tanto como en Oaxaca. Antes su postura era determinante, ahora es relativa.
Yo apenas he sido testigo, en los últimos 50 años, de los comportamientos de las mujeres del PRI, que en momentos cruciales fueron nuestras aliadas, como para la cuota de participación política o la paridad. Pero también en la cuestión del aborto.
Recuerdo en abril 1989 (Doble Jornada número 26) cuando en plena Semana Santa, unos agentes judiciales interceptaron a una camioneta que venía de una clínica de aborto del Estado de México y detienen a unas mujeres que acaban de abortar, según el testimonio, por cierto, de la hoy funcionaria oaxaqueña Rosario Villalobos Rueda. También detuvieron al personal médico. Fueron conducidos a los viejos separos de Tlaxcoaque y hubo testimonios de tortura. Fue ella, Rosario Villalobos Rueda quien denunció sobre estos hechos en Doble Jornada.
Entonces no se hizo esperar la solidaridad, la indignación y las protestas. Por ello, se impulsó una campaña para que mujeres muy visibles firmaran Yo Aborté, como lo hicieron las francesas pro libre decisión, pero décadas antes. Recuerdo como el desplegado fue promovido por la mismísima jefa priista de la capital de la República, doña Gloria Brasdefer y promovido por los grupos feministas.
Eso planteó, de facto la postura del PRI. Los textos de Griselda Álvarez, la primera gobernadora, avalan posturas progresistas y feministas. Tanto como la ahora senadora calladita, Beatriz Paredes, quien incluso patrocino la denuncia de la esterilización forzada que se promovió en el gobierno de José López Portillo, para defender la libre decisión, luego se alió con la Iglesia Católica.
Nadie puede juzgar los cambios de óptica, pero también recuerdo que como reportera, el doctor Julián Gascón Mercado+, siendo dirigente y médico de la Confederación Campesina me declaró en más de una ocasión su posición: no criminalizar a las mujeres por aborto y cuidar de su vida.
Igual Hilda Anderson Nevares, de la Confederación de Trabajadores de México CTM y otra decena de dirigentes a los que yo acudía en torno a las movilizaciones de la Coalición de Mujeres Feministas o de las marchas el 10 de mayo para denunciar la muerte por aborto; y fue la priista Silvia Hernández, luego Secretaria de Turismo, quien apareció en el Senado, donde se discutía la Ley de Población, para hablar del medio millón de mujeres que arriesgaban su vida por acudir al aborto clandestino.
Ya en 2007, para la Ciudad de México para que el aborto fuera legislado desde una perspectiva progresista, fue crucial la victoria del PRD en la capital – recuerda Marta Lamas- , ahí un diputado del PRI hizo la propuesta que se acompañó de la Coalición de Izquierdas en la Asamblea Legislativa del DF –integrada por el PRD, el PRI, Convergencia, el PT y Alternativa–, que junto con la pertenencia al PRD del jefe de gobierno, según Lamas, fueron factores políticos decisivos para lograr los cambios que normativos.
Por eso llama la atención, sí, la actitud priista, conservadora y el silencio de otras muchas mujeres en este PRI/2019 en proceso de extinción, porque aún sus votos en congresos estatales podrían ser cruciales. Lo de MORENA no me provoca reacción por su pragmatismo electoral y su constitución gelatinosa, con bandazos en todo sentido, a excepción de potentes diputadas y senadoras claramente feministas y orientadas a la defensa de los derechos sexuales y reproductivos en pleno 2019. Me diría una amiga troskista que se trata de las contradicciones históricas.
Conviene recordar que en casi todos los momentos de la historia nacional, las alianzas entre mujeres de posiciones variopintas, convenimos con algunas exégetas o historiadoras del feminismo en México, ha sido fundamental y que el fruto de esas alianzas han conseguido muchos de los avances generales para la igualdad, los derechos sociales, políticos o sexuales y reproductivos de las mexicanas.
De nacimiento el otrora partido de Estado, surgido del movimiento armado de 1910, cobijó en su organización a liberales, democráticos y retrógrados. Fue un partido creado por el general Plutarco Elías Calles quien reunió a más de 100 expresiones políticas del país, para darle institucionalidad y paz al México del siglo XX. Como ahora sucede con MORENA o sucedió con el Partido de la Revolución Democrática, institutos políticos, como se dice, sin un cuerpo ideológico claro, nada parecidos a los partidos estalinistas o de derecha oficial.
Así las mujeres del primer Partido Nacional Revolucionario, el de la Revolución Mexicana y hoy Partido Revolucionario Institucional, en ocasiones fundamentales, aliadas con feministas y comunistas, estuvieron por el voto ciudadano, los derechos laborales y los ahora conocidos como sexuales y reproductivos; hicieron críticas a la familia, a la maternidad impuesta y a la sexualidad patriarcal.
Las mujeres por las mujeres en el partido oficial, fueron como los hombres, de muchas corrientes y, sin embargo, ellas construyeron el primer andamiaje de derechos de las mexicanas, con mujeres de ideologías feministas y socialistas como dije. Esta es la historia. Hubo algunas francamente adelantadas a su tiempo y heredaron a su partido y a México ideas muy progresistas, eso no puede ocultarse.
Hermila Galindo, a quien debemos uno de los discursos fundantes de la libertad sexual de las mujeres, quien entre 1915 y 1918, se adhirió fervientemente a la lucha constitucionalista de Venustiano Carranza, jefe de la Revolución que impulsó la Constitución Mexicana.
En Yucatán en 1922, Elvia Carrillo Puerto defendió las libertades de las mujeres y durante la gestión de Felipe Carrillo Puerto se liberalizó el aborto, para las más pobres. El supuesto de razones económicas privilegiaba a las mujeres de las familias pobres. Fue entonces que se abrió el derecho para evitar el embarazo cuando ya había más de tres hijos o hijas, aunque el Gobernador fue asesinado por considerarlo “radical”, en esa entidad a la vera del carrancismo.
Matilde Rodríguez Cabo, médica psiquiatra en 1936, era del partido que llevó a la presidencia de la República a Lázaro Cárdenas, ella se manifestó con una férrea defensa de que el aborto fuera eliminado como un delito.
En 1976, fue la mismísima subsecretaria de Gobernación, Luisa María Leal quien empujó la posibilidad de debatir el derecho de las mujeres a su libre decisión, en un debate al que llamó, no había de otra, el presidente Luis Echeverría. El resultado fue una nueva Ley de Población y la legalización de los anticonceptivos.
Algunas sobrevivientes del PRI fueron instruidas en la corriente perdida y democrática de su partido. Y qué decir de las mujeres de izquierda, en pie de lucha, desde las diferentes opciones partidarias, académicas, activistas y feministas. Estarán ahí, en esta nueva etapa, argumentando, peleando y aportando para el progreso de las mujeres. Ni duda Cabe, veremos.