La maldad acecha a Toluca

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Mientras degusta de unos tacos de camarón, con ensalada picante de habaneros, acompañados de una espumosa y fría cerveza de barril, el hacedor de los contenidos desenfrenados refiere que, después de haber publicado en sus redes sociales un video, en el que un par de hampones armados, a bordo de una motocicleta, asaltaban transportes de mercancía, igual que a mujeres y estudiantes, por el rumbo de La Crespa y las Geovillas, en Toluca. Muchas personas, solidariamente, compartieron la publicación y, una de ellas comentaba que en todas las colonias del municipio ocurre esto, y muchos de esos asaltos terminan con la muerte de las víctimas, como ocurrió con el chico asesinado en San Diego de los Padres.

Mire, desde la más alta esfera de la política nacional, se ha culpado a otros gobiernos de la ola criminal, así como a los medios de comunicación por publicar despiadados crímenes, como la masacre 6 niños y 3 mujeres, miembros de la familia LeBarón, aquel 4 de noviembre de 2019, en Bavispe, Sonora, y se pueden contabilizar cientos más, y en Toluca, podría esto no ser tan diferente. Los homicidios son una constante, y su crueldad más. “Los abrazos, no balazos”, nomás no han funcionado.

El caso de ese pequeño de 14 años, en la comunidad de San Diego de los Padres, ocurrió apenas en octubre del 2021, mientras su novia era atacada sexualmente, Y si usted es vecino de este municipio, recordará uno de los asesinatos más crueles, el del padre Ricardo Crespo, párroco de la iglesia de El Ranchito, asesinado en febrero del 2000 por los hermanos Osvaldo y José Valdés, de 15 y 16 años. Lo hirieron con un picahielo en 17 ocasiones, lo ataron a la cama de pies y manos y se orinaron sobre su cuerpo. Estos monstruosos adolescentes también ejecutaron a tres ancianos: los hermanos Leglisse, dentro de su casa, en la calle Leona Vicario, en pleno centro de la ciudad, un mes después de haber asesinado al sacerdote.

O qué tal los crímenes contra mujeres cometidos por Óscar García Guzmán, “el monstruo de Toluca”, relacionado con al menos 11 feminicidios en 2019. Tampoco deberíamos olvidar aquel 1992 y al terrible caso del descuartizador de Toluca, luego de que aparecieran restos humanos de una pareja, distribuidos entre calles de la terminal de autobuses, Ciudad Universitaria y San Pedro Totoltepec. Diez años después se detuvo al autor, un médico de nombre, Francisco Roldan Arriaga, quien confesó haber asesinado y desmembrado a su sobrino y la novia, y lo hizo por celos. Le hablo de casos sólo en Toluca, pero la criminalidad en todo el país es terrorífica. Se trata de casos que duelen, y no sólo estos, muchos más que ocupan espacios aterradores en los medios, pero, no se puede callar lo que es evidente y no, no se le miente al presidente, o a los gobernadores y menos a los alcaldes.

En Toluca, colonias  como la Crespa o Geovillas, El Seminario, 5 de Mayo, Del Parque, la Moderna de la Cruz, Lázaro Cárdenas, Central de Abasto, San Mateo Otzacatipan, 8 Cedros, San Lorenzo Tepaltitlán, Santa Ana Tlapaltitlán, San Pablo Autopan, San Diego Linares, San Andrés Cuexcontitlán, Santa Bárbara, El Cóporo, San Pedro Totoltepec, Santa Cruz Atzcapotzaltongo, San Sebastián, vaya, casi en todas sus comunidades, sus vecinos son víctimas de la maldad empero, tampoco es culpa de los medios de comunicación. Cambiar el chip a la violencia no ocurrirá culpando al pasado o “lavándose las manos”, tendrá que ocurrir generando acciones contra la pobreza y la promoción de valores. ¡Entiéndanlo! Hasta otro sótano.

Twitter: @raulmanduj