La Casa de los Perros: Zacatecas entre migrantes muertos y cientos de desaparecidos

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

La noticia llegada desde San Antonio, Texas, de que entre los 27 mexicanos fallecidos en el “camión de la muerte” hay zacatecanos, es sólo la confirmación de que, en la entidad, como en Guanajuato, Veracruz, Oaxaca, Querétaro, Estado de México y Ciudad de México, la gente no es tan feliz, feliz, feliz como prometió serían, durante años y años de campaña, el presidente de la 4T, Andrés Manuel López Obrador.

Juró que las condiciones del país serían tan buenas que los mexicanos no tendrían la necesidad de abandonar su casa, su familia, sus amigos, su vida entera para buscar un mejor acomodo en Estados Unidos.

Hoy, los mexicanos, entre ellos cientos y cientos de zacatecanos, no huyen ya de su Patria en busca de una mejor condición económica. Hoy, abandonan todo a causa de la inseguridad. Tienen miedo de quedarse en sus comunidades, en sus colonias, en sus municipios, y ser víctimas de la fallida estrategia de seguridad de los abrazos y no balazos que privilegia el apapacho a los criminales, antes que la vida de la gente de bien.

El que Rubén Minutti Zanatta, cónsul general de México en San Antonio, confirme que zacatecanos padecieron un infierno antes de encontrar una horrible muerte nos habla de cómo las políticas electoreras de López Obrador sólo lo benefician a él y a su caterva de arrimados que ya tienen en la mira seguir sangrando a los mexicanos más allá del 2024.

Para los que padecen la inseguridad en comunidades de Jerez, en donde las autoridades sólo acuden a tomarse selfies rodeados de automóviles blindados y de guardias nacionales, o en pueblos de Valparaíso, Fresnillo, Trinidad García de la Cadena, Tlaltenango, Apulco y otros tantos más, emigrar resulta hoy la mejor opción antes de pasar a formar parte de las publicaciones diarias de la Fiscalía General de Justicia del Estado.

Ayer, por ejemplo, llamó la atención que, durante el día, vía Facebook, se publicaran nada menos que 13 fichas de búsqueda de zacatecanos a los cuales su familia no encuentra por ningún lado.

Para unos se tratará de un desaparecido más en Zacatecas, pero para sus madres, sus padres, sus hijos, sus esposas, sus hermanos, sus amigos no, no son un número más que anotar en las negras estadísticas de una entidad que sufre.

El hecho de que, a José Luis Cruz Velázquez, de 19 años, desaparecido en Calera el 25 de junio no se le pueda encontrar preocupa; como también el que, de Sergio Rojas Rodríguez, de 35 años, desaparecido en Fresnillo el 26 de junio no se sepa nada, duele.

Pero también está Brayan Rodríguez Martínez, un menor de 17 años, al que no se le ve desde el 26 que desapareció en Calera, o Benjamín Ortiz González, de 26 años, que también desde el 26 no se ha vuelto a saber desde la última vez que estaba en Calera.

Luis Fernando Hernández Luna, de 33 años, y Carlos de Jesús Ramírez Villalobos, de 24 años, son esperados por sus familias desde el 26 que desaparecieron en Fresnillo.

Pero la lista continúa, y eso que sólo hablamos de los que la Fiscalía publicó a lo largo de ayer miércoles. Están los que no son localizados desde el 27 de junio, Luis Manuel Luna Ortiz, de 31 años, que desapareció en Jerez; Israel Carrillo Carmona, de 27 años, quien estaba en Villa de Cos la última vez que se le vio. También Juan Cordero Tenorio, de 47 años, a quien no se le ve más en Trancoso; o Jorge Iracheta García, de 34 años, que desapareció en Trinidad García de la Cadena.

En Fresnillo, el 28 de junio, fue la última vez que se supo de José Rodrigo Rodríguez Juárez, de 25 años.

En esta macabra lista que, reiteramos, sólo abarca lo publicado ayer miércoles por la Fiscalía de Francisco Murillo Ruiseco aparecen dos mujeres, Paulina Monserrat Juárez Gallegos, de 23 años, desaparecida el 27 de junio en Fresnillo; y la menor Liha Johana Salazar Martínez, de 15 años, a quien se le vio por última vez el 28 de junio en Sombrerete.

Pero seamos felices ante el anuncio de que la Secretaría de la Defensa Nacional envió a Zacatecas un Batallón de Infantería con un efectivo total de 250 elementos del Ejército Mexicano en 36 vehículos al mando de un General con su puesto de mando, para apoyar las acciones de la XI Zona Militar.

Ellos, suponemos, porque así lo ha ordenado el presidente López Obrador, seguramente llegan para poder abrazar felices a los delincuentes, además de, eso sí, acompañar a los funcionarios a retratarse en sus giras de trabajo mientras los pobladores de las comunidades recogen sus pertenencias en una lúgubre mudanza que en ningún lugar de México debería suceder.

Apoyo total

Y mientras México entero sucumbe en el horror de la muerte violenta de sus hijos, ya sea a balazos o asfixiados en un tráiler, los políticos se mantienen incólumes regodeándose en la desgracia.

Ahí está el caso del muy desesperado Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional del PRI, a quien se le ocurrió la brillante idea de armar a las familias mexicanos para que no tenga que sacar un tenedor para defenderse de los criminales.

Pero lo malo de esta ocurrencia priista de Alito, no es que el foco se le haya prendido a él, que haya tenido la osadía de decirlo en una conferencia de prensa, y que además tenga la certeza de que su ingeniosidad la presentará ante la Cámara de Diputados para que sea aprobada.

Lo preocupante es que, en Zacatecas, haya sido el dirigente estatal, Enrique Flores Mendoza, quien le haya hecho segunda replicando por órdenes superiores, la loca perorata con tal de seguir en el ánimo de un presidente de partido que nada, absolutamente nada tiene ya qué hacer en la vida política del país.

Cuando uno escucha estas salidas fáciles de la oposición es cuando comienza a resignarse a que Morena, el presidente de la 4T, y sus corcholatas seguirán, al aterrador estilo de Chávez, Maduro, Ortega, Morales o Díaz-Canel, haciendo de las suyas en este México tan desangrado y triste, triste, triste…

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