La Casa de los Perros: Y todo por 369 despensas

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Todo inició con una promesa. El Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF) se comprometió a entregar 369 despensas al Gobierno Municipal de Pánuco. Anteriormente le otorgaban 500 pero, como el coronavirus vino a poner todo de cabeza, le dijeron que las restantes 131 ya no podrían llegar a las familias vulnerables de ese municipio.

Para lograr este acuerdo, el presidente municipal, Abraham Castro Trejo, organizó a un grupo de vecinos, varios de ellos de la tercera edad, y se los trajo a la capital para plantarse a las puertas del SEDIF, allá por el rumbo de La Encantada.

La manifestación surtió efecto y el alcalde logró sentar en una reunión al secretario de Gobierno, Jehú Salas Dávila, y al director del SEDIF, Omar Acuña Dávila. Ahí, en un pacto de caballeros, se acordó que las 300 y tantas despensas estarían listas.

Abraham Castro asegura que en esa mesa de diálogo se acordó que ayer miércoles avanzarían en el acuerdo. Si bien no le entregarían los ahora llamados apoyos alimentarios, sí se alistarían los detalles para que todo marchara bien. Y es que, al parecer, 369 despensas son 369, y los trámites burocráticos llevan su tiempo.

Después de esto hay dos versiones.

La del presidente municipal de Pánuco que señala que al llegar a las instalaciones del SEDIF, un par de guardias (uno de ellos un adulto mayor que, hasta el momento, nadie puede aclarar qué hacía trabajando en una dependencia del gobierno diferente en plena contingencia sanitaria) le cerraron el paso. Lo recordaban como aquel que se había manifestado y decidieron no dejarlo pasar.

Abraham Castro reconoce que ante la negativa sí se enfrentó a los guardias y, a empujones, se logró hacer camino hasta llegar a la oficina del director Omar Acuña que deseaba ver a todo mundo ese día, menos al presidente municipal.

Mientras el alcalde se encontraba al interior de la oficina del funcionario público, los burócratas del SEDIF, veloces, llamaron al 911 y, más veloces llegaron tres patrullas, dos de la Policía Estatal y una de la Metropol, con elementos fuertemente armados, como cuando van detrás de los integrantes de la delincuencia organizada. Ellos, raudos, cargaron con las cinco personas que no lograron entrar a las instalaciones de las oficinas públicas, una de ellas, la esposa y presidenta honorífica del DIF Municipal, Melissa Puentes, y el director de la dependencia, Isaías el junior Castro.

En la oficina del director del SEDIF, a donde supuestamente el alcalde tenía que entregar los documentos que le habían solicitado para la revisión del padrón, las cosas se pusieron color de hormiga cuando, obedeciendo las órdenes de Omar Acuña, al parecer nuevo jefe policiaco, los elementos ingresaron para llevarse detenido al presidente municipal. Que tiene fuero, eso no importa. Órdenes son órdenes.

Los policías optaron por llevarse a los malos de esta película a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública ¿a qué? Eso nunca nadie lo supo. Ahí los mantuvieron, en un salón, durante unas dos horas. Que el alcalde tiene fuero, eso no importa. Órdenes son órdenes.

Ya después lo trasladaron a la Fiscalía General de Justicia del Estado en donde, en una oficina, lo mantuvieron retenido hasta las 21:30 horas. Unas siete horas después de haber sido detenido.

El Ministerio Público nunca supo decirle por qué estaba ahí. Ni los cargos ni nada. Que el alcalde tiene fuero, eso no importa. Órdenes son órdenes.

Los otros detenidos, tras la intervención de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas (CDHEZ), fueron liberados horas después.

La versión oficial es simple: el alcalde, su esposa, el director del Sistema DIF Municipal y la síndico (Zulema Nieto del Real negó estar en el lugar de los hechos), “fueron asegurados y puestos a disposición del Ministerio Público, luego de que fueron acusados por agresión”.

Y se agrega: “El aseguramiento –se insistió en el comunicado de prensa– se dio cuando, a través del Sistema de Emergencia 911, se solicitó la intervención de corporaciones policiales, toda vez que a las instalaciones del DIF estatal habían ingresado personas que agredieron al personal de seguridad y a un adulto mayor”. Sí, el mismo adulto mayor que tenía que estar en su casa por ser población en riesgo, pero no, estaba trabajando como después lo confirmara en su cuenta de Facebook, Julio César Huerta Velasco, empleado del Sistema.

El comunicado concluye así: “El ingreso a las instalaciones del DIF se dio a la fuerza, ya que éstas se encuentran cerradas, derivado de las medidas de prevención por el COVID-19, al igual que el resto del Gobierno del Estado”.

Hoy, el presidente municipal ha citado a una conferencia de prensa. Hoy también se presentará ante la CDHEZ para interponer su queja respectiva en contra de quien resulte responsable. Se espera que, en la sesión de la LXIII Legislatura de mañana viernes, se solicite la comparecencia del secretario de Seguridad Pública, Ismael Camberos, para que explique, además de varios temas atrasados, quién dio la orden de detener a un presidente municipal sin mediar el proceso de desafuero respectivo.

Si el alcalde, “violento y prepotente”, como lo calificó el inquilino de La Casa de los Perros hizo mal, definitivamente esta no era la forma de llamarlo al orden. Si ya había un acuerdo ¿por qué no seguirlo y llevar la fiesta en paz? Se trataba simplemente de entregar unas cuantas despensas ya comprometidas.

“Mi gobierno siempre será respetuoso de la ley y en Zacatecas nadie debe estar por encima de ella”. Sí, tiene toda la razón el gobernador Alejandro Tello Cristerna, el problema es que en la detención de un alcalde se violó la ley. También se violentó lo establecido en la Jornada Nacional de Sana Distancia, la cual todavía no termina, que obliga a mandar a su casa a los adultos mayores.

Que el alcalde siempre ha tenido actitudes violentas y que igualmente puso en riesgo a un grupo de adultos mayores al convocarlos a una manifestación, es verdad.

Pero para eso existen los canales, el diálogo, la política. En este penoso asunto todos fallaron. La cuestión es que órdenes son órdenes y, ni modo, hay que acatarlas.

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