La Casa de los Perros: Susticacán no es ya el más seguro de Zacatecas
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
El que, desgraciadamente, los actos de violencia, la inseguridad, la muerte de niños y los ataques a policías se hayan normalizado, de ninguna manera puede ser un pretexto para que las autoridades guarden silencio mientras un pueblo entero, en la indefensión, pide auxilio a gritos.
Que el fin de semana largo, con motivo de la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, haya mandado a la nueva gobernanza a disfrutar del asueto, tampoco puede ser un subterfugio para no atender a un poblado que, día antes, festejaba el 460 aniversario de su fundación.
Susticacán es el municipio más pequeño de Zacatecas. Ubicado a 55 kilómetros de esta capital, y con mil 365 habitantes, según el INEGI, vivió una semana y un puente revolucionario de terror.
Y fueron las redes sociales el medio que los pobladores utilizaron para denunciar no sólo que su único policía había sido secuestrado, sino que además a la presidenta municipal, Fabiola Rodríguez Saldívar, de extracción priista, las autoridades estatales la dejaron sola.
El 11 de noviembre, integrantes de la LXIV Legislatura se trasladaron a este lugar para encabezar una sesión solemne en la que, con bombo y platillo, formalizaron la declaratoria de Susticacán como “municipio con historia, identidad y cultura”.
Sesión que, por cierto, a punto estuvo de cancelarse porque los diputados no llegaban. Al final, con un apretado quórum, y sin la presencia del inquilino de La Casa de los Perros, ni del presidente del Tribunal Superior de Justicia, se llevó a cabo la ceremonia en la que se enalteció la riqueza histórica, natural, económica, cultural, y sobre todo humana, que destaca al municipio.
Cuando la alegría se apoderaba del pequeño pueblo, el 12 de noviembre, el mero día de la fiesta, las cosas dieron un giro inesperado. El domingo 13 llegó la desgracia. Todo inició con el levantón del que fue objeto el único policía encargado de la seguridad del que, hasta el pasado julio, era presumido por su alcaldesa como el municipio “más seguro” de todo Zacatecas.
Pero la cosa no paró ahí. Integrantes de un grupo criminal no se habrían conformado con supuestamente secuestrar a más personas, sino que, ante la falta de un protocolo de seguridad, se harían del control del municipio mientras la presidenta municipal bajaba los brazos.
Los negocios cerraron sus cortinas, las clases se suspendieron y la incertidumbre se apropió del pueblo. Las redes sociales sirvieron para pedir auxilio: “Tenemos miedo. Hay gente armada por las calles de Susticacán”, suplicaron.
Con una arraigada tradición migratoria –la mayoría de los susticacanenses viven en Estados Unidos–, el pueblo logró un pequeño triunfo: que el policía levantado regresara sano y salvo.
Pero los rondines de los sujetos armados por las calles de la cabecera no cesaron. Y si bien la Guardia Nacional hizo acto de presencia, fue sólo con patrullajes esporádicos. Como para taparle el ojo al macho.
Hoy martes, la esperanza es que los niños y jóvenes puedan regresar a las aulas y que los pocos negocios con los que cuenta este pequeño municipio puedan levantar sus cortinas.
Los informes son que Fabiola Rodríguez ya estaría de regreso en el municipio; la esperanza es que esté lista para afrontar la difícil situación que arrecia en las dos comunidades del municipio: Los Cuervos y El Chiquihuite.
La paz y la tranquilidad que caracterizan al poblado, trastocadas la semana pasada, sin lugar a duda debió ser un llamado de atención urgente para la Secretaría de Seguridad Pública, pero como hubo puente, pues la vigilancia tardó aún más de lo acostumbrado.
Además, las constantes denuncias de docentes, que dicen haber sido víctimas de la delincuencia en la carretera Jerez-Susticacán, no han tenido eco.
Vecino cercanísimo de Jerez, el municipio se ha caracterizado por sus arraigadas costumbres, esas mismas que obligan a quienes desean vivir en el lugar a llevar consigo una carta de su municipio de origen en la que se estipule que es una persona de bien; sin “carta de recomendación” es imposible rentar una vivienda o, menos aún, adquirir una propiedad.
De ahí que la situación de inseguridad padecida haya llamado poderosamente la atención.
Por eso hoy la incertidumbre invade a los habitantes del estado quienes, con preocupación se preguntan: si la nueva gobernanza no es capaz de mantener la calma en un pueblo tan pequeño como Susticacán ¿podrá con todo el estado?
Cabe destacar que, hasta el momento, la Vocería de la Mesa Estatal de Construcción de Paz mantiene silencio sepulcral sobre el asunto, y como el secretario de Seguridad Pública, Adolfo Marín Marín, también se fue de puente y aplazó su conferencia de prensa de los lunes, la información al respecto es nula.
Por lo pronto, Zacatecas apareció nuevamente como una entidad en la que los homicidios dolosos no paran. El domingo 20 de noviembre, la entidad peleó a Baja California (6 homicidios) y Guanajuato (11 homicidios) los tres primeros lugares en lo que a asesinatos violentos se refiere. Según cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en Zacatecas murieron ese día, seis personas.
No al desfile, sí a la tambora
De manera por demás inexplicable, el alcalde de Jerez, Humberto Salazar Contreras, suspendió “por cuestiones de seguridad”, el tradicional desfile conmemorativo a la Revolución Mexicana, pero, eso sí, dio luz verde para que, a partir de mañana y hasta el viernes se lleve a cabo el Festival “En Jerez vive la Banda y la Tambora”.
Y no crea que se trata de una broma. No. En el Ayuntamiento se toman muy en serio las cosas cuando de «disfrutar con alegría, la fiesta y la música».
Sobre obras, atención a los pobladores en lo que a servicios públicos se refiere y, en lo que al tema de temas se refiere, Humberto Salazar dice que otro día, con más calmita, lo atiende. Ahorita lo importante es bailar al ritmo de la banda. ¿O no?
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