La Casa de los Perros: Simulación legislativa
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Los diputados que integran la LXIII Legislatura no han dado el sí que se esperaba a la propuesta del inquilino de La Casa de los Perros, de desistir a su loca idea de construirse un nuevo y lujoso edificio sede, y mejor mudarse con sus triques a las instalaciones del Centro Cultural «Toma de Zacatecas».
Ellos, todos, ya lo demostraron, van por el dinero y por los negocios turbios, eso es lo que les gusta y por eso lucharon con uñas y dientes para ocupar una curul. Esas cursis palabras de que sólo les interesa el bien común, nos han dicho, ni sus madres se los cree.
Ocupar este elefante blanco que heredó el ex gobernador Miguel Alonso Reyes permitiría que, al aprovechar su infraestructura, se reduzca tres veces el presupuesto de 200 millones de pesos que requieren los legisladores para un edificio nuevo. El resto bien se podría canalizar a obra social.
Y también sería una oportunidad para que los mismos diputados, que se desgarran las vestiduras cuando de transparencia y honestidad se habla, coloquen en el ojo de la discusión una investigación seria de qué fue lo que sucedió con la millonada que se tiró a la basura para construir dicho Centro Cultural, y también para que la titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP), Paula Rey Ortiz Medina, se ponga a trabajar seriamente en el asunto, sin simulaciones.
El gobernador Alejandro Tello Cristerna les ha mandado decir a los diputados que, si se deciden por esta opción, tendrán en sus manos no sólo instalaciones de primer nivel, sino una sede con una “funcionalidad y accesibilidad universal envidiables”, tomando en cuenta que su ubicación es privilegiada al tener acceso a vías rápidas tanto para Zacatecas como para Guadalupe.
Hasta hoy, los diputados de la LXIII Legislatura sólo han dado largas a la oferta del gobernador, pues estaban muy ocupados en aprobar, todos, la reasignación de los recursos de las herramientas legislativas a sus bolsillos, aunque ayer, vía Twitter, el diputado de Morena, Omar Carrera Pérez, viró el timón y dijo que no había “ninguna necesidad” de que el Poder Legislativo tuviera un edificio nuevo, y se le ocurrió, muy listo él, que ese espacio mejor se destine a albergar oficinas para las delegaciones federales, las mismas que, supuestamente prometió el presidente electo de la República, Andrés Manuel López Obrador, desaparecerían por onerosas. Vaya, vaya…
Regañados
Por cierto, quien regañó, vía redes sociales, a los diputados federales y locales de origen zacatecano, pero sobre a aquellos por los que en sus venas circula la sangre Morena, fue la senadora Soledad Luévano Cantú.
Ella, sin más ni más, les espetó que, en la Cámara Alta, sí están cumpliendo lo que prometieron en campaña y, por eso, se bajaron más de la mitad de su dieta y eliminaron privilegios para generar un ahorro de más de mil 500 millones de pesos al año. “En el Senado no tendremos bono navideño ni nada por el estilo”.
Para la senadora resultó “lamentable” la noticia de que, tanto en la Cámara de Diputados Federal, como en el Congreso Local, los privilegios de clase fifí se mantengan, al grado que los legisladores federales se han negado a bajarse el sueldo y se autorizaron un bono navideño mayor a los 300 mil pesos.
Y puso el dedo en la llaga a nivel local, al señalar que los diputados se duplicaron sus prestaciones y ahora recibirán casi 250 mil pesos mensuales.
Soledad Luévano les pide a sus amigos de Morena que rectifiquen, pues al rato, dice, la gente va a decir que “todos somos iguales”, y como hay cosas que no se pueden defender, ella no está, de ninguna manera, dispuesta a guardar un silencio cómplice, y aunque hayan cometido el error de aprobar tales despropósitos, les pide rectificar y renunciar al dinero “mal habido”.
Hasta hoy, y tras las feroces críticas recibidas, la única que reculó fue la diputada Verónica Díaz, quien palabras más, palabras menos dijo que, si ya se había ahogado el niño, pues había que tapar el hoyo, y que por eso ella no quiere ese dinero mal habido. Los demás, claro está, han guardado silencio sepulcral.
Milpillas sí va
La Asamblea General de Ejidatarios del Ejido El Potrero, del municipio de Jiménez del Teúl, en un histórico acuerdo, autorizó el Convenio de Ocupación, previo al proceso de expropiación de 125 hectáreas de uso común, que se utilizarán en la zona de embalse y caminos de acceso en la construcción de la Presa Milpillas, pronto Presa San Andrés.
En la asamblea, asesorada y conducida por personal de la Procuraduría Agraria, encabezada por el delegado Francisco Godoy Cortés; el titular de la Secretaría del Agua y Medio Ambiente (SAMA), Luis Maldonado; el subsecretario de Concertación y Atención Ciudadana del Gobierno del Estado, Alfonso del Real López, y la alcaldesa de Jiménez del Teul, Victoriana Espinoza Sánchez, se autorizó también un convenio de apoyos sociales gubernamentales para promover el desarrollo de los ejidatarios y población en general de este ejido.
Claro está que, al ver que el negocio de su vida se les escapaba como agua entre las manos, Efraín Arteaga, líder de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), intentó reventar la reunión, lanzó gritos y sombrerazos y, al final, con ayuda de la Policía Estatal, tuvo que abandonar el recinto. Ni modo.
Las quejas
Esta semana, los priistas darán a conocer los resultados del análisis que llevaron a cabo, luego de la derrota que a nivel nacional sufrieron el pasado 1 de julio.
Las quejas de los militantes tras la «peor derrota del partido en su historia», se centran en siete puntos medulares: corrupción del gobierno; malos resultados del gobierno federal; malas y malos candidatos; errores del convenio de coalición; decisiones tardías; maltrato a la militancia y opacidad en los recursos de la campaña, entre otros.
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