La Casa de los Perros: Saldada la elección en Guadalupe

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Desde el inicio de la nueva gobernanza, hace casi ya cuatro años, la salud pública en Zacatecas no ha estado en su mejor momento. Bien podríamos decir, pasa por el peor de ellos.

Y para muestra sólo oprimir el botón que dice Mezquital del Oro.

El 25 de junio se conoció el que sería el primer caso de dengue, una infección vírica que se transmite de mosquitos a personas.

Pero como malestares como la fiebre alta, el dolor de cabeza, el dolor de cuerpo, las náuseas y las erupciones en la piel no son algo que deba preocupar al secretario de salud, el sindicalista del IMSS, Uswaldo Pinedo Barrios, lo más cómodo fue esperar para atender ese caso. Total, qué tanto es tantito.

Porque, pensó el burócrata de primer nivel, en la mayor parte de los casos, la persona infectada se cura en una o dos semanas. Aunque, hay que saberlo, a veces la enfermedad se agrava y requiere hospitalización.

En los casos más graves, el dengue puede ser mortal.

Un funcionario normal hubiera sabido que, en un municipio como Mezquital del Oro, en donde hay un solo centro de salud que carece de médicos durante los fines de semana, que no tiene medicamentos, no hay equipamiento, no tiene oxígeno y la ambulancia no funciona, algo de atención debía poner. No fue así.

Ante la indolencia de las autoridades de salud de la nueva gobernanza, la situación poco a poco comenzó a salirse de las manos de una alcaldesa de Morena –aunque no lo crea—que, a pesar de los llamados de auxilio, nadie la escuchó.

Mónica Rodarte Dávila, la primera mujer en gobernar el municipio ubicado a unos 247 kilómetros de la capital, y doctora de profesión, vio como los días y las semanas pasaban y de la autoridad ni sus luces.

Así, la propagación del zancudo que provoca el dengue logró afectar a más del 50 por ciento de la población, ocasionando una epidemia local que mantuvo hospitalizado a más de una docena de personas entre niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, muchos de ellos de gravedad. Otros más, la mayoría, quedaron padeciendo en sus casas.

La alcaldesa pidió un plan de fumigación exhaustivo y permanente, así como un cerco sanitario que ayudara a dar una solución rápida y eficaz al problema de salud.

También urgió brigadas de salud para atender a las personas enfermas. Requería de un plan, dijo ella, “estratégico, robusto y agresivo para combatir la propagación de este insecto”.

Pero como en la nueva gobernanza no están en lo que deben estar, llegó el momento en el que ni el Centro de Salud ni los doctores particulares se dieron abasto para atender a la gente enferma. Y, como en Dinamarca, el desabasto de medicamentos fue una constante.

A esto, se le agregó que la economía del pueblo se vino a pique.

La Secretaría de Salud jamás realizó un censo, mientras los casos crecían en la cabecera, el fraccionamiento Alfareros y Los Guajes, y se expandían a las localidades Temazcal y Huerta Grande.

Pero como siempre sucede, los de la 4T tienen otros datos.

Uswaldo Pinedo Barrios, simpático como es, juró por los clavos de Cristo, que el brote de dengue está controlado “gracias a las acciones preventivas de nebulización aeroespacial e intradomiciliaria, y a la clasificación entomólogica de las especies endémicas y promoción a la salud como campañas de descacharrización, implementadas por los Servicios de Salud de Zacatecas, en el municipio de Mezquital del Oro”.

La cuestión es que los habitantes, y la alcaldesa, dicen lo contrario.

Para Uswaldo Pinedo sólo hay 11 casos confirmados del virus, ninguno grave y sin hospitalizaciones en todo el estado. De estos nueve son en Mezquital del Oro. La alcaldesa, la doctora del pueblo, y los habitantes dicen todo lo contrario. Declaran que al menos dos defunciones ya hubo por dengue.

Tres semanas después del primer caso, el flamante secretario visitó Mezquital del Oro, y ahí les dijo que, por fin, el brote había sido contenido.

Claro está que la nueva gobernanza no dejó pasar por alto que, a pesar de haber sido notificada “con varios días de anticipación”, la presidenta municipal Mónica Rodarte, que emitió un comunicado manifestando su inconformidad por el avance vertiginoso de los contagios, no estuvo presente en la reunión.

Por algo sería.

Eso sí, para que nadie se alarme, los casos “son exportados” de Jalisco. Faltaba más.

Fin de la historia

Ayer por la noche, la Sala Regional Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó la validez de la elección en el Ayuntamiento de Guadalupe.

Según los magistrados Elena Ponce Aguilar, Claudia Valle Aguilasocho y Ernesto Camacho Ochoa, el hoy alcalde electo José Saldívar Alcalde no rebasó el tope de gastos de campaña, como en su momento lo denunció el priista Roberto Luévano Ruiz.

Con esta decisión queda saldada la contienda en el municipio de Guadalupe, porque como lo escribió Luévano Ruiz, decidió no continuar con la cadena impugnativa, “concluyendo así mi participación en este proceso electoral”.

En una publicación en su página de Facebook, Roberto Luévano remarcó que el pueblo de Guadalupe “fue testigo de cómo se fraguó en la ilegalidad, el autoritarismo y el fraude electoral. Prácticas que este régimen juró erradicar y que hoy son la muestra más burda de cómo pretenden retener el poder”.

Aprovechó para agradecer a los 31 mil 118 guadalupenses que confiaron su proyecto y fin de la historia.

Ahora, a seguir disfrutando lo votado

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