La Casa de los Perros: Milpillas en la encrucijada
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Este día, el inquilino de La Casa de los Perros sostendrá una reunión con la directora general de la Conagua, Blanca Jiménez Cisneros, obviamente el tema principal será la construcción del Sistema Hidráulico Milpillas, y la Presa San Andrés.
Hoy se sabrá si esta obra, que tiene ya etiquetados en el Presupuesto de Egresos federal, unos 500 millones de pesos, continuará su marcha para garantizar no sólo el abastecimiento de agua, sino la sustentabilidad social, económica, política y ambiental de unos 800 mil zacatecanos que para el 2040 habitarán el mayor corredor urbano de Zacatecas.
Aquí se trata de mirar al futuro, no de alimentar rumores malsanos como el que la construcción provocará inundaciones, esto por el simple hecho de que la altura máxima de la cortina será de 87.5 metros, mientras que las más cercanas están arriba de ese nivel.
Blanca Jiménez, se supone, está al tanto de que la Presa San Andrés permitirá el uso del agua exclusivamente para uso público-urbano, que beneficiará a cerca de 515 mil zacatecanos del corredor Fresnillo-Guadalupe –el título de concesión lo dice claramente–, de ahí que al menos la funcionaria federal no andará espantada con el petate del muerto de que la empresa cervecera Corona será la ganona con esta obra.
En su visita a la entidad, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se pronunció a favor de que la construcción del Sistema Hidráulico se llevara a cabo de la manera más transparente y pulcra posible, lo que al final será responsabilidad de la propia Blanca Jiménez, pues al tener la obra un presupuesto federal, tendrá que ser la Conagua, y no el Gobierno de Zacatecas, el que lleve las cuentas claras y prepare el chocolate espeso.
Aquí debe quedar claro que la Conagua será quien licite y ejecute todo lo relativo a la Presa San Andrés, mientras que el Gobierno de Zacatecas se encargará de lo referente al acueducto.
Lo que sí espera el gobernador de esta reunión es que muchas dudas sobre esta obra queden despejadas, en especial la de realizar una consulta pública para supuestamente decidir si se construye o no, idea que para muchos no fue más que una salida discursiva del propio López Obrador quien, si bien ha escuchado al oído mil y un rumores, entiende que, si Milpillas no va, el problema del agua en Zacatecas estallará, y eso no será en muchos años.
Aguas revueltas
En la Sedesol se encuentra en marcha el proceso de entrega-recepción de la Dirección de Programas Sociales, luego de que el gobernador nombrara directamente a David González, líder de los jóvenes en el PRI, e hijo del diputado José Ma. González Nava, como su nuevo titular.
Este cambio resulta de la salida de la anterior directora, Rosario Loera López, quien tiene sobre la espalda varias observaciones en la Secretaría de la Función Pública, por presuntamente mal manejar recursos públicos. Se dice que habría sido Otilio Rivera, su anterior jefe, quien se lavó las manos y sin el menor escrúpulo, y para salvar su honorabilidad, culpó de todo lo hecho, y no lo hecho, a la exfuncionaria.
Quien también habría metido la mano en la administración de la Sedesol sería la diputada federal Claudia Anaya Mota, luego que recomendó a Alma Espino para que deje las filas del desempleo, fue despedida de la hoy Secretaría del Bienestar, y se incorpore a un área de nueva creación.
En una sin razón, la Sedesol tendrá ahora una nueva dirección de atención a las personas con discapacidad, con lo que dobletearía el trabajo que se supone lleva a cabo María de Lourdes Rodarte Díaz, en el Instituto para la Atención e Inclusión del ramo.
Y es que, si bien el actuar de Rodarte Díaz ha sido más que gris, eso no quiere decir que en tiempos de austeridad esté permitido que haya dos áreas en el gobierno encargadas exactamente de lo mismo. ¿O sí?
Y como las aguas andan muy revueltas en la Sedesol, la titular del área, Cecilia Tapia, descubrió que Pablo Octavio Meza y Jesús Rodríguez Flores, incondicionales del recién nombrado subsecretario de Concertación y Atención Ciudadana, Erik Muñoz Román, cobraban desde el 2016 sin trabajar, por eso los pusieron ya de patitas en la calle.
Este par de trabajadores, a pesar de que tenían años sin encontrar el camino a las oficinas de la Sedesol, recibieron una jugosa liquidación, algo así como 80 mil pesos, y ahora están a la espera de que su padrino los llame de nuevo a colaborar con el desarrollo de Zacatecas.
Jugoso negocio
Una tarea que la delegada de Programas Sociales, Verónica Díaz, no puede dejar para otro día, es lo referente a las estancias infantiles que funcionan en la entidad, en donde el desorden está a la orden.
Ello, después que los parientes de exgobernadors, así como varios regidores y otros funcionarios, encontraron en estos lugares de atención a menores su minita de oro, y por ello nadie se ha atrevido a ponerles un alto en los abusos que diariamente cometen en contra no sólo de los pequeños, sino de las madres y padres trabajadoras que deben dejar ahí a sus pequeños mientras acuden a sus labores diarias.
Actualmente, hay estancias infantiles que tienen claves de la Secretaría de Educación de Zacatecas, pero que no imparten la educación preescolar, como es la obligación y el espíritu esencial del programa; ello sin contar el hecho de que hay muchas estancias que trabajan sin condiciones adecuadas en bodegas o en casas de dos pisos.
No cabe duda de que el influyentismo, la corrupción y la búsqueda de ganancias a como dé lugar –cada estancia infantil recibe un subsidio mensual promedio de entre 35 y 57 mil pesos–, han dejado de lado el bienestar de los chiquitines.
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