La Casa de los Perros: Mexicapan recibirá nombramiento de Barrio Mágico

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El 3 de mayo de 1916, en San Antonio, Texas, nació en Henry B. González, hijo de Genoveva Barbosa y Leonides González, originarios de Mapimí, Durango.

Los vecinos de arriba decidieron que las aportaciones de este hombre de ascendencia mexicana fueron suficientes para que el Centro de Convenciones ubicado ahí merito, en el centro de San Antonio, a lo largo de las orillas del River Walk, llevara su nombre.

Él es una muestra, sólo una, de las trascendentes aportaciones que desde México llegan a Estados Unidos y al mundo mundial, para qué más que la verdad.

Este fin de semana, los gobiernos estatales de México hicieron un enorme esfuerzo para llevar a San Antonio, la música, el folclor, la gastronomía y la belleza de los paisajes de esos rincones que hoy conocemos como Pueblos Mágicos.

Y sí, le echaron ganas, pero tristemente fue palpable que, al gobierno de la Cuarta Transformación, muy poco le interesa que eventos como el Tianguis Internacional de los Pueblos Mágico tengan el alcance que se merece.

Esta vez, los stands lucieron la mayor parte del tiempo vacíos, faltó esa chispa que años atrás se respiraba desde la misma entrada.

De ahí que la labor de los titulares de las secretarías en cada uno de los estados fue primordial. Y sí, se tendrá que reconocer que Le Roy Barragán Ocampo, secretario de Turismo de Zacatecas, les ganó la partida a muchos.

Con una pequeña comitiva y el acompañamiento de los alcaldes de Guadalupe, Pepe Saldívar, y de Villanueva, Rogelio Chalito González, Zacatecas hizo presencia, pero fue más allá.

Porque si no te mueves, te estancas, y Le Roy Barragán lo entendió y, tras atender las citas de negocios con agencias de viajes y operadores turísticos programadas, amarró visita del secretario de Turismo, Miguel Torruco.

Resulta que calladito y de la mano de Le Roy Barragán, el alcalde de la capital de Zacatecas, Jorge Miranda Castro, trabajó en la rehabilitación del Barrio de Mexicapan, emblemático e imperdible para los visitantes.

Después, fue la gestión del secretario de Turismo la que logró que este lugar se incluyera en la selecta lista de los 12 nuevos Barrios Mágicos.

El nombramiento fue entregado en el Tianguis Internacional de Pueblo Mágicos en San Antonio, pero como el hecho amerita, Miguel Torruco estará el 4 de julio para formalizar con bombo y platillo que Zacatecas no sólo tiene siete Pueblos Mágicos, sino que ahora cuenta con el hecho de que Mexicapan ya es Barrio Mágico.

Entre los afortunados que recibieron este nombramiento están La Estación en Aguascalientes; Ojo de Agua en Coahuila; Tetelcingo en Morelos; Bellavista en Nayarit y el Centro Histórico de Victoria en Tamaulipas.

No desapareció, lo secuestraron

Una vez más, el drama de los desaparecidos sigue calando en lo más profundo. Porque se tiene que entender: mientras falte un hijo, un padre un hermano, un amigo, en Zacatecas no habrá paz. Por más decretos –invalidados después por el Congreso— que haya.

Ahora toca el caso de Juan Francisco Rodarte Martínez, joven estudiante de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) que no desapareció, lo secuestraron en el violento municipio de Calera de Víctor Rosales.

El rector Rubén Ibarra Reyes, siempre dispuesto a sentarse a la mesa de la nueva gobernanza, fue obligado por la comunidad docente, personal administrativo y estudiantes de la Unidad Académica de Agronomía, a exigir la aparición de este joven de 21 años.

Desde el pasado jueves 27, de Juan Francisco no se sabe nada, y aunque Rubén Ibarra insista en que el estudiante desapareció, si de verdad desea que su reclamo sea escuchado en algún lado debe comenzar por decir la verdad: el estudiante de la UAZ fue privado de su libertad.

Tibio, sumiso y obediente, el rector Rubén Ibarra dijo que lamentaba la situación y se solidarizaba con familiares y amigos. ¡Ah! Claro, también aseguró sumarse a la exigencia para Juan Francisco pronto esté de vuelta.

Porque los de la nueva gobernanza, enfrascados en sus eventos para presumir una paz que sólo existe en sus cabezas huecas, deben entender que Juan Francisco, uno de los estudiantes más destacados de la Unidad Académica de Agronomía “ha sido víctima de la inseguridad que atañe a nuestro estado”.

Hoy, el futuro y la contribución de este brillante alumno, de esta persona de extraordinarios valores es truncado “por este acto inhumano” que se llama secuestro.

La comunidad universitaria dice que no tolerará actos de violencia y que luchará por la justicia y la seguridad de todos y cada uno de sus miembros. Bien por la exigencia, pero cuántos jóvenes ya están en esa lista de terror y hasta hoy nadie hace nada. Sólo festejar que vivimos en paz.

Juan Francisco Rodarte Martínez, cuando fue secuestrado vestía un short amarillo con el logotipo de la UAZ y una playera gris. El joven es moreno claro, tiene sus ojos cafés obscuro y ovalados. Su nariz es grande pero afilada y para sus 1.80 metros de estatura, su complexión es delgada. Él tiene una cicatriz en la rodilla derecha.

Pero el terrible problema está en que mientras las autoridades posan en las fotografías con una sonrisa de oreja a oreja en eventos que sólo buscan, sin conseguirlo, distraer momentáneamente del agobio que padecen miles de familias, los jóvenes en Zacatecas siguen siendo secuestrados.

El mismo día, y en el mismo Calera de Víctor Rosales, la joven Adsiri Joselin de la Cruz Rodarte, de 24 años, de nariz chata y labios gruesos, fue secuestrada.

Cuando a Juan Francisco lo privaron de su libertad, en Enrique Estrada, municipio que en los últimos días suma más y más secuestros, Manuel de Jesús Ibarra Herrera, de 19 años, no desapareció, fue raptado.

Como también lo fueron los hermanos Juan Carlos y Orlando Adán Diosdado Rodríguez, ellos secuestrados en Guadalupe.

Y como el tiempo sigue su inexorable paso, el drama de la violencia en Zacatecas también.

No bastó la exigencia de la comunidad universitaria para evitar que más futuros sean truncados. Los hechos continúan uno a uno. Así los casos de Alan Espinoza Becerra, de 19 años, secuestrado en Guadalupe, el 29 de junio, y Geovanni Martínez Loera, de 31 años, un joven delgado, con ojos grandes, rasgados y color miel que también fue secuestrado ese mismo día, pero en Fresnillo.

Pero cuando lo importante, la prioridad, lo trascendental es “atender” un oficio por parte de la Presidencia de la Mesa Directiva de la Legislatura, sí esa misma que está integrada por un grupo de sujetos que se ostentan como diputados, para “resguardar el proceso legislativo”, ante su incapacidad por actuar justamente como diputados, qué podemos esperar los ciudadanos.

Ni modo, a rezar porque Dios nos agarre confesados.

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