La Casa de los Perros: los zacatecanos ya se sientes seguros y felices

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

A pesar de los esfuerzos, de los otros datos y de un “año de la paz” que está por concluir, Zacatecas hoy se ubica entre las tres entidades federativas con mayor percepción de inseguridad.

Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2024 del INEGI, Zacatecas ocupa el tercer lugar, con un 87.4 por ciento de su población sintiendo inseguridad.

Es decir, que cuando la nueva gobernanza dice que todo en Zacatecas va requetebién, parecen olvidar que sólo una persona realiza sus actividades cotidianas, como caminar de noche o acudir a cajeros automáticos, con una amplia sonrisa. Es decir, feliz, feliz, feliz.

Claro que nadie nos podemos dejar “sorprender por información parcial” porque, como estamos en tiempos de la 4T, cada uno tiene sus datos ¿o no?

Según Rodrigo Reyes Mugüerza, conocido como el representante del gobernador, la Envipe 2023 nos deja ver que Zacatecas pasó de 91.9 a 87.4 por ciento, es decir la gente “ya se comienza a sentir más tranquila y se recobra la tranquilidad”.

Como quien dice, que no panda el cúnico. Porque 4.5 puntos porcentuales son 4.5 puntos porcentuales ¿verdad?

En este rubro, a Zacatecas sólo lo superan Morelos con el 90.1 por ciento, y Guanajuato, con el 87.5 por ciento. Menos del uno por ciento de diferencia entre uno y otro.

Así, a pesar de los discursos y los comunicados de prensa a modo, Zacatecas está entre las 11 entidades que presentaron un alza en la incidencia delictiva, con lo que, obviamente, aumentó la preocupación por la seguridad.

Porque, según el INEGI, Zacatecas pasó de registrar 20 mil 680 delitos en 2022 a 27 mil siete en 2023, lo que representa un incremento del 30.6 por ciento en la criminalidad.

Chambitas

Cuando la atención estaba centrada en la ambición morenista por apoderarse del Concejo Municipal de Zacatecas –confiaban en que las maniobras en tribunales anularían la elección del 2 de junio en la capital –, al final, acongojados, los del guinda se conformaron con apoderarse de las presidencias de las comisiones legislativas “más importantes”.

Por unanimidad de votos, y tras arduas negociaciones, los morenistas terminaron por quedarse como las cabezas de las comisiones de: Justicia, con voto de calidad de Martín Álvarez Casio; Presupuesto y Cuenta Pública, con voto decisivo de Ruth Calderón Babum; Educación, con tres integrantes, todos del ala oficial, y Puntos Constitucionales, con voto de calidad de Santos Antonio González.

Los verde-ecologistas se llevaron la Comisión de Vigilancia, que en tiempos de las herencias malditas correspondería a la primera minoría, en este caso el PRI.

Pero hoy, las tretas que la pasada legislatura hizo en la Ley Orgánica, permitió que esa anhelada comisión quedará en manos de Lyndiana Bugarín Cortés, es decir, en La Secta. Y como tiene voto de calidad, ella será quien tenga la última palabra.

Ni la panista Karla Estrada, ni el priista Carlos Peña, y quizás ni la emecista Ana María Romo, podrán hacer nada.

Eso sí, las cuentas les fallaron porque en la comisión de Hacienda y Fortalecimiento Municipal. Al ser siete integrantes, y si Marco Vinicio Flores no se decanta por el oficialismo, la última palabra en las decisiones quedaría en manos de la oposición. El verde-ecologista José Luis González será, como quien dice, un presidente de membrete.

Ahí mandarán la priista Isadora Santiváñez; la panista Maritere López García; el perredista Eleuterio Ramos Leal, y el emecista Marco Vinicio Flores.

Hay otras comisiones, como la de Estudios Legislativos, cuya presidencia presumió Ana María Romo, pero en donde realmente el oficialismo mandará, al tener la mayoría de los votos.

Mismo caso que la de Gobernación, en donde Isadora Santiváñez nada podrá hacer ante el embate de la verde-ecologista Susana Barragán Espinosa y de Santos Antonio González.

Las comisiones son los órganos encargados de estudiar, y en su caso modificar las iniciativas presentadas y, finalmente, exponer ante el Pleno los dictámenes que serán votados por los diputados.

Pero, seamos sinceros y realistas, eso de que las comisiones proponen y el pleno dispone es una ilusión, ya que la Junta de Coordinación Política será quien verdaderamente tenga la última palabra en todo. Y todo es todo.

Y en esta LXV Legislatura, quien tiene el sartén por el mango hasta septiembre del 2025, es el morenista Jesús Padilla Estrada.

Por esta razón es que resulta cómico observar cómo los diputados pelean por presidir las comisiones cuando es una de las obligaciones que los legisladores menos atienden.

Las sesiones de trabajo, la mayoría de las ocasiones, se suspenden por falta de quórum. Si faltan con la mano en la cintura, y sin ninguna sanción de por medio, a las sesiones del pleno, qué se puede esperar de una reunión de trabajo que casi siempre se lleva a cabo en lo obscurito.

Además, lo que verdaderamente les interesa a los diputados, hay que ser honestos, es el dinero, y estas presidencias no traen consigo ninguna prestación extra.

Lo que sí vale la pena es acceder a la envidiable posición que hoy tiene Jesús Padilla, quien además de ser el verdadero mandamás en la LXV Legislatura, se lleva 30 mil pesos –centavos más, centavos menos– al mes, por su contribución a la democracia. ¡Ay, ay, ay!

Lo mismo sucede con Marco Vinicio Flores Guerrero quien, al presidir el Órgano de Administración y Finanzas, no sólo firmará los cheques, sino que también se llevará a su humilde casa, sus 30 mil pesitos mensuales.

Y qué decir de Susana Barragán, la consentida de la nueva gobernanza, aunque no de la Secta, quien presidirá la Mesa Directiva durante el primer periodo ordinario de sesiones, que comprende los meses de septiembre a diciembre de 2024.

Ella también recibe 30 mil pesos mensuales por su arduo trabajo.

Por eso dicen que hay de chambas, a chambitas.

Así las cosas, vámonos de fin de semana a disfrutar de lo lindo de lo votado, que aún habrá más.

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