La Casa de los Perros: ¿Listo para el reto?
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
No robar, no mentir y no traicionar son las premisas bajo las cuales el próximo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dice regir su caminar, y son las mismas que exige sigan al pie de la letra a todos los que, bajo las siglas de Morena, y gracias a su figura, hoy ocupan un cargo de elección popular.
Pero obviamente no todos las tienen tatuadas en el cuerpo y, al contrario, las pisotean día con día.
Es el caso de Julio César Chávez, quien ya como alcalde de Guadalupe anda por la vida ocupando el valioso tiempo para gobernar en lamentaciones y quejas, pero, sobre todo, con doble moral, a acusar a otros de sus errores del pasado.
Y con una desfachatez que sólo a él se le conoce, asegura que todo lo dicho y hecho hasta ahorita le ha sido ordenado por el senador Ricardo Monreal Ávila, ya que, según el recién estrenado alcalde, el ex gobernador, al igual que el próximo coordinador general de Ganadería, en el gabinete de López Obrador, David Monreal, le han dictado esa línea.
El ex alcalde Enrique Flores Mendoza, quien tuvo que enfrentar durante su administración, la deuda adquirida por el anterior alcalde Roberto Luévano y su secretario del Ayuntamiento, sí, Julio César Chávez, ya le explicó en persona, y con peras y manzanas, que esas mentiras que anda diciendo de una deuda millonaria que supuestamente recibe no es tal. La respuesta fue simplona: “Me dictaron línea”.
Pero como todo en esta vida se regresa, y doble, quien exigió al inquilino de La Casa de los Perros, ser el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, al inicio del quinquenio, y que tuvo que «conformarse» con una regiduría para su esposa Susana Solís y con la Subsecretaría de Concertación Política, la que después pidió se la cambiaran por otra en donde no tuviera que trabajar tanto, porque eso de “pasar el 24 de diciembre arreglando problemas en Salaverna, no es lo mío, yo quiero algo como lo que le dieron al aviador de Alfredo Barajas, que sólo cobra pero ni trabaja”, hoy tendrá que pagar los platos que rompió cuando fue secretario del Ayuntamiento.
Por lo pronto, deberá afrontar que irresponsablemente él fue partícipe de la contratación de 180 millones de pesos, supuestamente para liquidación de pasivos, a pagar en 12 años. Ingenuo, nunca se imaginó que, a él y a otras dos administraciones más, por si quiere reelegirse, les tocará costear peso por peso, más intereses.
Por cierto, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dicha deuda ha disminuido a 172 millones de pesos, pues Enrique Flores ya pagó, durante dos años, los intereses leoninos bajo los cuales fue contratado dicho empréstito de manera insensata.
Ahora, ya sentado en la silla de la alcaldía, también tendrá que seguir solventando los laudos pendientes de decenas de trabajadores que él despidió sin ningún procedimiento, y que obviamente en tribunales ganaron. Más o menos un millón y medio de pesos se anda llevado cada burócrata corrido.
Si Julio César Chávez pensaba que gobernar es sólo sonreír y andar de fiesta en fiesta está muy equivocado, ahora tendrá que responder con trabajo, y no con grilla, a la confianza que en Morena y López Obrador depositaron los guadalupenses, porque eso de que los ciudadanos se volcaron a votar por él sólo habla de su pequeñez.
Cuando la experiencia manda
Sin lugar a duda, la experiencia en el gobernar es hoy en día muy apreciada. Las improvisaciones y el nulo sentido del servicio se castigan, tarde que temprano, en las urnas, mientras que la habilidad y pericia que un gobernante adquiere en el ejercicio del poder, sobre todo cuando se ha vivido, sentido o sufrido, una o más veces, se agradece.
Ahí está el caso del perredista Miguel Torres Rosales, quien por tercera ocasión llega a la Presidencia Municipal de Villanueva, aunque ahora con un panorama muy diferente al de las otras ocasiones. Hoy recibe una alcaldía no sólo endeudada, sino, literal, en ruinas.
Pero, a diferencia de otros improvisados, Torres Rosales anda echado para adelante, y en lugar de andar por los rincones culpando a unos y otros de las desgracias, hizo ya un llamado a los integrantes del Cabildo para unir esfuerzos y sacar adelante a Villanueva.
Así, uno de los primeros objetivos será recuperar lo ganado algún día a través del Programa 3×1, y solicitar el apoyo de los paisanos villanovenses que viven en Estados Unidos, para que el municipio vuelva a colocarse en el primer lugar en la generación de acciones a favor de los habitantes.
Igualmente, los apoyos que recibían las personas de la tercera edad y con discapacidad regresarán como una prioridad del DIF Municipal, así como las acciones estratégicas a favor de la educación. Por lo pronto, Miguel Torres va por la ampliación del Tecnológico de Jerez, para que oferte cinco licenciaturas y que los jóvenes tengan la posibilidad de contar con una amplia oferta que les permita estudiar en su municipio.
Y además, ya viene la Feria Regional de Villanueva, y Miguel Torres se comprometió que esta oportunidad de generación de empleos y derrama económica para el municipio no se desaprovechará y, mientras si o no, ya presentó a las candidatas a reina, para empezar a darle calor a la fiesta.
Sí se nota la diferencia ¿o no?
Avanzan acuerdos
En Sombrerete, personal de la Secretaría del Agua y Medio Ambiente (SAMA), que encabeza Luis Maldonado Moreno, se reunió con los representantes de Ejido «El Potrero», del municipio de Jiménez del Téul, y de la Procuraduría Agraria, con Francisco Godoy Cortés, a la cabeza.
En terreno neutral, con el recién estrenado presidente municipal de Sombrerete, Manuel Alan Murillo, como anfitrión, se llegó el acuerdo de lanzar hoy la convocatoria para que el próximo 27 de septiembre se lleve a cabo la asamblea ejidal allá en El Potrero para concretar avances en un ambiente consensado.
Así, poco a poco avanza el procedimiento para lograr los pactos necesarios para que el desarrollo del Sistema Milpillas y la presa San Andrés caminen sin contratiempos.
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