La Casa de los Perros: La transición
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
A dos meses de que Alejandro Tello Cristerna tome protesta como gobernador de Zacatecas, la especulación que se ha generado sobre quiénes integrarán su gabinete no sólo no ofrece caras nuevas, como lo prometió en campaña, sino que además ha traído consigo una incertidumbre que la ciudadanía no merece. Transparencia y claridad es lo que los nuevos tiempos exigen.
La idea de mantener a la ciudadanía en vilo tiene un objetivo vetusto, añoso y arcaico: No desgastar antes de tiempo a quienes gobernarán durante los próximos cinco años la entidad, cuando lo correcto sería que un equipo de transición comience a trabajar ya, de cara a la sociedad, sin medias tintas ni misterios.
Hoy, si Tello Cristerna no sabe quién será su propuesta al Congreso del próximo procurador de Justicia, y teme darlo a conocer, no es una buena señal. Menos aún el hecho de que no tenga definido quién será el encargado de implementar un plan integral de seguridad pública. Los altos índices de violencia en Zacatecas requieren de atención seria e inmediata.
Zacatecas, durante este sexenio que está a punto de concluir, adoleció de una gestión efectiva que trajera consigo un presupuesto que en lugar de sufrir disminuciones fuera incrementado. Y si la idea del futuro gobernante es dejar en manos de los diputados federales esa misión, no se vislumbra un panorama halagador, sobre todo cuando Araceli Guerrero, Claudia Anaya, Benjamín Medrano y Francisco Escobedo sólo consiguieron una mengua millonaria de recursos.
Un equipo de transición, que de inmediato inicie con las negociaciones, sí sería lo ideal.
El priista Enrique Peña Nieto, como presidente electo, mucho antes de tomar posesión creó dos coordinaciones generales en el proceso de relevo: una para la transición gubernamental, que estuvo a cargo de Luis Videgaray, y otra para el diálogo político y de seguridad, que quedó bajo la responsabilidad de Miguel Ángel Osorio Chong.
En su momento, fueron unos 45 los hombres y las mujeres que se integraron al proyecto de planeación del gobierno. No todos quedaron al final en las primeras filas, pero sí contribuyeron a darle certidumbre al trabajo que estaba por venir.
Alejandro Tello ha dicho en una docena de entrevistas que no presentará a su gabinete hasta después de tomar posesión, y ha reiterado que los que se han visto siempre en el gobierno «ya no se verán más», pero el hecho de que personajes como Mario Caballero, a quien se señaló como quien plagió los artículos que firmó el gobernador electo, aparezca como una de las «caras nuevas», no da buena espina.
Deslindarse de personajes que encarnan en sí mismos la corrupción se hace preciso y urgente.
Al contrario, hay hombres como Pablo Torres Corpus, a quien se le maneja como el adecuado para estar al frente del Instituto Zacatecano de Cultura, o Joshua Mendoza, para encabezar las misiones económicas; además de mujeres como Fabiola Torres Torres, quien es voceada como quien pondría en orden la Coordinación Jurídica, son verdaderas caras nuevas que dan esperanza y que de ninguna manera gestan desconfianza, recelo o sospechas.
De Alejandro Tello, quien estará al frente del gobierno sólo cinco años –si cumple con el «contrato» con los zacatecanos y no se tiene que ir antes–, los que votaron por él, y sobre todo los que no, esperan más que elucubraciones y vueltas a la cabeza, requieren y apremian decisiones.
Secuestro
El pasado sábado, el padre de María de Jesús Pérez, esposa del ex gobernador y titular de la Delegación Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, Ricardo Monreal Ávila, fue secuestrado en El Pardillo, allá en Fresnillo.
Un par de sujetos a punta de pistola se lo habrían llevado con rumbo desconocido, tomando camino a Villa de Cos.
Para la procuradora Leticia Soto, se trata de la privación de la libertad de un octogenario de Fresnillo; para la opinión pública manifestada en cientos de notas en los medios locales y nacionales, es el suegro de Ricardo Monreal. Para los zacatecanos es un caso más, un secuestro a la lista, una prueba de que la lucha contra la inseguridad en este sexenio se ha quedado en el papel y en las buenas intenciones.
Delitos electorales
La Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) de la Procuraduría General de la República (PGR) investiga 414 asuntos relacionados con la comisión de delitos electorales.
En Zacatecas, hay 15 carpetas abiertas tras las elecciones del pasado junio.
Pero no debemos olvidar que una decena de zacatecanos que perdieron su empleo por denunciar ante la FEPADE, la comisión de delitos electorales en el proceso del 2012, se quedaron a la espera de justicia. Hoy todos los denunciados en su tiempo gozan de cabal salud. Algunos hasta fuero han conseguido.
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