La Casa de los Perros: la renuncia que expone grietas en sistema judicial de Zacatecas

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El servicio público es una vocación que exige entrega, visión y compromiso, valores que Arturo Nahle García ha demostrado durante 37 años de trayectoria ininterrumpida en diferentes esferas del gobierno.

Desde la coordinación del Plan Estatal de Desarrollo hasta la implementación del nuevo Sistema de Justicia Penal en Zacatecas, Nahle García ha dejado una huella que abarca áreas clave del desarrollo estatal.

Sin embargo, su reciente renuncia al cargo de magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Zacatecas abre un debate crítico sobre el estado actual y futuro del Poder Judicial en la entidad.

No se puede ignorar que el Tribunal Superior de Justicia enfrenta una situación delicada. La falta de cobertura de cuatro plazas de magistrados para la próxima semana compromete seriamente la operatividad de las salas con una carga administrativa y jurídica que se vuelve insostenible.

A esto se suma una reforma judicial que, según Arturo Nahle, pone en riesgo los avances logrados y la autonomía de la judicatura. La elección popular o por tómbola de ministros y jueces, propuesta central de esta reforma, no sólo parece un mecanismo improvisado, sino una amenaza directa a la profesionalización de la justicia.

La renuncia de Arturo Nahle, junto con las de Martha Berumen, Isabel Carrillo, Edgar López y Jorge Ovalle, evidencia una crisis estructural que no puede ser resuelta únicamente con interinatos, aunque la ley lo permita.

El inquilino de La casa de los Perros tiene ahora la responsabilidad urgente de designar magistrados provisionales que no sólo llenen los vacíos, sino que también garanticen la continuidad operativa y la calidad en la impartición de justicia.

Sin embargo, recurrir a figuras provisionales podría convertirse en un arma de doble filo si no se prioriza el mérito y la experiencia por encima de intereses políticos o personalísimos de la nueva gobernanza.

El historial de Arturo Nahle es un testimonio del impacto positivo que un liderazgo comprometido puede tener en el sistema judicial.

Su impulso para regionalizar juzgados, crear espacios de convivencia familiar y fomentar la transparencia en la publicación de sentencias posicionó al Poder Judicial de Zacatecas como uno de los mejores del país.

Sin embargo, la falta de recursos para implementar justicia digital y la nula asignación presupuestaria para el nuevo Sistema de Justicia Civil y Familiar demuestran un estancamiento preocupante en la visión a futuro.

La decisión del hermano de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, de no participar en las elecciones judiciales locales refleja una postura firme frente a un proceso que considera inviable en su diseño actual.

Más que una crítica pasiva, su salida del cargo subraya la necesidad de replantear las prioridades del sistema judicial zacatecano, comenzando por fortalecer su independencia y dotarlo de herramientas tecnológicas para enfrentar los retos.

En este contexto, el Poder Judicial no puede permitirse retroceder. Es imperativo que las decisiones políticas, como la planificación presupuestaria, estén guiadas por una visión integral y comprometida con el desarrollo de una justicia eficiente, transparente e independiente.

Cualquier otra postura no sólo sería un retroceso, sino una traición al legado construido por Arturo Nahle y otros servidores públicos que, como él, han dedicado su vida a la defensa de los principios fundamentales de la Constitución.

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