La Casa de los Perros: la opacidad y negligencia del rector de la UAZ

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El inicio del semestre en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) estará marcado por el paro de labores convocado por el Sindicato de Personal Académico (SPAUAZ) para el lunes 27 de enero. Esta decisión, lejos de ser un acto precipitado, refleja el hartazgo y la frustración acumulados tras meses de indiferencia y opacidad por parte de la administración encabezada por el rector Rubén Ibarra Reyes.

El conflicto no es nuevo, pero ha alcanzado un punto álgido debido a la incapacidad del rector para responder de manera seria y responsable a las demandas del pliego petitorio.

Para Ibarra Reyes, la prioridad es interpretar a la perfección su papel de quedabién con la nueva gobernanza y nada más. Todo lo demás es para otro día, con más calmita.

En un contexto en el que la transparencia debería ser el eje rector de cualquier negociación, la negativa de la Rectoría a instalar mesas de diálogo públicas resulta inaceptable.

Argumentar que estas propician conatos de violencia —ocasionados, según señalamientos, por el propio equipo del rector— evidencia una estrategia que busca eludir la crítica y blindar las decisiones unilaterales.

Las audiencias en el Centro de Conciliación y Registro Laboral han sido un triste ejemplo de esta actitud. La entrega de un documento lleno de respuestas evasivas y la presencia exclusiva de apoderados legales en lugar de representantes de la Rectoría subrayan la falta de voluntad para resolver el conflicto.

Esta postura no sólo es una afrenta a los trabajadores académicos, sino también un desdén hacia los estudiantes, principales afectados por la paralización de actividades.

A esto se suma la sospechosa gestión financiera de la universidad. El sindicato denuncia un desfalco en el pago de obligaciones como el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), el Fovissste y el Retiro, Cesantía y Vejez (RCV), que acumula una deuda cercana a los cien millones de pesos.

Mientras tanto, el presupuesto para salarios y prestaciones de los funcionarios universitarios excede por mucho lo estipulado federalmente, alcanzando los 234 millones de pesos frente a los 94 millones asignados. Estos excesos son inadmisibles en una institución que enfrenta un rezago financiero crítico.

Otro punto preocupante es la intromisión de la Rectoría en la vida sindical del SPAUAZ, al pretender incluir a funcionarios en el padrón de sindicalizados.

Esto no sólo viola la autonomía sindical, sino que también representa un intento por debilitar al sindicato desde dentro. La llegada de Jenny González Arenas a la secretaría general del SPAUAZ es algo que Rubén Ibarra simple y sencillamente no puede digerir.

A esto se suma la filtración de un audio que revela una estrategia para obstaculizar las demandas del Sindicato, priorizando reuniones cerradas y desbalanceadas en representación.

El rector Rubén Ibarra ha minimizado las demandas del pliego petitorio, tachándolas de un movimiento “político”, y ha desestimado los incumplimientos al Contrato Colectivo de Trabajo. Esta postura no sólo ignora la gravedad de las violaciones contractuales, sino que también denota una desconexión alarmante con las necesidades de la comunidad universitaria.

Además, la UAZ enfrenta una pésima reputación a nivel federal por su incumplimiento con la Reforma Universitaria. Esto refuerza la urgencia de una administración que actúe con ética y responsabilidad, ajustándose a los montos establecidos para salarios y prestaciones y respetando las demandas legítimas del sindicato.

La comunidad universitaria merece liderazgos que prioricen la transparencia, la negociación abierta y el compromiso con el bienestar de estudiantes y trabajadores.

Las decisiones de Rubén Ibarra no sólo han agravado el conflicto, sino que también han debilitado la credibilidad de la institución que representa.

Porque en lugar de apostar por la confrontación y la opacidad, la Rectoría debería optar por el diálogo público y la solución efectiva de los problemas que aquejan a la UAZ.

Es momento de que la administración central tome responsabilidad por sus acciones y trabaje verdaderamente en beneficio de toda la comunidad universitaria.

Honrados hasta los huesos

El coordinador de asesores del Gobierno Municipal de Fresnillo, Víctor Jiménez Bravo Piña, dice que sí, que la administración priista le compra a su familia, a través de la empresa Grupo PINA COS de RL de CV, artículos diversos –léase camisetas, sudaderas, invitaciones y etiquetas para las botellas de agua—pero que eso no es conflicto de interés. Para nada.

Que señalar eso son sólo ganas de molestar a los honrados funcionarios municipales, porque como él no autoriza las compras, es inocente como Pepe El Toro.

Y que a las pruebas…

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