La Casa de los Perros: La impunidad y los ex alcaldes
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Como cada fin de trienio, los alcaldes terminan sus gestiones dejando tras de sí un caudal de irregularidades en el manejo de los recursos públicos, una razón por la cual los 58 ayuntamientos se mantienen en quiebra sin que haya poder humano que los libre de esas penurias.
Pero otra razón por la cual la situación de los municipios no prospera es porque los culpables de los desvíos de recursos nunca reciben el castigo que merecen, es decir ni los inhabilitan, ni les obligan a devolver el dinero que mal usaron, bueno, ni siquiera alcanzan esas recurridas amonestaciones públicas que tanto le gusta aplicar a los contralores en turno.
Los diputados, en la sesión ordinaria, recibieron los dictámenes de la Auditoría Superior del Estado (ASE), en donde se deja ver el desaseo en el que los ex alcaldes de Atolinga, Cuauhtémoc, Luis Moya, Loreto, Melchor Ocampo, Noria de Ángeles, Ojocaliente, Pinos y Susticacán entregaron sus administraciones.
Por lo pronto, en lo que se refiere a Loreto, y su presidente Eduardo Flores Silva, no aclaró más de 31 millones de pesos, y es que él, junto con sus colaboradores e integrantes del Cabildo se despacharon con la cuchara grande en lo que a sus percepciones se refiere. Tanto el alcalde, como la síndico y los regidores tienen algo así como un millón de pesos que nadie sabe dónde quedó. Sin dejar de lado que al menos hubo un gasto de 2.5 millones de pesos en combustible.
En la misma situación andaría elmunicipio más priista del estado, Pinos, en donde la ASE propone que se devuelvan más de 11 millones de pesos. En Melchor Ocampo, el monto a resarcir asciende casi a los siete millones de pesos. Aquí una de las irregularidades se refiere a la construcción de una plaza en la Cabecera Municipal, de la que el presidente municipal, Damián Gaytan Quirozno, no entregó evidencia alguna.
Ojocaliente y sus autoridades, encabezadas por Iván Husain Vitar Soto, no cantan mal las rancheras con más de cinco millones de pesos observados por los auditores. Aquí llama la atención que la ASE le observa la percepción de más de 60 mil pesos al mes como sueldo, mientras que decenas de trabajadores no cobraban quincenas completas; también el municipio de Noria de Ángeles, con más de tres millones de pesos que el alcalde Héctor Esparza Frausto no logró comprobar es señalado por sus desvíos.
Ya con un monto menor está Luis Moya, con su alcalde Adán Martínez Lamas y los aviadores que le detectaron, y en Cuauhtémoc, que era gobernado por Adolfo Alberto Zamarripa Sandoval, quien se excedió, por ejemplo, en el pago de primas vacacionales y dominicales; a ambos les salieron a la luz malos manejos por más de dos millones de pesos.
En Susticacán, con 859 mil pesos, y Atolinga, cuyo alcalde, Germain Abel Castañeda Delgado, tiene observados 338 mil pesos.
Lo seguro en esta situación es que a todos estos ex servidores públicos que cometieron actos de corrupción no les va a pasar nada. La impunidad, como siempre, prevalecerá. Al ver el comportamiento de los alcaldes, no es de extrañarse que después sean los gobernadores, los que se encargan de depurar las prácticas para terminar a salto de mata.
Contraloría en las colonias
El activo contralor municipal de Guadalupe, Carlos Salmón, anunció que arrancará los programas Contraloría en tu colonia y Mis pequeños contralores, cuyos comités se conformarán en las colonias y escuelas para desde ahí supervisar, vigilar y evaluar no sólo las obras que emprenda el alcalde Enrique Flores Mendoza, sino también acciones, trámites y servicios que proporciona el ayuntamiento.
La idea es que los ciudadanos, y sobre todo los infantes, se involucren activamente en el combate a la corrupción y la promoción de la cultura de la legalidad.
Estas acciones emprendidas por Carlos Salmón han recibido no sólo el visto bueno, sino el apoyo total del alcalde, en quien la contraloría municipal, a diferencia de otros lugares, ha encontrado a su mejor aliado. Sin duda Guadalupe puede ser un ejemplo de Gobierno Abierto.
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