La Casa de los Perros: La fuerza de los «chilango zacatecanos»
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Fueron dos años los que tuvieron que pasar para que quienes hoy viven en la Ciudad de México y que, por motivos de trabajo, estudio o familiares tuvieron que emigrar a la capital del país, se pudieran reunir a festejar El Día del Zacatecano.
La pandemia fue la causante de que el exgobernador Alejandro Tello Cristerna ya no pudiera regalar a los asistentes a la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, uno de esos bailes apretaditos que protagonizaba con su esposa.
Tello Cristerna cumplió al pie de la letra el mandato aquel de quédate en casa y abandonó sus funciones. Pretextos buscó durante tres años y el coronavirus le calló como anillo al dedo. La idea siempre fue que no le quedara duda a nadie que su gobierno diferente era puro pagador de nóminas y párele de contar.
Y aunque la llegada de la quinta ola ya causa preocupación en México, el inquilino de La Casa de los Perros decidió que este año, su primer año como gobernador, los chilango zacatecanos sí tendrían festejo.
Para que las cosas salieran a pedir de boca, David Monreal dejó en manos de un selecto grupo de toda su confianza la organización del evento. Así, funcionarias como la directora del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC), María de Jesús Muñoz Reyes; la subsecretaria de Desarrollo Artesanal, Ximena Reyes, y el director de Vinculación Estratégica del IZC, Carlos Salinas Flores, fueron coordinados por Humbelina López Loera, secretaria de la Función Pública y Silvia Saavedra, la subsecretaria de Egresos. Y sí, todo salió como relojito suizo.
Eso sí, todos reconocieron, y se lo hicieron saber en corto al gobernador, que la mano de la comisionada del INAI, Julieta del Río Venegas, se sintió. Y con fuerza. La eficiencia y la eficacia se asomaron a la nueva gobernanza.
Por ello, el gobernador lució, dijeron las voces presentes en el acto, contento, relajado. Hasta parecía que el David Monreal de antes, ese que muchos, pero muchos, extrañan, hubiera regresado.
Y mientras en Toluca la bella, los funcionarios de la 4T, Claudia Sheinmbaum, Marcelo Ebrard y César Augusto López, acarreaban gente para mostrar músculo en el evento de Morena de arranque de campaña rumbo al 2024, el senador Ricardo Monreal Ávila dedicó su mañana dominguera a compartir, siempre al lado de su hermano, brujitas, tacos envenados y tostadas de cueritos en la Casa de Cultura Zacatecas ubicada en su alcaldía, la Cuauhtémoc.
Por supuesto que, en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores, el exgobernador no dejó pasar la oportunidad para mostrar soporte incondicional a su hermano. “Aquí estamos pendientes de tu trabajo, gobernador, siempre con nuestro respaldo y apoyo; sé que vas a recuperar Zacatecas del desastre en que te lo dejaron; sé que vas a cumplirle a los zacatecanos; estamos atentos a lo que pasa en nuestra tierra”.
Después de eso, todo aquel que se acercó a saludar a los hermanos Monreal escucharon una y otra vez el mismo llamado: ¡Únanse! Por David. Si a él le va bien, Zacatecas será el único beneficiado.
Llamó la atención también la presencia de algunos priistas como Jaime Talancón Escobedo, y del experredista y hoy morenista Rafael Flores Mendoza que atendieron la invitación para unirse al festejo del 72 aniversario del Día del Zacatecano en la Ciudad de México. Ellos fueron una muestra de que, en este evento, las listas de indeseables no fueron la prioridad a la hora de convidar a los asistentes. Todos tuvieron cabida porque todos son zacatecanos.
Y como “para todo mal, mezcal; para todo bien, también… y si no hay remedio: litro y medio”, Ricardo Monreal departió alegre en su refugio, Zacatecas, al lado de su hermano David, mientras las corcholatas de Andrés Manuel López Obrador, ese presidente al que en Zacatecas sólo cuatro de cada 10 aprueban, se pisoteaban, se metían el codo, se desgarraban para poder ser las figuras centrales de un futuro video de Epigmenio Ibarra.
El festejo del Día del Zacatecano en la Ciudad de México tuvo esta vez otro sabor. Muchos extrañaron el paseo en el Bosque de Chapultepec, y las borracheras y pleitos en los que siempre terminaba la fiesta, pero los zacatecanos que allá viven, que en esos lares trabajan, que desde la Ciudad de los Palacios sacan la casta por su estado salieron contentos por haber tenido la oportunidad de sentir, por un ratito, aunque fuera, el sabor, el color y la alegría de la hoy tan castigada Zacatecas.
Presente
En la tierra del chorizo power el que sí llegó para dar su apoyo a la corcholata Claudia Sheinbaum fue el exalcalde de Zacatecas, al que muchos en la capital extrañan: Ulises Mejía Haro.
Feliz, feliz, feliz ocupó lugar de privilegio al lado de la jefa de Gobierno, quien desde hace rato lo tiene sembrado en su equipo de trabajo rumbo al 2024.
Obviamente, la fotografía que compartió Ulises Mejía Haro sonriendo con una de las consentidas de Palacio Nacional causó fuertes retortijones a quienes dieron su vida por enterrar a quien no sólo se distinguió por ser un alcalde de grandes talantes, sino un joven al que le vieron un futuro que soñaron con destruir. Y pues no, no se pudo y ahí viene la revancha.
Vino premiado
En Cosenza, Italia, se llevó a cabo la última edición del Concurso Mundial de Bruselas, una de las más reconocidas justas del vino. Y Zacatecas hizo no sólo acto de presencia, sino que se trajo de vuelta una medalla.
Fue un vino Viognier 2020, de López Rosso Cavas, el que “en nariz expresa notas frutales de manzana verde, toronja, pera y piña con un fondo floral de gardenias y algunos toques lácteos y de bollería. Con vigorosa acidez y cuerpo cremoso”, el que obtuvo el preciado galardón, junto con otros más de Coahuila, Baja California, Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí.
Este año, participaron en este certamen más de siete mil 300 muestras de vino que un panel internacional conformado por 310 expertos – profesionales, líderes de opinión y actores de la industria vinícola– de 45 nacionalidades, cataron a ciegas.
Ineficaz
El pago de facturas electoreras ha dejado un cúmulo de malos momentos en Zacatecas. El nuevo episodio lo protagonizó Jeú Márquez Cerezo, que dice ser el coordinador de Protección Civil. Gracias a su ineficacia, Río Grande no recibió la declaratoria de emergencia que emite la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Hace un mes que una tormenta inusual azotó a los norteños que esperaban que en la nueva gobernanza se pusieran las pilas y lograran recursos extras para salir del hoyo que la granizada les dejó.
Pero no, no habrá de limón. Y los vecinos del semidesierto voltean a ver a sus paisanos de Río Grande y les recetan el clásico: se los dijimos. Ellos, y nadie más que ellos, también padecieron el descuido, la indolencia y la desidia de Jeú Márquez, cuando impotentes vieron arder sus tierras.
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