La Casa de los Perros: La cínica
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
En la Plaza de Armas de Zacatecas, no sólo se rompió el Récord Guinness de la degustación de mezcal más grande del mundo. También se rompieron los malos entendidos entre algunos grupos de la militancia del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Y es que mucho llamó la atención que durante el evento, promovido por el secretario del Campo, el priista y aspirante a la candidatura a la gubernatura de Zacatecas, Adolfo Fito Bonilla Gómez, su parienta Laura Herrera se placeara con el líder del tricolor, Gustavo Uribe Góngora. También estuvo ahí la exdiputada Isadora Santiváñez.
Ambas políticas apoyaron en la pasada elección interna del PRI, a la hoy expriista Ivonne Ortega Pacheco. Ambas se la jugaron en contra la línea dictada desde La Casa de los Perros. Ambas son activos del Revolucionario Institucional que no se pueden ni soslayar ni catalogar de «traidoras». Son priistas haciendo uso de su libertad.
Y quien entendió esto muy bien fue el propio Gustavo Uribe. Para él -lo ha dicho quedo, lo ha dicho recio-, todos los priistas, con su participación entusiasta en la elección interna, contribuyeron a que Zacatecas entregara excelentes cuentas al Comité Ejecutivo Nacional, hoy encabezado por Alejandro Alito Moreno.
Así, durante la degustación mezcalera se limaron las asperezas pendientes.
El camino hacia el 2021 será harto complejo y la división no abonará para disminuir esa mala fama, a nivel nacional, que el PRI tiene. La preferencia electoral hoy no favorece al partidazo, todos lo saben. Pero también saben ahí en Jesús Reyes Heroles que, sólo trabajando juntos, y dejando de lado las telarañas mentales, el balance les podrá ser favorable.
Eso sí, una cosa quedó clara: Para todo mal, un mezcal. Para todo bien también…
La cínica
La que no entiende, y parece no entenderá, que jugarle a la contra a sus compañeros de partido sólo la mantendrá, a ella en la ignominia y a «su partido» en la división de cara a una dificilísima elección es la síndica del Ayuntamiento de Zacatecas, Ruth Calderón Babum.
En el Partido Acción Nacional (PAN) ya agarraron la onda y van viento en popa en camino de superar sus diferencias.
En el PRI, a fuerza de golpes y con oficio político, ya construyen esa anhelada unidad y comienzan a caminar de la mano.
Pero la síndica «de Morena» no entiende nada. Ella es una improvisada en la política y eso ha quedado claro.
A Ruth Calderón se le recuerda cuando le dio una puñalada por la espalda a la exgobernadora Amalia García Medina. Abandonó el PRD para irse «a apoyar» al neopriista Miguel Alonso Reyes.
También se le tiene en la memoria cuando, ya como «operadora política» del PRI, traicionó a Alonso Reyes. El exmandatario, ante los nulos resultados en el Centro Vacacional Paraíso Caxcán, y los señalamientos de supuestos malos manejos, no la ratificó en la dirección y la mandó a un puesto de tercer nivel. Su nivel. Eso bastó para que corriera a Morena.
A Víctor Rentería, hoy secretario de Administración, también le jugó chueco. Él, a pesar de la incapacidad de Ruth Calderón, la ubicó en un buen puesto en el Issstezac y, después, hasta las oficinas tomó.
Hoy, Ruth Calderón, asesorada por el avezado chapulín de la política, Cuauhtémoc Calderón Galván, le muerde la mano al alcalde Ulises Mejía Haro. Cree que forma parte de un grupo político pero no ha entendido que sólo la usan. Ya luego la desecharán.
La idea de golpetear a Mejía Haro para que su nuevo amigo sea el próximo candidato a la alcaldía de Zacatecas, por Morena, no le traerá nada bueno. Al final, hasta el mismo restaurantero se sumará a la lista de traicionados. Al tiempo.
Ni Ruth Calderón, ni Cuauhtémoc Calderón son de fiar. Ya todos en Zacatecas lo saben. Sólo hace falta que quien jala sus correas lo entienda.
Nos vemos el lunes…
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