La Casa de los Perros: en Zacatecas todo va «requetebién»
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Claudia Sheinbaum realizó su primera gira de trabajo a Zacatecas como presidentA. Vino prometer, ella sabe bien que eso no empobrece, que Milpillas será una realidad (si hay consenso); que la carretera Zacatecas-Aguascalientes podría tener finalmente cuatro carriles (si lo incluyen en el presupuesto), y que en Guadalupe (que dicen se llamará Copenhague) tendría un hospital de tercer nivel con los colores del IMSS.
Anunció lo que ya todos habían anunciado: que el precio de garantía del frijol será de 27 pesos el kilo y, para motivar al pueblo bueno y sabio, aprovechó para reiterar que, según los datos que le compartieron en la reunión que sostuvo con algunos integrantes del gabinete de la nueva gobernanza, que Zacatecas está requetebién.
Como quien dice, cerremos la cortina y a disfrutar lo votado.
Porque el robo del siglo ocurrido a la minera Peñasquito; las balaceras en Fresnillo; el miedo que recorre comunidades de Villanueva, y el par de secuestros ocurridos el fin de semana en Pánuco, teniendo como víctimas a Pablo Jovani Gámez Ortiz y Erik Alejandro Silva Vázquez, son nimiedades, minucias. Insignificancias pues.
Total, en Guanajuato están peor.
La duda enorme fue, si en verdad Zacatecas ya es un edén, y a ella la quieren bien mucho en esta tierra, por qué al encuentro con el pueblo que sostuvo en la Plaza de Armas sólo dejaron entrar a los burócratas con gafete. Bien raro.
Bonito hubiera sido poder palpar como esa inmensa mayoría que hoy tiene encumbrados a los morenistas se volcaba en porras y vivas, abrazos y besos sinceros. Hubiéramos derramado lágrimas de felicidad ¡Claro que sí!
Tristemente los damnificados del Issstezac, los docentes maltratados, las madres buscadoras tuvieron que hacer malabares para que alguien los escuchara. No sucedió así.
Tímidamente lograron alzar unas cartulinas y nada más. Fueron ignorados, como siempre.
Lo feo fue que, a pesar de los colosales esfuerzos de la nueva gobernanza, los gritos de ¡fuera, fuera!, y los abucheos no pudieron evitarse.
Ahí será para la otra, con más calmita.
Herencia maldita
Los gobiernos municipales están por cumplir dos meses de haber arrancado con sus nuevas administraciones. Y los problemas no han sido los menos.
Porque ahora resulta que las herencias malditas que recibieron los presidentes municipales también llegan de Morena. Eso de que no miento, no robo y no traiciono al pueblo bueno y sabio es puro cotorreo. Y nada más.
Rodrigo Ureño Bañuelos, alcalde de Jerez, por ejemplo, ha tenido que cargar con algunas pulgas que el expresidente municipal de Morena, Humberto Salazar Contreras, le dejó en la nómina.
Resulta que cuando los encargados del proceso de entrega-recepción revisaban se encontraron con una sorpresita: la dirigente estatal del Partido Acción Nacional, Verónica Alamillo Ortiz, estaba ahí, incrustada cobrando como auxiliar administrativa, ocho mil pesos a la quincena libres de polvo y paja.
Porque a la líder de los blanquiazules, los 73 mil 893 pesos mensuales que recibe por dirigir al PAN, al parecer, no le alcanzan y necesitaba otro piquito.
El hecho de que Verónica Alamillo, quien en algún momento de su vida también trabajó como regidora en el Cabildo de Jerez, haya sido la principal impulsora del rompimiento de la coalición entre el PRI, el PRD y el PAN, parece cobrar sentido.
Tenía que desquitar su sueldo en sobre guinda, y si en ello iba operar en contra de su propio partido, eso era lo de menos.
Lo malo de su actuar es que consiguió que el PAN perdiera lo ganado en Jerez, y se llevó entre los pies al PRI. Porque lo primero son los intereses personales. Lo que arrastre en el camino, no interesa.
Ahora que Alamillo Ortiz está por dejar la presidencia estatal del PAN, y con nulas posibilidades de llegar a una curul –Karla Estrada García no abandonará la diputación, aunque tenga que partirse en dos para atender la presidencia honorífica del DIF Municipal de Zacatecas–, se apanicó al recibir la noticia de que quizás no podría regresar a su puesto administrativo en diciembre.
Y enojada como está con Rodrigo Ureño optó por criticar al perredista justo de los mismos males que cojea, por ejemplo, el consentido del PAN en Zacatecas, Miguel Varela Pinedo.
¿O se trata sólo de ver la paja en ojo ajeno?
Pero que nadie se asuste, habrá que seguir disfrutando, como Verónica Alamillo y los burócratas acarreados, de lo votado. Total, qué tanto es tantito.
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