La Casa de los Perros: En Zacatecas, el gozo… al pozo

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El gozo que ocasionó el regreso del pequeño de seis años, Teo, secuestrado el 20 de diciembre en Chaparrosa, Villa Cos, en cuestión de horas se fue directo y sin escalas al pozo con la masacre de siete personas en un bar en el peligrosísimo municipio de Jerez.

Teo fue encontrado caminando, solito, por las calles de la comunidad de Las Pilas, en Morelos, a unos kilómetros de su casa. Ahí lo abandonaron sus captores.

La Policía Municipal de Morelos fue quien, deambulando, lo detectó y llevó de inmediato a la Fiscalía General de Justicia, hasta donde sus familiares se trasladaron para constatar que el pequeño estaba sano y salvo.

Y de ahí, alrededor de la medianoche, al templo de Cristo Rey en Chaparrosa. Sí, esa comunidad cuyos habitantes hicieron sentir su fuerza con un movimiento de protesta bien organizado que paralizó la capital de Zacatecas y dio cuenta de que, si bien hay muchos que prefieren el silencio, hay más, muchos más, dispuestos a gritar.

Y cuando las redes sociales se inundaban con la noticia, y la nueva gobernanza se ponía, feliz y contenta un saco ajeno, la mala noticia llegó.

En la cantina El Venadito, ubicada ahí, en el Centro Histórico del Pueblo Mágico de Jerez, un grupo de hombres fuertemente armados ingresó y, sin misericordia, disparó a clientes, trabajadores y músicos.

El saldo, hasta el momento es de ocho personas asesinadas y cinco más heridas, algunas de gravedad.

Ante el silencio de la Vocería de la Mesa Estatal de Construcción de Paz, los rumores no cesaron durante toda la noche. Y la angustia de los jerezanos, menos.

Circuló la versión de que el grupo armado, en medio del ataque, se habría llevado a un grupo de personas que ahí departían, pero hasta hoy, no hay información confirmada al respecto.

La nueva gobernanza prefirió guardar silencio. Lo que no hizo con la aparición del pequeño Teo.

El que mediante un escueto comunicado de prensa salió a dar la cara fue el alcalde de Jerez, Humberto Salazar Contreras, quien días antes, con bombo y platillo, y a pesar de la difícil situación de inseguridad que padece este Pueblo Mágico, había dicho que sí o sí se realizaría la tradicional Jerezada, se cumpliría con un amplio cartel de corridas de toros y, ¿por qué no? hasta Carnaval.

Sin dar cifras ni mayores detalles, el doctor Salazar se limitó a lamentar los hechos, solidarizarse con las familias de las víctimas y, a lo mucho, cancelar su anhelada participación en “importantes reuniones para el municipio en la capital del estado”.

Esto porque el alcalde de Jerez prefirió quedarse en su casa albergando la esperanza de que “arribe a nuestro municipio un importante número de efectivos de corporaciones federales para reforzar la seguridad de nuestro pueblo”.

Si llegaron o no, eso es algo que solo Obama, seguramente, lo sabe.

Eso sí, y para evitarse preguntas incómodas, Humberto Salazar decidió no asistir a la reunión plenaria a la que fueron convocados los alcaldes de los 58 municipios de Zacatecas, en donde, sin más ni más, les dijeron que habría muchos recursos para obras, pero con la misma condición del año pasado: así se trate de una banqueta, la construcción corre a cargo de la nueva gobernanza. Faltaba más.

Como quien dice, tampoco es que el presidente municipal de Jerez se haya perdido de mucho. Aparecer en una foto familiar y nada más.

Y mientras el luto se imponía en Zacatecas, la Vocería de la Mesa Estatal de Construcción de Paz, prefirió disfrutar del fin de semana, y evitar informar sobre las violentas muertes que sufrieron 15 personas en Zacatecas.

Decimos 15 porque única y exclusivamente dieron cuenta del homicidio doloso 16, el que sufrió el policía estatal en activo, José Alberto Ibarra Acevedo.

En La Comarca, colonia perteneciente al peligrosísimo municipio de Guadalupe, este elemento policial fue acribillado. Es el sexto en este primer mes del 2023.

Pero la felicidad que la familia de Teo disfrutó con la liberación del pequeño secuestrado durante 38 días, no alcanzó para todos.

Las fichas de desaparición se publicaron, una tras otra, en el triste muro de Facebook de la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas.

La de María del Carmen Mayorga Muñoz y Pedro Omar Guardado Carrera, de 17 y 25 años, quienes desparecieron en Monte Escobedo, el 24 de enero.

Pero también a J. Jaime Gallegos Bocanegra, de 47 años, quien fue visto por última vez en el peligrosísimo municipio de Loreto, el 27 de este enero.

Y además está Jorge Alexander Arellano Valtierra, de 17 años, quien el sábado 28 de este mes, en Fresnillo, se le vio por última vez.

A ellos también los busca su familia.

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