La Casa de los Perros: El terrorismo fiscal de Jorge Miranda
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Ya lo decíamos en este mismo espacio, el secretario de Finanzas, Jorge Miranda Castro, en quien el inquilino de La Casa de los Perros apostó como su brazo derecho, una vez más lo pone contra la pared con decisiones que el mismo Alejandro Tello Cristerna calificó de «inquisitorias».
Y es que el afán de Castro Miranda, por hacerse de recursos a como dé lugar, lo único que le ha conseguido es convertirse en el enemigo público de Zacatecas y, obviamente, de los zacatecanos.
La loca idea de implementar un operativo para la detención de vehículos, cuyos propietarios no han cubierto el pago del refrendo, seguramente por falta de recursos en una entidad en la que el circulante está más escaso que el agua potable en Fresnillo, no puede ser castigado con la invasión ilegal al hogar para llevarse de manera violenta el patrimonio.
Tello Cristerna lo dijo claro: la instrucción fue, contrario a la acción de Miranda Castro, que se continuara con el programa de estímulos. Y es que ni la Dirección de Tránsito, Transporte y Vialidad (DTTV), ni la Secretaría de Finanzas (Sefin) «tienen instrucciones de proceder de esta manera, y por lo que toca al contribuyente que no paga a tiempo, simplemente ya no goza de los estímulos, pero eso es todo”.
Se ha informado que al menos el 70% de los contribuyentes cumplió en tiempo y forma con sus pagos, con lo que se podrán resolver problemas de seguridad, educación o salud, «pero no se trata de estarlos persiguiendo en una actitud inquisitoria». Así se fácil y sencillo lo resumió el gobernador.
Hasta el momento, la brillante idea de Miranda Castro ha arrojado que al menos 70 familias de zacatecanos hayan sido objeto de una acción ilegal, y por demás injusta, pues no hay ningún habitante de esta entidad que quiera ser perseguido por no pagar, que no quiera que su estado avance, pero cuando no hay, ni cómo.
Ahora, son 50 mil los contribuyentes que de entrada culpan a Tello Cristerna, por el terrorismo fiscal del que son objeto por parte de un funcionario que, parece ser, no sabe acatar órdenes. O al menos eso es lo que dejó ver con sus declaraciones quien despacha en La Casa de los Perros, es decir, quien manda.
Por lo pronto, como ya pasó con los autos chocolate, que según serían «matriculados» y cuyos dueños fueron puntuales a pagar a Sefin, para que después les tuvieran que devolver el recurso porque no había sustento legal para dicho cobro, ahora Jorge Miranda tendrá que recular y regresar los autos que se encuentren retenidos.
Pero además él, como titular del área, tendrá que recibir una sanción por su ilegal actuación; los ciudadanos quieren que el peso de la ley caiga sobre los funcionarios abusivos, pues ya basta de que, envueltos en un halo de impunidad hagan lo que quieren desde sus escritorios.
Si Jorge Miranda no cambia su actitud de querer manipular la ley a su antojo y regresa a ser el funcionario ejecutivo, trabajador y sensible de hace un sexenio, además de olvidar la soberbia, a nadie le queda duda que el sueño de convertirse en candidato, y después en diputado federal, se quedará en eso, en un sueño guajiro.
No cerrarán
A nadie le queda duda que la educación es una de las principales armas para combatir el avance de los grupos de criminales que tienen en jaque al estado y al país entero, por ello tiene que ser una prioridad fortalecer todas y cada una de las vertientes que lleven a los niños y jóvenes, y claro, también a los adultos, a enriquecer su vida con conocimientos.
Obviamente, un lugar en el que esto se hace realidad es precisamente en las bibliotecas, las cuales en estos ocho meses de gobierno han recibido un gran apoyo y hasta una ampliación de presupuesto, de ahí que la intención del alcalde de Sombrerete, Ignacio Castrejón Valdez, de cerrar estos espacios de aprendizaje y crecimiento seguramente no procederá.
La Coordinación Estatal de Bibliotecas Públicas de Zacatecas, que encabeza Simitrio Quezada, y los gobiernos municipales, en su mayoría, han entendido la necesidad de recuperar usuarios para las bibliotecas, replantear actividades y, sobre todo, remodelar los espacios.
Con este empeño, seguro que Sombrerete no será el primer municipio en cerrar una biblioteca, porque, como dice Simitrio Quezada, «hoy más que nunca debemos blindar a las próximas generaciones, para que no caigan en esta espiral de violencia que ahora nosotros padecemos».
