La Casa de los Perros: El levantón en los límites de Zacatecas y Aguascalientes

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Cuando los zacatecanos apenas medio se recobraban del susto ocasionado por los narcobloqueos que sitiaron nueve municipios y en donde las imágenes de 10 automóviles incendiados, los ponchallantas y un cadáver en medio de la carretera dieron, literal, la vuelta al mundo, la percepción de inseguridad y la pésima comunicación social le jugaron otra mala pasada a Zacatecas.

William Ortiz Briceño, docente de la Unidad Académica de Medicina de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) perdió comunicación con su familia el domingo por la mañana.

Viajaba de Aguascalientes, por la carretera federal 45 norte, rumbo a Zacatecas cuando, dijo su hijo William Ortiz Martínez, la Guardia Nacional les informó que el docente habría sido despojado de su camioneta Kia Seltos, gris, AEE134C, a la altura de Rincón de Romos o San Francisco de los Romos.

Las alertas fueron encendidas de inmediato por parte de la Fiscalía General de Justicia de Aguascalientes que emitió una ficha de búsqueda para encontrar al integrante de la Academia Nacional de Medicina.

Cuando la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas publicó también su respectiva ficha de búsqueda, en la nueva gobernanza respiraron. Ahí, claramente decía que la desaparición había ocurrido en el vecino estado, no aquí. Ya bastante era lidiar con siete homicidios dolosos en un domingo.

Pero, por ejemplo, el Consejo Universitario de la UAZ urgió a los tres niveles de Gobierno, la aparición con vida del integrante de su cuerpo académico. Si el hecho había sido en Aguascalientes, en Zacatecas, o en los límites entre ambos eso era lo de menos.

Pero como la percepción de inseguridad dice que Zacatecas, y no Aguascalientes, es super violento y que la capital está entre las 10 ciudades más peligrosas del país, los ojos del país, otra vez, se centraron en esta entidad.

Las imágenes de los automóviles envueltos en llamas llevaron a la UAZ a emitir un comunicado que rezaba así: “Se condenan los violentos acontecimientos suscitados este domingo 19 de febrero en nuestra entidad, mismos que han devenido en la no aparición del compañero William Humberto Ortiz Briceño, docente investigador adscrito a la Unidad Académica de Medicina Humana y Ciencias de la Salud“.

Obviamente, exigieron «enérgicamente» la aparición con vida del universitario de origen colombiano y, dadas las alarmantes cifras de desaparecidos, y temiendo lo peor, exhortaron a las autoridades competentes «a efectuar lo pertinente para garantizar la paz y la tranquilidad que requiere nuestra sociedad zacatecana».

De inmediato, los encabezados en los medios de comunicación nacionales señalaban que el profesor había desaparecido «en la carretera a Zacatecas», «durante los narcobloqueos», «cuando viajaba a Zacatecas». De Aguascalientes, sólo que las placas de su auto eran de allá.

La Mesa Estatal de Construcción de Paz y Seguridad en Zacatecas, con la bolita, sin querer queriendo en su cancha, la regresó a Aguascalientes al señalar que ya se habían comunicado con sus homólogos y hasta se coordinaban en la búsqueda.

Al final, después de permanecer durante horas en el campamento de algún grupo delincuencial, William Ortiz fue liberado en un paraje. Caminar fue su única opción hasta encontrar un poblado desde el que se comunicó con su familia.

El regreso a su casa en Aguascalientes, del docente que trabaja en Zacatecas –situación a la que se ha orillado a muchos dadas las condiciones de inseguridad–, llevaron a la taquería oficial a soltar a su meseros para, según ellos, aclarar que la desaparición había sido en el vecino estado.

Pero una estrategia oficial de comunicación para poner en su justa dimensión la situación del académico no la hubo. Sólo taco de puro buche.

Cuando les cayó el veinte de que mientras acá son cientos los que desaparecen y jamás regresan, en tanto que con los vecinos, en unas horas volvía a su hogar el universitario, mejor guardaron los de lengua para después y a los meseros los regresaron a su rincón.

Eso sí, los familiares del docente de la UAZ aclararon que si William Ortiz está en casa es porque los criminales lo soltaron, no gracias a un super operativo coordinado en el que hubieran participado los dos gobiernos.

Por ello, aunque le ofrezcan cena de gala y se pongan de tapete ante el embajador de Canadá en México, Graeme Christie Clark, como lo hicieron con el estadounidense Kent Salazar, que ya ni se acuerda del estado, difícil será que la alerta para no viajar a Zacatecas se levante, como Estados Unidos nunca lo hizo.

Y menos cuando, mientras el candiense y su comitiva se reúnan con empresarios y «sociedad», los universitarios, encabezados por el rector de la UAZ, Rubén Ibarra Reyes, marchen vestidos de blanco por las calles del Centro Histórico exigiendo paz y justicia.

De estreno en Aguascalientes

El Comité Ejecutivo Nacional del PRI designó al zacatecano Enrique Flores Mendoza, como nuevo delegado especial en Aguascalientes.

Flores Mendoza, exalcalde de Guadalupe y expresidente del tricolor en esta entidad, ahora hace maletas y se marcha a tierras hidrocálidas en donde los zacatecanos, vía el exgobernador Miguel Alonso Reyes, con altas varas en el PRI Nacional, mantiene la hegemonía del partido en el vecino estado, en manos de sus paisanos.

Recordemos que apenas hace unos meses, Carlos Peña Badillo era el presidente estatal del Revolucionario Institucional en Aguascalientes, en donde fue pieza fundamental para llevar a Teresa Jiménez a la gubernatura.

Peña Badillo dejó el cargo allá para regresar a su tierra a ocupar el mismo puesto.

Ahora toca a Enrique Flores mantenerse vigilante de lo que hacen y deshacen los aguascalentenses desde la avenida López Mateos.

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