La Casa de los Perros: El fondo minero versión 4T de Zacatecas
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
En vista del éxito obtenido, y dado que la nueva gobernanza ha sido incapaz de generar empleos, de incrementar el desarrollo económico o de impulsar debidamente el turismo, la opción para tener dinero y poder seguir inaugurando baños en las escuelas de Zacatecas es recurrir a las ganancias que generan otros, en este caso, los que dedican su trabajo diario a la actividad minera.
La nula percepción de seguridad –los asesinatos de policías y los enfrentamientos en comunidades del estado no cesan–, tienen a Zacatecas sin oportunidad.
Apenas llegaron unos canadienses a vacacionar al territorio y los despojaron violentamente de su vehículo.
Por eso, a los diputados de Morena: Ernesto González Romo, Maribel Galván Jiménez y Armando Juárez González, además del independiente José Luis El Cepillo Figueroa Rangel se les ocurrió una brillante idea.
Dicen los legisladores que la solución a los males no es el mezcal, sino la tasa del cinco por ciento a los ingresos derivados de la enajenación del oro, plata y platino, la cual debería ser distribuida de una mejor manera entre las entidades en donde hoy la actividad minera sí genera empleos y movimiento económico.
Quieren los legisladores que el cinco por ciento de ese cinco por ciento se divida entre trabajadores de las empresas mineras, a quienes les transferirían el dinero mediante el Banco del Bienestar. Sí, el banco de la 4T. Si son listillos los muchachillos.
Es decir, los diputados de Zacatecas buscan que, a los trabajadores de las empresas mineras, además del reparto de utilidades que por ley reciben cada año, les paguen un extra por su colaboración. ¡Suertudos!
Además, los diputados que aplauden todas y cada una de las ideas del líder de la 4T, Andrés Manuel López Obrador, incluida la desaparición del Fondo Minero, se les ocurrió que para cumplir con la promesa de rehabilitar los cientos y cientos de kilómetros de carreteras y caminos que hoy, al menos en Zacatecas, y a un año y medio de la llegada de la nueva gobernanza, siguen siendo un desastre, las mineras deben entregar el 10 por ciento de ese cinco por ciento derivado de la producción minera, a los gobiernos de los estados para que puedan cumplir con su obligación de tener carreteras y caminos como en Dinamarca.
Pero aún hay más.
Los legisladores zacatecanos, esos que no le replican ninguna ocurrencia al presidente López Obrador, ahora quieren que el 10 por ciento de ese cinco por ciento tan peleado, se transfiera de manera proporcional a los municipios de la entidad federativa, tomando como base la población de cada municipio.
Ese dinerito se destinará a la construcción de redes de agua potable, drenaje y pavimentación de calles.
Es decir, como los municipios, y sus alcaldes no son capaces de tener finanzas sanas y no han logrado incentivar a sus habitantes a pagar el predial, obviamente no tienen dinero para cumplir con sus obligaciones constitucionales y entonces buscan que sean las mineras las que les colaboren. ¡Son unos genios!
También, en el nuevo Fondo Minero estilo 4T –el otro como era priista no les gustaba– el 15 por ciento de lo que corresponda a cada entidad se aplicará a través de Conagua en obras hídricas para garantizar el acceso de la población a este derecho fundamental.
Es decir, para que lleven a cabo obras como Milpillas… ¡Ah no!, esa se suspendió por actos de corrupción y negligencia. ¡Mentira!, nadie está en la cárcel por ello. ¿o sí? Maldita, mil veces maldita herencia maldita.
Bueno, para obras como esa es que quieren dinero.
Pero la repartición sigue: los diputados zacatecanos quieren que el 20 por ciento de ese cinco por ciento de lo que corresponda a cada entidad, a través de la Secretaría de Economía federal, se entregue en créditos de hasta 10 mil salarios mínimos diarios para proyectos productivos y apertura de negocios.
Y es que como en Zacatecas, por ejemplo, el Fondo Plata no sirve para nada, pues mejor que sea el Gobierno Federal el que llene ese vacío. ¡Sí son brillantes!
Los diputados pensaron también en la secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, a quien le quieren destinar el 20 por ciento de lo que corresponda a cada entidad para el mantenimiento, ampliación y construcción de carreteras. Sí, esas carreteras que hoy no se pueden transitar debido a la inseguridad.
Finalmente, el 20 por ciento restante de ese peleado cinco por ciento se iría a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural mediante la entrega directa de apoyos a los productores agrícolas para la compra de implementos y para la construcción de instalaciones agroindustriales en dichas entidades. Apoyos parecidos a los que entregaba la Segalmex ¿o no?
Bueno, nadie dice que las mineras no deban contribuir con un granito de arena a las entidades en donde están establecidas, que de hecho lo hacen pagando los impuestos respectivos, pero de ahí a que quieran convertir a esas empresas en el modus vivendi de los gobiernos incapaces de sacar un buey de la barranca, pues tampoco.
El problema estaría en que, si en Palacio Nacional ven que sí hay modo de hacerse de un dinerito extra, se les ocurra mejor mandarlo a financiar las actividades de albañilería de la Sedena, o pero aún, a construir una nueva casa gris. No lo duden ni tantito.
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