La Casa de los Perros: De la telenovela llamada El Empréstito
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Promesas
El problemón en que se ha convertido la aprobación del millonario empréstito por casi nueve mil millones de pesos que solicita el Ejecutivo estatal ha tenido como antecedentes una cascada de errores que tiene en estos momentos al Gobierno del Estado entre la espada y la pared.
Pero todo podría haber empezado el día en que el inquilino temporal de La Casa de los Perros anunció a sus colaboradores más cercanos que partiría a Europa en busca de inversiones. Su petición, o su orden, ya no sabemos, fue solo una, que al regresar el préstamo debía estar aprobado.
En esta reunión, en la que participó el grupúsculo más cercano del mandatario estatal, fue el secretario de la Función Pública, Guillermo Huizar Carranza, quien envalentonado como es, como todos lo conocen, soltó sin empacho la promesa: “Yo me encargo de los votos de la oposición”. Así de simple la cosa.
Y pues resulta que el gobernador regresó de su paseo por los países nórdicos y el empréstito sigue empantanado. Y de la promesa de Huizar Carranza pues ya ni hablar. No la cumplió, se lavó las manos y optó por culpar a todos los demás del fracaso rotundo. Claro que hoy día los que pagan los platos rotos son todos, menos el valiente funcionario.
Precedente
Ayer, un grupo de diputados federales, entre los que estuvo Alfredo Basurto y Mariana Trejo, de Morena; Fernando Galván del PRD, y Leonel Cordero, del PAN (aunque llego tarde), en conferencia de prensa en San Lázaro hicieron un pronunciamiento firme para avalar la imposición de criterios de disciplina financiera y responsabilidad hacendaria a estados y municipio, y castigar con cárcel a los funcionarios que hagan mal manejo de los recursos públicos.
Y aprovechando el viaje, y con la intención de sentar el primer precedente luego de que fuera aprobada la reforma constitucional para regular el endeudamiento de estados y municipios, a pesar de que aún falta el aval del Senado, salió a flote el caso Zacatecas.
Entonces los diputados hicieron oficial la petición al Gobierno de Miguel Alonso, de abstenerse de contraer nuevos pasivos, independientemente de su fuente de repago, e implementar un programa de saneamiento de las finanzas públicas estatales que implique, por una parte, la depuración de la cartera actual liquidando los adeudos con empresas y organismos, así como una verdadera racionalización del gasto público estatal orientándolo a las necesidades prioritarias del estado.
Con esta acción, no solo lograron un alboroto en San Lázaro, sino también el inicio de una serie de negociaciones con la fracción del PRI, para que desde la Cámara de Diputados se pueda detener esta pretensión, a menos de 10 meses de que esta agonizante administración gubernamental llegue a su fin.
Comunicóloga
Siguiendo con esta mala telenovela en la que se ha convertido el endeudamiento de Zacatecas no faltó la aparición de la flamante coordinadora del Departamento de Comunicación Social de la Auditoría Superior del Estado, Perla Iliana Ruiz Juárez, de quien volvimos a saber de su existencia cuando hoy envió una “nota aclaratoria” sobre la vergonzosa grabación en la que el diputado federal priista Francisco Escobedo Villegas, y el diputado local panista Mario Cervantes González, mencionan a su jefe Raúl Brito Berúmen, como uno de los involucrados en las raras negociaciones para presionar a los legisladores a dar un sí rotundo a la iniciativa del Ejecutivo.
La joven burócrata de la comunicación primero confirma que la grabación es verídica, luego reconfirma que su jefe y el diputado panista, el pasado lunes 30 de noviembre, como no queriendo la cosa tuvieron un “encuentro casual”, en un restaurante capitalino en donde muy cordiales se saludaron y conversaron.
Claro que, entendemos, Perla Ruiz estuvo presente, pues ella dice que ambos personajes hablaron de “algunos temas fortuitos”, pero que eso sí, en ningún momento el auditor superior “coaccionó, le ofreció o quiso convencer de nada ilícito” al diputado local para que cambiara su voto a favor del empréstito.
Y decimos que ella debió estar presente en ese impensado encuentro, porque deja bien claro que la nota aclaratoria emitida desde una oficina pública, no desde su casa, es a título personal, es decir, ella es quien la emite, por su creativa iniciativa, pero no lo hace porque su jefe, el auditor, hubiera tenido siquiera la intención de hablar del tema. Esto quiere decir que ella es ahora su propia vocera.
Para rematar con broche de oro, la “comunicóloga” dice que solo le resta decir que su querido jefe Brito Berumen, “conoce y sabe de las atribuciones de su cargo como lo son fiscalizar los recursos públicos y respetar el marco jurídico vigente, así se ha venido desempeñando y así continuará haciéndolo”. Esa aclaración si fue bien pertinente. Se le agradece.
Al final se despide agradeciendo las atenciones que se le puedan prestar a su comunicado “como aclaración pública, posición del Departamento de Comunicación Social en el cual me desempeño”. Sin palabras.
Justificado
Y este drama no podía concluir sin la participación del inquilino temporal de La Casa de los Perros, para quien la vergonzosa grabación no es más que una intentona para politizar el tema en estos tiempos en que todos quieren su silla.
Fue más allá al justificar que Pancho Escobedo es un legislador federal muy acomedido que sólo busca consensos para la aprobación del empréstito solicitado, pero que ese tipo de negociaciones es algo natural y, además, «parte de la constante tarea legislativa y no hay nada oscuro».
Para terminar, llamó a todos a reflexionar de manera objetiva, porque si antes del domingo no se apruebe el empréstito, el estado se verá en gravísimos problemas financieros, pues no habrá para pagar a los trabajadores del sector salud, educativo y mucho menos a las empresas prestadoras de servicios.
Accidente
Para despedir la semana resta solo decir que la diputada Erika Velázquez Vacio se encuentra bien tras el accidente carretero que sufrió. Lo malo es que tuvo daño en las cervicales que la obligan al reposo total durante varios días. Un voto menos a la cuenta.
Nos vemos el lunes…
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