La Casa de los Perros: De familia y borracheras
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
La familia
Muchos de los problemas por los cuales atravesaron los partidos para conformar sus planillas no es otra cosa que lo más criticado al todavía inquilino de La Casa de los Perros: La familia.
La idea de que los vástagos, las esposas, las novias y/o las amantes de los actuales funcionarios, y diputados, y alcaldes, y regidores, y desempleados, hagan «carrera política» (es la que más futuro tiene y también es la mejor pagada), no los deja ni dormir.
Por ello los pleitos se encarnizaron.
Un caso sonado fue el de Clemente Velázquez Medellín, actual candidato a la alcaldía de Guadalupe, por Morena. Él tuvo la idea de que su hijo Óscar Leonardo Velázquez Saucedo fuera regidor plurinominal 1 . Nada mal. Lo trabajó, lo consiguió pero las críticas se encargaron de sepultar la idea.
Ahora que su planilla fue registrada ante el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), Clemente, de manera «pertinente y conveniente políticamente”, lo eliminó de la lista. En Morena, menos que en cualquier otro lado, eso de los hermanos de los hermanos de los hermanos no va. Un ejemplo: Saúl Monreal Ávila.
Pero si Miguel Alonso pudo entrar en la lista de candidatos del PRI, a su hermana Lucía Alonso Reyes, que va por la diputación por el Distrito II Por qué los demás no?
No olvidemos además que nuestro inquieto inquilino movió cielo, mar y tierra para que su amiga, Lyndi Bugarín, fuera candidata a diputada por el Distrito XIV.
Por ello, Francisco Escobedo, actual diputado federal, antes de entregarle el anillo de compromiso a Ana Rosa Olmos (la boda ya se prepara tras la petición de mano), hizo a su ex mujer, Rosalba Espitia Delgadillo, candidata a presidenta municipal en Mezquital del Oro.
Debido a la penosa enfermedad que padece el ex dirigente del PRI, y ex diputado, Leodegario Varela, los tricolores decidieron que su esposa tenía los suficientes méritos para ser también candidata, pero ella por la presidencia municipal de Tepechitlán.
El pleito –y berrinche– que protagonizaron las fresnillenses Martha Piña y Guadalupe Hernández también tuvo su origen en… sí, adivinaron, las posiciones para la familia.
Martita, como le dicen de cariño, quería de suplente a la esposa de su querubín Víctor, una mujer llamada Mary Carmen López; pero además exigió a los del Verde Ecologista que su hermano Mauricio también entrará de regidor. Sin duda peor que todos.
Así también, para no quedarse atrás, Lupita Hernández, la mujer de palabra, exigió que su nena, la ex candidata a reina de la Feria Nacional de la Plata, Paola García, fuera nada más como regidora plurinominal 1 en El Mineral.
Y qué decir de Arturo López de Lara, dirigente estatal del PAN, quien ante la imposibilidad de ser él candidato a diputado, por cuestiones de estatutos, optó porque su hermano Mauricio se erigiera como el elegido, obvio vía plurinominal.
A la mala
A pesar de que aún no empiezan las campañas, las guerras sucias se han desatado por todos lados, siendo ahora su más reciente víctima Rafael Candelas Salinas, candidato a diputado por el Distrito II, por Morena.
Ayer, parte de su equipo y algunos líderes identificados con Candelas Salinas, recibieron llamadas de números desconocidos en los que se les agradecía el apoyo brindado pero que ya no era necesario seguir trabajando. Como quien dice, gracias por participar.
De inmediato el ex diputado se enteró y contrarrestó la estrategia con harto apapacho a sus huestes.
Oye cantinero…
No se trata de recordar el concierto que ofreció ayer Alejandro Lora y El TRI en Jerez, no, más bien es la canción que parecía cantar el petista Nestor Santacruz el pasado sábado por la madrugada.
El «funcionario» del PT, impulsado por la adrenalina de los registros, comenzó a brindar y a brindar con todo y con todos. Claro está que el cuerpo no aguanta tanto y de pronto, dicen los que lo vieron, ya parecía poseído por el Dios Baco.
Tanto así fueron las cosas que salió del Partido del Trabajo –oficinas que agarró de cantina–, y comenzó a lanzar botellas a diestra y siniestra. Los vecinos, ya colmados de la paciencia, llamaron a la policía para que se llevará al borracho.
Claro que al llegar los gendarmes, el ilustre sujeto charoleó y amenazó: «Soy del PT!», se alcanzó a escuchar.
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