La Casa de los Perros: De despedidas, desolación y consentidos

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El último

Miguel Alonso Reyes celebró el último Grito de la Independencia de su mandato. Apareció solo en el balcón central del Palacio de Gobierno y desde ahí tocó la campana y agitó la bandera mientras lanzaba los vítores de cada año. En el interior, los integrantes del gabinete y los invitados que lo acompañaron, todos miembros de la clase política que ya se despide, abarrotaron los balcones no solo del Palacio, sino también del último piso de La Casa de los Perros.

En esta última celebración regresaron las exclusivas fiestas al interior del Palacio de Gobierno, en donde el mariachi y las bebidas espirituosas fueron del deleite de los funcionarios, sus familias, sus amigos, sus allegados y conocidos. Sabían que era el último y tenían que aprovechar. Y mientras el gobernador, detrás de una valla metálica, saludaba a los zacatecanos que se animaron a asistir para escuchar a Ramón Ayala, el Rey del Acordeón, adentro los bocadillos mexicanos volaban.

Pero el jolgorio de quienes hoy merecen la atención de las revistas del corazón, no pudo borrar la angustia de la que fue la ceremonia más accidentada de la administración alonsista,y es que a las amenazas de un grupo delincuencial que puso en jaque a las corporaciones policiales que tuvieron que blindar la Plaza de Armas, se sumó la intervención de la naturaleza que finalmente dio tregua para que el inquilino temporal de La Casa de los Perros pudiera cumplir con el protocolo anual.

Con esta ceremonia en la que se festeja a los héroes que nos dieron Patria y libertad, ´Miguel Alonso inicia lo que serán sus “últimos” eventos. De ahora en adelante, y hasta el 12 de septiembre, se escuchará siempre “su última visita”, “su último recorrido”, “su última inauguración”, “su último año”…

Desoladas

Y si bien los organizadores de la fiesta en la Plaza de Armas en la capital sufrieron lo indecible, sobre todo cuando a menos de una hora del Grito, la gente no se acercaba a la recién remodelada área del Centro Histórico, al final se logró llenar, aunque no al tope ni de forma “pletórica”. Lo necesario para la foto. Nada más.

Pero el que sí sufrió el desprecio del pueblo de forma más abierta fue el alcalde de Fresnillo, Gustavo Dévora, quien al asomarse al balcón entendió que la gente del Mineral ya está cansada, harta y sin ningún ánimo de acudir a gritar ¡Vivas! El gobierno del hoy diputado federal priista Benjamín Medrano Quezada, por mucha fiesta que dio, fue la gota que derramó el vaso de una sociedad que es muy crítica y que sabe dejar sola a la autoridad cuando lo merece, aunque después la regañen por no ser “agradecida”.

La lección dada por el pueblo de Fresnillo, aplaudida hasta decir basta en las redes sociales, es solo una probadita de lo que este 2016 traerá a los malos gobernantes que nunca supieron entender que su paso por los puestos públicos es efímero.

El que también vio como la gente no acudió al llamado de la presidencia municipal para dar el Grito, fue el alcalde priista de Río Grande, Constantino Castañeda. Las imágenes compartidas por la misma oficina de prensa de la alcaldía dejan ver que las cosas no andan del todo bien por allá. Otro alcalde que sintió en carne propia el desprecio de su pueblo.

Aunque el panista Ivan Husain Vitar no se quedó atrás, y a las 22:00 horas tenía frente al balcón de la presidencia municipal una plaza semivacía. A él le cobraron la represión que ha hecho política municipal en Ojocaliente. Las voces disidentes no tiene cabida, por eso decidieron no ir al festejo y el alcalde se quedó solo.

Consentidos

La friolera de 40 millones de pesos es lo que gestionó el senador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Carlos Puente Salas, para los municipios de Apulco, Cuauhtémoc, El Salvador y Luis Moya.

Claro que los alcaldes andan felices y aprovecharon sus respectivos informes de gobierno para agradecer a Puente Salas el que los hubiera volteado a ver, sobre todo porque el recurso logrado beneficiará a más de cinco mil infantes, que ahora ya podrán asistir a la escuela y tendrán un domo en el cual podrán resguardarse del inclemente sol o la lluvia.

Por lo pronto, el senador verde, en su calidad de coordinador de los senadores de su fracción, aprovecha todos los foros a los que es invitado para codearse con lo más granado de la clase política. Esas relaciones serán decisivas en un futuro, y aunque ellos no voten en Zacatecas, todos sabemos que llevan mano a la hora de decidir.

Y si no lo creen pues habrá que preguntar a Enrique Peña Nieto, que dada la supuesta austeridad que pregona, corrió solo algunas invitaciones a unos pocos consentidos para acudir a la ceremonia del Grito en Palacio Nacional y sí, Carlos Puente tuvo una.

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