La Casa de los Perros: Francisco Murillo debe ser el fiscal
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
En la última reunión que sostuvo el inquilino de La Casa de los Perros con los integrantes de su gabinete, se hizo la luz. El próximo fiscal general de Zacatecas debe ser Francisco Murillo Ruiseco, actual procurador de justicia del estado. Nadie más.
Para tapar, como dicen, el ojo al macho, el gobernador envió el pasado 13 de septiembre, a la LXII Legislatura, la iniciativa de Ley Orgánica de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas, con la cual se intenta que la percepción de los ciudadanos sea que jamás, por ningún motivo, ni pensarlo siquiera, se está eligiendo en Zacatecas a un fiscal carnal. Eso no pasa en esta tierra buena.
Este nuevo cargo, creado el 22 de marzo de 2017, cuando se publicó en el Periódico Oficial, la reforma Constitucional, sería, autónomo en lo político al seguir, dice la Ley Orgánica que sería aprobada en unos días por el pleno, un proceso de selección y nombramiento de su titular que reconozca y evalúe los méritos de los candidatos y garantice su neutralidad con respecto a las distintas facciones del poder político y económico. Eso es lo ideal.
El nuevo fiscal, que estará en el cargo hasta el 2025, claro que es un hueso muy apetecible para algunos, por ello habrá muchos tiradores, pero Tello Cristerna adelantó a su equipo de trabajo que la idea principal, básica, única, es que Paco Murillo sea el elegido por los diputados.
Por ello, pidió el apoyo a los integrantes de su gabinete para que, a partir de ya, comiencen a mover piezas e influencias para colocar en el ánimo de todos los zacatecanos que el mejor perfil sólo lo tiene el actual procurador, un joven funcionario que carga a cuestas un deficiente manejo mediático de su función que lo ubica como el responsable segundo –el primero es el gobernador–, de la terrible situación de inseguridad que se vive en Zacatecas.
A diferencia de lo que sucedió al inicio del quinquenio, cuando el cuestionadísimo Froylán Carlos Cruz cargaba con todos los muertos a cuestas como titular de la Seguridad Pública en la entidad, hoy, gracias al incorrecto trabajo en Comunicación Social del Gobierno del Estado, y lo que parece ser un acierto en el trabajo de la oficina de prensa a cargo de Marco Antonio Vargas, Ismael Camberos Hernández, encargado principal de las acciones fallidas en contra de la delincuencia, es el único que sale bien librado.
Aferrado
Lo que mal empieza siempre, sin dudarlo, termina igual… o peor.
Corría el 2013 cuando los diputados integrantes de la LX Legislatura fueron exhibidos, a través de un audio, de supuestamente haber recibido unos cien mil pesos, además de becas y otros apoyos, para que sin chistar ni decir ni pío, aprobaran el Paquete Económico enviado por el entonces gobernador Miguel Alonso Reyes. Sólo José Juan Mendoza Maldonado y Francisco Javier Carrillo Rincón, ambos del PRD, negaron su voto.
Ese escándalo de corrupción, que obviamente nunca fue investigado de manera correcta, y mucho menos castigado, dio pie al despido de Antonio Valadez, como director de Administración y Finanzas de la LXI Legislatura, quie fue el que pagó ese pato, y a la llegada de Javier Albano Bernal González, el 19 de marzo 2014, cuando la CRICP lo designó y el pleno, por unanimidad, lo aprobó.
Fueron Alfredo Femat, Rafael Gutiérrez, Iván de Santiago, Guadalupe Medina, César Augusto Deras, Cuauhtémoc Calderón y Ma. Elena Nava quienes concluyeron que Javier Bernal, además de cumplir a cabalidad con la experiencia administrativa requerida, «será de gran valía para fortalecer el trabajo legislativo».
Hoy, a poco más de tres años, la podredumbre que lo arropó para llegar al cargo es la misma que lo tiene con pie fuera. Primero, con amenazas de «abrir la boca», exigió un pago de tres millones de pesos para irse con tranquilidad. Su silencio, dijo, valía eso y más.
Pero topó con pared y los integrantes de la LXII Legislatura lo mandaron a volar con sus pretensiones; después, se acercó a algunos diputados y, sin medir consecuencias, sacó la cartera y les ofreció dinero a cambio de que intercedieran por él y no lo dejaran sin empleo. De ese tamaño es el poder y el dinero que se obtiene en esa clase de puestos públicos.
Ahora, este personaje estaría a unos días de salir del cargo con una denuncia por desvío de recursos bajo el brazo, luego que los diputados detectaran el manejo indebido que durante años hizo de las llamadas «economías» (ahorros en agua, luz y telefonía); sin dejar de lado el hecho de que en el pasado proceso de elección de dirigente sindical del SUTSEMOP, durante el cual, para comprar votos (lo aprendió bien en el Congreso) otorgó aumentos salariales a algunos empleados sin el debido proceso administrativo y, además, sin consultar al todavía secretario general, Refugio Medina.
Y no se debe olvidar el historial de denuncias por acoso sexual que carga a las espaldas, lo que hace aún más sombría e inminente la salida de Javier Bernal.