La Casa de los Perros: Las consecuencias
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
La frase de Alejandro Tello Cristerna fue contundente: «Todo acto, de cualquier ser humano, tiene consecuencias».
¿Les queda claro?
Bastó una brevísima declaración que para el inquilino de La Casa de los Perros fue suficiente. Su prioridad, como lo dijo, se enfoca ahora en la Estrategia Estatal de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia. De lo otro, de esa comida en una finca a las afueras de Jerez, no en la propiedad del ex gobernador Miguel Alonso Reyes, simple y sencillamente no quiso polemizar.
Recalcó que todos, absolutamente todos, tienen derecho a reunirse como personas libres en un «evento social» al que, dicen los que ahí anduvieron, no se le habría convidado. Ellos, los organizadores y, sobre todo el anfitrión, son de otro grupo: los alonsistas.
Ellos, los que compartieron el pan y la sal igualmente tenían, y tienen, el derecho de reunirse así se trate, como lo fue al final, de una reunión política en la que las críticas, las quejas, los desencuentros y sí, los destapes, formaron parte del menú.
«¡Qué bueno! que esos equipos se reúnan», exclamó firme nuestro inquilino, porque al final de cuentas los alonsistas son adultos y «un adulto es responsable de sus actos», actos que efectivamente tendrán consecuencias, y varios, claro que sí, ya las empezaron a sentir.
Ellos, los alonsistas, olvidaron que quien manda en Zacatecas es Alejandro Tello, aunque les caiga mal, a pesar de que no sepa de política y olvide las formas y los apapachos siempre necesarios en estos menesteres. Pero ni modo, es el gobernador y tienen, y tendrán, que aguantarse.
Tello Cristerna se encontraba ese día en Chicago, cumpliendo con su obligación como gobernador de un estado migrante, ante la contingencia que significa Donald Trump y sus ocurrencias diarias; lo demás no era su tema.
Si bien dijo no querer engancharse en ese tema, sí aprovechó para dejar en claro las cosas. Poner los puntos sobre las íes para más claridad: «Mi equipo es Zacatecas, yo no tengo otro equipo político más que la gente que vio en mi la posibilidad de un gobierno honesto, transparente, y a ellos (a los zacatecanos no a los otros), es a quien yo me debo y con quien realmente voy a hacer equipo”.
Y sí, muchos fueron invitados, pero no todos cayeron, léase por ejemplo el dirigente del PRI, Roberto Luévano, y el secretario del Campo, Adolfo Bonilla, quienes muy listos pintaron su raya. Mostraron colmillo, los otros, ellos, los alonsistas, no. Les ganaron las ansias y ahora tendrán que asumir las consecuencias.
Tello Cristerna es un hombre de pocas palabras a quien las más de las veces le gana el impulso, y ellos lo saben bien, lo conocen, era de su equipo, por eso ahora que ya sintieron pasos en la azotea le avientan la bolita al líder priista a quien le piden «generar un acuerdo por Zacatecas».
Fue Alberto Campos, ex subsecretario de Turismo, en su columna «XI-17: Sin Cero. Instituciones y Disciplinas», quien se encargó de separar a los equipos y señalar que hoy, según él, «los tellistas y los alonsistas deberán trabajar en conjunto y unidos, disciplinada e institucionalmente y con altura de miras».
Para concluir soltó lo que debemos entender es el sentir de ellos: «De no ser así, no hay mucho que decir, se abre la puerta de par en par a otras fuerzas políticas».
A alguien más le queda duda de que esa reunión en Malpaso jamás fue una «comida de cuates». Creo que no.
Los morenos
Y mientras tanto, en el otro bando, el de Morena, Mauro Ruíz, Carlos Salmón, Armando Llamas, Gabriela Perales, Carlos Zúñiga, Miguel Vázquez y Samuel Herrera, todos desde su trinchera, trabajan a todo lo que da. Se preparan desde ahora para el 2018. Su objetivo no es otro que posicionar a Andrés Manuel López Obrador, como la figura con mayor proyección, en este momento, rumbo a la madre de todas las elecciones: La presidencial.
Ellos jugaron un papel importante en la pasada elección local, la suerte al final no estuvo con ellos, pero el ánimo no lo traen por los suelos y, al contrario, tienen confianza que ahora sí les llegará su momento.
No hubo plagio
El diputado Omar Carrera, quien presentó una iniciativa para crear la Ley de Protección a Periodistas en Zacatecas, aclaró que de ninguna manera incurrió en plagio al presentar casi casi el mismo texto que en el 2015 llevara a la Tribuna del Poder Legislativo, Cuauhtémoc Calderón Galván.
Según el fresnillense, todo estuvo platicado con el ex Verde Ecologista, y como la iniciativa que este presentó en su momento, no saldría jamás de la congeladora legislativa, se decidió hacerle unos cambios mínimos y posicionarla nuevamente en la LXII Legislatura.
Hoy, una vez enviada a comisiones, planea ya organizar foros de discusión con los periodistas del estado, para que el texto no vuelva otra vez a dormir el sueño de los justos.
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