El panismo en la encrucijada
JUAN GÓMEZ
Luego de perder la Presidencia de la República el Partido Acción Nacional enfrentará un proceso de renovación de su dirigencia nacional, en un escenario de división, confrontación interna pero sobre todo, con una generación joven que refleja la crisis estructural de este partido político.
Las corrientes panistas se preparan para elegir a su próximo dirigente con quien caminarán una especia de transición política hacia la ruta presidencial hacia el año 2018.
Fundado por Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Gustavo Molina Font, Manuel Herrera y Lasso, Aquiles Elorduy, Pedro Zuloaga Irigoiti y Luis Calderón Vega en 1939, enfrenta un proceso de transición difícil, luego del fracaso de su campaña presidencial en la que el Partido Revolucionario Institucional regresa a Los Pinos.
Acción Nacional aún no dirigiere y menos asimila la derrota que lo sacó de la residencia oficial de Los Pinos, que albergó durante dos períodos consecutivos a Vicente Fox Quezada y a Felipe Calderón Hinojosa.
Fox Quezada fue sin duda el representante de los llamados “Bárbaros del Norte” que arribaron a este partido político con una visión más pragmática y que marginaron a quienes formaron el llamado Foro Democrático y Doctrinario que encabezó Bernardo Batiz, quienes finalmente salieron del PAN y se incorporaron al Partido de la Revolución Democrática.
Pero sin duda el gran líder de aquellos “Bárbaros del Norte” fue Manuel J. Clouthier “Maquío”, próspero empresario sinaloense que fue presidente del Consejo Coordinador Empresarial y cuyo liderazgo, estimuló la incorporación de empresarios a la política albiazul, quienes dieron una visión más amplia de la lucha por el poder, en la que utilizaron no solo técnicas de participación mediáticas sino de desobediencia civil que tomaron de las luchas democráticas en Filipinas.
Sin embargo Vicente Fox Quezada fracasó en la conducción de la sucesión presidencial al intentar imponer como candidato a su ex secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda (al más viejo estilo echeverrista), lo que provocó que las élites panistas se dividieran mayoritariamente a favor del entonces secretario de Energía Felipe Calderón Hinojosa, representante de la corriente doctrinaria.
Felipe Calderón tomó el control del PAN desde la presidencia de la República al imponer primero a Germán Martínez Cázares y desplazar a quien lo había llevado al triunfo electoral, Manuel Espino Barrientos, quien finalmente fue expulsado en el 2010 por el comité Estatal panista en Sonora, medida que fue ratificada por la Comisión de Orden del comité nacional de Acción Nacional.
Espino fue un hombre de confianza de Vicente Fox y se confrontó con Calderón a quien llamó “el chaparrito y peloncito de los lentes”, quien finalmente movió las piezas para expulsarlo del partido.
Sin lugar a dudas que la purga más importante que ha registrado el panismo es la salida de los doctrinarios Pablo Emilio Madero, José González Torres y Jesús González Schmal, con Bernardo Batiz a la cabeza en 1992, lo que generó una recomposición de la estructura dirigente y el arribo de nuevas corrientes políticas a la institución que hoy luchan por el control de la dirigencia nacional.
En el actual escenario de la lucha por el comité nacional panista, la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota publicó la semana pasada en su blog un artículo que generó polémica, pero que ilustra la crisis de identidad político ideológica de Acción Nacional en este momento.
“Los priistas no cambiaron: son los mismos. Pero cuando nos vemos hacia adentro, los panistas no podemos ignorar una realidad que lastima y que nos ha provocado pérdidas electorales, pérdida de credibilidad y de confianza, pérdidas de militantes que no se reafiliaron por decepción y hartazgo. Tenemos que reconocer que nosotros sí cambiamos: dejamos de ser el partido de la ética y la seriedad y comenzamos a emular al partido de siempre, ese que jamás cambiará”.
Agrega en el artículo en mención:
“Cuando la corrupción y el poder e intereses de ciertos grupos se impusieron a los principios, al interés de miles de ciudadanos y al interés superior que es México, entonces los «otros» encontraron en sus contrapartes el camino para hacer de la política el soborno y la rendición. Dentro de la propia casa del PAN a nivel municipal, estatal, y desde la propia dirigencia, en diversos momentos, se consintieron atropellos y también se protegieron”.
La ex candidata presidencial panista remata al final de su publicación:
Una Patria ordenada exige panistas ordenados, con un ejercicio del poder apegado a las leyes y a la ética, exige disciplina y trabajo, no lealtades de nómina y menos complicidades”.
En la lucha por la dirigencia nacional panista está Ernesto Cordero, ex secretario de Hacienda de Felipe Calderón y frustrado candidato a la Presidencia por Acción Nacional. Actualmente es senador de la República y el representante del calderonismo.
También busca la presidencia del comité nacional blanquiazul el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez, quien el pasado 16 de agosto renunció a la Secretaría General Adjunta de Elecciones para estar en condiciones de contender por la dirigencia nacional de su partido, por lo cual, también demanda la renuncia de Gustavo Madero al liderazgo panista, para estar en igualdad de circuntancias para competir internamente.
Hoy Acción Nacional está inmerso en el escenario de renovación de su dirigencia nacional, preso de su derrota en la campaña presidencial, con una fuerte confrontación al interior entre sus distintas corrientes y con una generación joven que se disputa el control de un partido que aún no remonta la crisis de la derrota en varios estados del país, entre ellos Zacatecas.
¿Logrará el PAN consolidarse como partido y despojarse de los vicios que le impregnó el ejercicio del poder presidencial?
Al tiempo.