Educación atrofiada y el valor de las humanidades
MANUEL IBARRA SANTOS
Los valores del humanismo son condición necesaria para una educación de calidad. Lo contrario, implica perpetuar los espacios de un sistema escolar atrofiado (como el que padece la sociedad contemporánea, con sus problemas estructurales insuperables), que además alienta en el individuo, por si fuera poco, la mediocridad y el sesgo de lo manipulable.
La circunstancia obliga a revisar y discutir los valores en los que como plataforma ética se tendrá que acrisolar y formar al ciudadano del presente y del futuro. Y es este un expediente no cubierto y desatendido de manera irresponsable en la educación, por el propio aparato de Estado y sus representantes.
En una sociedad en crisis sistémica como la nuestra, resulta importante reflexionar sobre el papel que las humanidades pueden desempeñan para crear un emergente pensamiento sociológico renovado.
Podemos afirmar en la actualidad, que la crisis de las humanidades, se traduce en la crisis silenciosa de la educación, de la que no escapa Zacatecas.
A lo largo de la historia se ha demostrado la relevancia y trascendencia de la formación de la formación humanista.
Eso se evidenció en la paidea griega, en el liceo aristotélico, en la academia platónica, en el Trivium y Quadriviun medieval, en la literatura renacentista y en la filosofía moderna de Hume y Kant.
Sociedad de la información o sociedad del conocimiento
Los especialistas han dicho que “vivimos en la sociedad de la información y no en la sociedad del conocimiento”, lo que significa que hemos dejado de pensar el mundo, para trasladarnos a un mundo informado, pero muy superficial e inculto.
Ya el filósofo español José Ortega y Gasset anticipaba en su época el advenimiento de la tragedia de la incultura, derivada de la ignorancia del sabio de lo especial.
Y eso obedece en particular al desprecio manifestado por la ignorancia y el ignorante, al valor real que lo humanístico representa para el desarrollo y la transformación de una sociedad.
El permitir el desplazamiento de lo humanístico por lo mercantil y lo trivial, es aceptar el destino de construir una sociedad atrofiada, sin independencia y sin pensamiento crítico.
En conclusión, las humanidades habrán de contribuir, siempre, a la formación de un pensamiento crítico, a estimular la imaginación, a evitar la fealdad de la incultura, a edificar el ethos personal y a posibilitar el civilizado trato personal razonable en sociedad.
La educación humanista y la generación de la tragedia
La circunstancia que vive la educación en Zacatecas obliga a impulsar una revisión a conciencia, para abordar con responsabilidad y resolver sus problemas que, no solamente son financieras, sino sistémicos y estructurales. Su crisis es cuantitativa, pero también cualitativa.
Los valores y el humanismo como una concepción del Estado, pueden plantear salidas a los multidimensionales problemas de la educación. O bien tendremos que resignarnos a forjar una generación más de la tragedia, con oleadas de jóvenes posados en la desesperanza y en la ausencia de horizontes dignos de desarrollo.
Lo anterior no implica olvidar, en el exceso de la desmemoria, el paso de las élites irresponsables que en una y en varias ocasiones dañaron ya los procesos de la educación en Zacatecas, en especial aquel grupo en la segunda parte de la década de los noventa.
Aniversario 30 de la facultad de humanidades de la universidad
Se festejó el 30 aniversario de la fundación de la Facultad de Humanidades de la UAZ. Una fecha importante y trascendente por lo aportado a la vida de Zacatecas. ¡Felicidades!