Denigrar a la política y debilitar la democracia es un atentado

JORGE SÁNCHEZ

Llevamos poco más de un año con pandemia y poco más de dos sobreviviendo -también- a un gobierno estéril que ha hecho de los muertos costumbre y utilidad política. Muertos y vivos deambulan por las urnas, de las electorales a las funerales y viceversa, hoy siguen votando los muertos…” que sirvan de algo” pensará el poeta mañanero hasta que la Línea 12 lo puso de cara con la realidad pues al buscar culpables le pasará lo que al perro que se corretea la cola.

La negligencia tiene nombre y apellido, dejemos que a quien le toca nombrarlos en voz alta lo haga o cargue con el peso de la historia y caiga en el desahucio sexenal; ojalá que los partidos opositores al del gobierno en turno no utilicen esta desgracia como raja política y si como un ejercicio de solidaridad y respeto para los familiares de quienes perdieron la vida.

Es tiempo de presentar propuestas y dejar de usar la tragedia y los hierros del adversario sin el más mínimo pudor ante la poca solvencia moral, de argumentos, de ideas y desconocimiento del territorio que se pretende gobernar.

El electorado ha probado de todo, desde la frivolidad hasta la ineptitud y la ignorancia, este ambiente y el azar, son una bomba de tiempo que puede derivar en violencia.

Jugar a “lo de siempre” puede descarrilar algo más que un tren. O se escucha a los que se ha dejado de escuchar y se está a la altura del momento que se vive o el ulular de las sirenas durará mucho más que este sexenio que hace tiempo se acabó.