Continúa la destrucción

NOEMÍ LUNA AYALA

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) debiese ser el documento más importante de cada sexenio, porque es la carta de navegación que establece las prioridades y estrategias gubernamentales e indica por cuál ruta se transitará para llevar a México a buen puerto.

El 10 de abril, por aplanadora, como ya es costumbre, y con la oposición del PAN, PRI y MC, en la Cámara de Diputados se aprobó el PND 2025-2030, que aplicará la Presidenta Claudia Sheinbaum en los próximos seis años.

En la fracción legislativa del Partido Acción Nacional (PAN) analizamos minuciosamente el documento y llegamos a la conclusión de que no es un instrumento técnico, serio ni objetivo para orientar las políticas públicas de la nación.

En estricto sentido, el PND avalado por el oficialismo de Morena y sus satélites es más bien un panfleto «ideológico y propagandístico», que repite los errores y quiere legitimar las acciones del “segundo piso” de la transformación de cuarta. Da continuidad al gobierno lópezobradorista y presenta inconsistencias, incongruencias y está desactualizado respecto a las crisis que enfrentamos.

Es decir, el que debería ser el documento rector para orientar las políticas públicas del sexenio de Sheinbaum es simplemente la calca de ese primer gobierno lópezobradorista desastroso que llevó al país al endeudamiento más grande de la historia, con 6.6 billones de pesos; del que no nos dio el sistema de salud como Dinamarca; y del que dio abrazos a la delincuencia para que se apoderara de una tercera parte del territorio mexicano.

El Plan Nacional de Desarrollo de esta administración federal es la réplica del gobierno de López Obrador, que negó la producción de fentanilo, que sí existe; del que nunca atendió la crisis de inseguridad, que también existe, por lo que hoy la cifra de desaparecidos alcanza más de 120 mil personas y un promedio diario de 83 homicidios dolosos diarios; y del que tuvo una inflación acumulada del 47%.

Es un documento con fines políticos que no plantea cómo enfrentar los aranceles impuestos por Trump, como represalia por el crecimiento e intromisión del narcotráfico en la política y los gobiernos.

Tampoco señala cómo combatir la corrupción; ahí están los graves casos de Segalmex y Birmex.

Menos establece la estrategia para resolver las crisis de inseguridad y continuará con la fracasada militarización del país.

No hay diagnóstico de los problemas y sigue con su slogan de “primero los pobres”, sin indicar las acciones para generar mejores condiciones de vida ni aumentar el empleo. No mejora la salud ni la educación.

México necesita rumbo y estrategia.

Por eso, en el PAN le exigimos a la presidenta un verdadero PND: claro, estratégico, que atienda las verdaderas demandas y que tenga visión a largo plazo. Como eso no sucedió, rechazamos el panfleto político con el que quiere gobernar.