Abuso presupuestal por caprichos
NOEMÍ LUNA AYALA
Los caprichos presidenciales del sexenio de la transformación de cuarta nos salieron muy caros a los mexicanos.
El exceso de las siete megaobras del gobierno de Andrés Manuel López Obrador es fácilmente calculable. Y el resultado es un altísimo costo social para México, especialmente para la población más pobre.
No lo digo yo, sino la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). La dependencia reconoce que el gasto de recursos públicos se triplicó o cuadruplicó en los proyectos de la refinería de Dos Bocas, Tren Maya, Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), Tren Interurbano, Banco del Bienestar, Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y Universidades del Bienestar.
En datos enviados al Congreso de la Unión, la Secretaría de Hacienda establece que del 2019 al primer semestre del 2024 el presupuesto acumulado aprobado para las siete obras emblemáticas fue de 817 mil 381 millones de pesos. Sin embargo, el recurso acumulado pagado en los seis años ascendió a un billón 417 mil 464 millones de pesos. Es tres veces mayor a lo establecido.
Para dimensionar el costo social de las obras insignias utilizaré como ejemplo la construcción ya aprobada de un Hospital General de Zona del IMSS en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con 144 camas y cuatro especialidades troncales, cuya inversión es de tres mil 598 millones de pesos.
Es decir, con ese un billón 417 mil 464 millones de pesos que el actual gobierno federal destinó a los siete megaproyectos se habrían podido construir 409 Hospitales Generales de Zona en todo el país. O sea, habría dado 13 nuevos nosocomios a cada una de las 32 entidades.
Sin embargo, la Federación decidió no construir esa infraestructura hospitalaria tan necesaria, sin importar que la gente se quedara sin servicios de salud suficientes y de calidad; mientras, mantenía un abuso presupuestario a fin de concretar los caprichos presidenciales.
¿Dónde ubicamos ese abuso?
La promesa fue construir Dos Bocas en tres años y con una inversión de 160 mil millones de pesos, aunque el presupuesto acumulado aprobado fue superior a 324 mil millones de pesos. Seis años después tenemos una refinería que refina muy poco y costó 984 mil 800 millones. Un 300 por ciento más.
Para el AIFA los recursos acumulados aprobados fueron por 47 mil 440 millones de pesos; pero, los pagados alcanzaron 116 mil millones. El sobrecosto implica 245 por ciento.
Para el periodo 2019 al 2024 para el Banco del Bienestar se aprobó un presupuesto acumulado de 3 mil 803 millones de pesos. Hasta este año los recursos gastados ya suman 17 mil 675 millones, equivalentes a un 465 por ciento más.
Para el Tren Maya el presupuesto acumulado pagado entre 2020 al 2024 fue de 325 mil 748 millones de pesos, cuando al inicio se dijo que costaría 156 mil millones. Ya triplicó su inversión.
Asimismo, en el caso del Tren Interurbano, el presupuesto acumulado pagado fue de más de 12 mil millones de pesos, con casi 200% por ciento más del costo.
En cuanto al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el presupuesto acumulado pagado entre 2020 y el primer semestre de 2024 fue de nueve mil 598 millones de pesos y, por último, en el caso de las Universidades Benito Juárez, el pago acumulado en ese mismo periodo fue de cinco mil 371 millones de pesos.
En conclusión, el Gobierno Federal quitó recursos a necesidades prioritarias de la ciudadanía para aplicarlos en obras que poco benefician a las y los mexicanos, que promueven el uso de energías sucias, que contaminan el medio ambiente y que permitieron la corrupción y el enriquecimiento de familiares y amistades de la familia presidencial.
¡Así de mal concluye este sexenio!