¿Despertar electoral?
JUAN GÓMEZ *
Las elecciones en Zacatecas van saliendo de la modorra en la que se sumergieron al inicio del presente proceso electoral, en donde la incertidumbre de la alianza electoral PAN-PRD puso el toque polémico al comienzo de la contienda.
Sin embargo en la siguiente etapa, la del proceso de registro de candidatos en el Instituto Estatal Electoral, la tónica fue el cambio de partido de algunos candidatos, los llamados “chapulinazos” que no es otra cosa más que un instrumento para desfondar y debilitar por ende, al contrincante.
Prácticamente en 1998 se iniciaron los llamados “chapulinazos” en Zacatecas con el movimiento monrealista, cuando muchos priistas emigraron a las filas del Partido de la Revolución Democrática para apoderarse de ese partido.
El entonces gobernador Ricardo Monreal colocaría en la dirigencia de ese instituto político a Pedro de León Mojarro, quien bajo esa férula sería diputado local, Secretario de Planeación y Secretario General de Gobierno por unos cuantos días.
Actualmente De León Mojarro es el coordinador de delegaciones de la Secretaría de Desarrollo Social, y el hombre políticamente fuerte de la actual administración de Miguel Alonso Reyes.
Los cambios de partidos y de camisetas están a la orden del día. Es vida política cotidiana en Zacatecas, a grado tal que ya no son noticia en los medios de comunicación locales. Ya no tienen el impacto que anteriormente registraban porque se han desgastado.
Durante el proceso electoral pasado los pomposamente llamados “operadores políticos”, que muchos de ellos no son más que vivales que ofrecen dinero y posiciones a cambio de los colores de un partido, organizaban conferencias de prensa para dar a conocer que cientos o miles de militantes de un partido renunciaban “en masa” para incorporarse a la campaña de tal o cual candidato.
Finalmente todo resultaba un fiasco. Muchos cuando se van, lo hacen solos, arrastrando la desvergüenza y el oportunismo, la manipulación y el engaño.
Los medios de comunicación terminaron por no aceptar las cifras que manejaban y finalmente el efecto perdió eficacia, porque siempre eran cuestionados. La farsa era evidente.
En la actualidad muchos jóvenes se han metido a la política como una forma no de servicio o de compromiso con la sociedad, sino de escalar en el poder y lograr objetivos financieros, influencia en la vida social y económica del estado.
La sociedad zacatecana no acepta este tipo de comportamientos electorales sino al contrario, los rechaza. Solo un sector enclavado en el voto duro o comprometido con algún partido político lo acepta y apoya, pero es minoritario.
Sin embargo existe una gran desinformación en amplios sectores de nuestra comunidad que están más preocupados por otro tipo de problemas, como la falta de empleo, la inseguridad, carencia de servicios públicos básicos, los conflictos familiares, el futuro de los hijos, etcétera, que en la política aldeana. Error.
Otro segmento medianamente informado de la sociedad zacatecana rechaza a los políticos y a la política, por la perversión de la función, los engaños y el enriquecimiento de muchos hombres y mujeres que actúan sin ética. Error.
Si los zacatecanos no se informan de las trayectorias, perfiles y propuestas de los candidatos a puestos de elección popular y de quienes serán sus gobernantes, seguirán alimentando el fenómeno pueril de elegir a un político o política sólo por su apariencia física.
Pese a que es una herramienta política desgastada las cúpulas partidistas continúan utilizando este tipo de estratagemas para debilitar a su contrario. No solo lo hace el partido en el poder, en este período el PRI, sino también la oposición.
Desestiman que el efecto que buscan se les revierte y que quienes decidieron migrar a sus partidos políticos solo arrastran el encono y el descrédito.
La siguiente fase que está en puerta es la de la “campaña negra”, las estrategias del descrédito, la difamación y el ataque al contrario para desprestigiarlo o desprestigiarla. Es un instrumento que esta semana abrió la puerta pero no tiene una gran aceptación entre el electorado, aunque despierte el morbo.
Los zacatecanos lo que demandan es bienestar, certidumbre, seguridad, estabilidad, respeto y por supuesto honestidad y eficiencia. Es lo mínimo que le deben proporcionar los servidores públicos y representantes populares.
Las propuestas de los distintos candidatos a puestos de elección popular no ha podido penetrar en los primeros quince días de las campañas electorales, puesto que lo que ha prevalecido son los menguados “chapulinazos”, el episodio de la telenovela “Amores Verdaderos” que culminó este fin de semana entre palomitas y cotilleos, para abrirle la puerta a un intento de “campaña negra” en un sector focalizado de los contendientes electorales.
El anterior escenario se da, por cierto, entre tiroteos, balaceras, fosas clandestinas y asesinatos de mujeres jóvenes que van en aumento, pero que ahora no solo preocupan sino que indignan a la sociedad.
Esperemos que las propuestas se consoliden y que los ciudadanos puedan hacer una valoración de las mismas, de sus alcances y factibilidad, sin demagogias y sin engaños.
¿Es mucho pedir?
Al tiempo.