La Casa de los Perros | La debacle del empleo en Zacatecas: tres años de retroceso

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El tiempo, que siempre desenmascara, ha sido implacable con Zacatecas.

A 42 meses del inicio de la fallida nueva gobernanza, el saldo en materia de empleo formal no deja lugar a interpretaciones amables: seis mil 123 empleos formales perdidos en el último año, una contracción del (-)3.1 por ciento, según las cifras más recientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Zacatecas es la tercera entidad con peor desempeño en todo el país. Solo Campeche y Tabasco la superan en este penoso ranking.

En el tablero de las comparaciones, Zacatecas queda al desnudo.

Durante el mismo periodo de 42 meses, el exgobernador priista Alejandro Tello Cristerna logró crear 21 mil 589 empleos formales; el exgobernador, también del tricolor, Miguel Alonso Reyes, 17 mil 981.

En cambio, el actual inquilino de La Casa de los Perros, con contrato de arriendo a nombre de Morena, acumula una pérdida neta de mil 109 puestos de trabajo, una caída del (-)0.6 por ciento.

Los números no mienten, aunque los discursos oficiales intenten disfrazarlos.

La herida es más profunda si desglosamos el desastre mes a mes. Tan solo en febrero se recuperaron 389 empleos formales, una cifra insuficiente para paliar las mil 646 plazas perdidas en enero y las mil 468 que se esfumaron en diciembre. El saldo acumulado de los últimos tres meses arroja un resultado demoledor: dos mil 725 empleos menos. La tendencia es clara: una economía que se desmorona poco a poco, como un castillo de arena.

Lo más alarmante es que, mientras en febrero se recuperaron apenas 389 empleos formales, esto no alcanza ni de lejos para compensar las mil 646 plazas perdidas en enero ni las mil 468 de diciembre pasado. La tendencia es clara: una economía que se desmorona poco a poco, como un castillo de arena.

El descalabro tiene nombre y apellido. Las actividades más golpeadas bajo el mandato de Monreal Ávila son las Industrias de la Transformación, con una pérdida de cinco mil 619 empleos, y la Construcción, que ha visto desaparecer cuatro mil 438 plazas. Dos sectores clave para el desarrollo económico que hoy languidecen.

¿Qué ha cambiado? La pregunta retumba en las calles de un estado cada vez más sumido en la desesperanza. Porque si algo queda claro, es que no se trata únicamente de un tema de cifras. Detrás de cada número hay un rostro, una familia, un proyecto de vida truncado.

El contraste con las administraciones anteriores duele porque evidencia la falta de estrategia, de rumbo. Ni siquiera el discurso oficial ha logrado sostener la farsa del progreso.

Zacatecas retrocede, y lo hace de la mano de un gobierno que parece más preocupado por maquillar la realidad que por transformarla.

El tiempo, ese juez implacable, sigue corriendo. Y con cada mes que pasa, las cifras del desempleo en Zacatecas se vuelven más difíciles de ocultar.

La fallida nueva gobernanza ha resultado ser, hasta ahora, una nueva decepción.

Sin embargo, aún queda un resquicio de esperanza. Con la llegada del nuevo secretario de Economía, Jorge Miranda Castro, existe la posibilidad de que las políticas económicas del estado encuentren el rumbo perdido y que, finalmente, Zacatecas pueda empezar a levantar cabeza.

La pregunta es: ¿será suficiente para revertir el desastre?

Millones perdidos, campo olvidado

En el campo zacatecano, la tierra está seca no sólo por la falta de lluvia, sino por la ausencia de voluntad política.

Cuatrocientos millones de pesos destinados a la reactivación rural se han vuelto un espejismo: existen en el papel, pero se desvanecen antes de tocar las manos callosas de los campesinos.

Mientras los centros de acopio cierran y los enlaces desaparecen, los productores quedan atrapados en un laberinto burocrático donde las respuestas son promesas y las soluciones, evasivas.

La protesta de ayer frente a la Legislatura no es más que el eco de una desesperanza largamente sembrada. Que un grupo de agricultores tenga que bloquear calles para ser escuchado delata una fractura profunda entre el poder y el pueblo.

No se exige limosna, sino claridad: ¿dónde está el dinero?, ¿por qué los programas clave, como el apoyo al diésel, se diluyen entre trámites y justificaciones?

Si la Secretaría del Campo no puede responder con transparencia, que sea entonces la Secretaría de la Función Pública, y el paladín de la verdad en Zacatecas, Ernesto González Romo, quien desnude lo que hoy permanece oculto. Aunque ayer a la manifestación, a pesar de que los productores lo esperaron, jamás llegó.

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