La Casa de los Perros: reina la ineficiencia y negligencia en Fresnillo
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
La derrota electoral en Fresnillo significó un descalabro para Morena y para el clan Monreal Ávila, encabezado en el estado por el inquilino de La Casa de los Perros.
El que Javier Javo Torres sumara más de 41 mil votos, pasando sin misericordia sobre la candidata de la coalición Morena-Verde, Bennelly Hernández Ruedas –hoy secretaria de Desarrollo Social en la nueva gobernanza—dolió tanto o más que la derrota en la capital de Zacatecas.
Se perdía el terruño, la patria chica, la cuna del monrealismo. El municipio que ha sido gobernado por tres hermanos Monreal Ávila: Rodolfo (2004-2007), David (2007-2010), hoy gobernador de Zacatecas, y Saúl (2018-2024) actual senador.
Una vez que el priista llegó al gobierno municipal, los ojos de sus detractores se posaron en la administración cuyo arranque se esperaba espectacular.
La participación ciudadana en esa elección fue del 59.16 por ciento de los más de 82 mil registrados en la lista nominal, lo que quiere decir que más de 48 mil fresnillenses se decantaron por un cambio.
Pero resulta que, tras cuatro meses, más allá de la reactivación de los Miércoles de Danzón; eventos escolares; el pago a afectados con ponchallantas arrojados en las calles de Fresnillo por delincuentes organizados; un desorganizado inicio de pagos de predial, y la firma de un convenio por más de nueve millones de pesos, con el fin de no perder la membresía del equipo de Plateros de Fresnillo para que finalice la temporada en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP), esta administración parece será recordada por su ineficiencia y negligencia.
El asalto del pasado viernes en Fresnillo, donde un par de trabajadores del Ayuntamiento fueron despojados de un millón 380 mil pesos recaudados por el impuesto predial, es un ejemplo claro de cómo la falta de previsión y la ineficiencia administrativa pueden costar caro, tanto en términos económicos como políticos.
En verdad resulta inaceptable que en pleno siglo XXI, una administración municipal envíe a empleados a realizar el traslado de una suma tan significativa sin tomar las medidas básicas de seguridad.
Cómo se podrá explicar que el alcalde Javier Torres Rodríguez y su directora de Finanzas, Santa Paz Domínguez hayan permitido este manejo irresponsable de recursos.
Por “ahorrarse” el costo de un servicio de traslado y protección de valores hoy enfrentan una pérdida millonaria y la indignación de la ciudadanía.
Este caso evidencia una negligencia que no puede pasar desapercibida.
Si los responsables hubieran optado por un protocolo adecuado, con escoltas o resguardo policial, este atraco habría sido prevenible.
Pero no, optaron por una decisión económica que ahora se convierte en un problema penal. La falta de sentido común, sumada a la ausencia de un verdadero compromiso con la seguridad de los recursos públicos, no puede ser justificada.
Y menos cuando el alcalde priista privilegió ir de paseo a Fort Worth a festejar con los migrantes, que mantenerse en la alcaldía y cumplir el trabajo para el que fue elegido, el que se comprometió a acatar y por el cual le pagan los ciudadanos.
Ahora, lo que sus detractores esperaban les llega caído del cielo. Tocará al Órgano Interno de Control, a cargo de Héctor Menchaca, lamerse los bigotes y aprovechar el momento.
Lo menos será interponer una denuncia penal contra el alcalde y sus colaboradores más cercanos, porque no hablamos sólo de la pérdida de dinero, sino del daño a la confianza pública en una administración que parece más interesada en minimizar costos inmediatos que en garantizar la seguridad y transparencia en el manejo de los recursos.
Este incidente no puede quedarse en la anécdota. Es un llamado de atención para todos los niveles de gobierno, pero especialmente para la administración de Fresnillo.
Es hora de asumir responsabilidades y de tomar decisiones con altura de miras. Porque en la política, como en la vida, los “ahorros” mal planificados siempre terminan siendo más caros.
Y a las pruebas…
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