La Casa de los Perros: comienza el triste andar de los alcaldes de Zacatecas
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Requete incómoda resultó la sesión de la mesa que más aplaude en Zacatecas, que presidió el inquilino de La Casa de los Perros, y a la cual acudieron los recién estrenados alcaldes.
Ahí, muy sentaditos estuvieron Miguel Varela, de Zacatecas; Javier Torres, de Fresnillo, y Rodrigo Ureño, de Jerez, a quienes les hicieron el feo en la nueva gobernanza en su toma de protesta, pero a quienes ahora tuvieron que invitar sí o sí.
Ahí, todos los presentes escucharon el sabio consejo del gobernador David Monreal, quien les dijo que por nada del mundo mundial se presten a ofrecimientos de los delincuentes.
“Tengan cuidado y no crean que los van a cuidar, no se crean eso, no hay honor”.
Monreal Ávila también reconoció que hay municipios con “aparente calma”, pero que esta se debe a que hay “predominio de un grupo delincuencial. No es que no pase nada, pero la gente y las autoridades callan”.
Obviamente, David Monreal no iba a dejar pasar el momento y alabó lo realizado por el hoy exalcalde Jorge Miranda Castro, así como de su hermano y en estos momentos senador Saúl Monreal Ávila. De ellos dijo, dejan las finanzas más sanas de todo el estado.
El siempre presto representante del gobernador y en sus ratos libres secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza, les dijo que antes algunos municipios no cumplieron con su responsabilidad de pagar salarios dignos a los policías municipales, y menos con depurar a sus cuerpos policiacos.
“Sigue habiendo policías municipales que no tienen los controles de confianza necesarios y hay que decirlo abiertamente, que están probablemente vinculados a la delincuencia organizada”.
Porque, aunque estamos a punto de concluir con el Año de la Paz, la anhelada tranquilidad, según reconocieron las autoridades, resulta que es de papel.
A la reunión acudió Arturo Medina Mayoral, secretario de Seguridad Pública, quien también reconoció que hoy el déficit de policías municipales es crítico, además de que existe un gran rezago en la profesionalización, de ahí que no cuenten con el Certificado Único Policial.
Y al no tener este papelito, pues no pueden portar armas, a pesar de que los cursos de capacitación son gratuitos, pero la desidia de los presidentes municipales fue mayor y simple y sencillamente no los enviaron a estudiar.
Medina Mayoral dio un ejemplo: Fresnillo debería contar con 433 policías, pero tristemente sólo cuenta con 58. Por esta razón, el gobierno federal y estatal se han visto obligados a mantener una fuerte presencia militar.
El mero jefe de Seguridad Pública habló de Calera, municipio que debería tener 82 policías, pero resulta que sólo cuenta con 34 elementos, déficit que viene siendo lo menos, cuando ahí se pelean la plaza los carteles del Noreste, de Jalisco y del Pacífico.
El alcalde de Morena, Miguel Murillo, con los ojos de plato sólo escuchaba que en el municipio que ahora gobierna, el C4 operaba sólo una hora al día. El director, no sabemos si para evitar la fatiga o por otra razón más poderosa, llegaba a las 10 y a las 11 de la mañana ya se estaba bajando la cortina.
El morenista Eleazar Garza Escamilla también escuchó cuando el secretario de seguridad pública dijo que, en Villa Hidalgo, la infiltración del crimen organizado en la policía local fue tal que se tuvo que desarmar a los elementos, quienes además no contaban con la evaluación de confianza ni credenciales activas. Eran vulnerables a la delincuencia.
Antonio Tiscareño de Anda, nuevo alcalde de Loreto también oyó cuando se detalló que el municipio tiene 12 policías de los 97 necesarios. Además de que no tiene patrullas en funcionamiento y sólo cuenta con una ambulancia y tres motocicletas.
Lo peor de todo vino cuando tomó la palabra el secretario de Finanzas, Ricardo Olivares Sánchez, quien a los nuevos presidentes municipales les dijo que más de la mitad de los ayuntamientos están endeudados hasta la coronilla.
Son mil 322.8 millones de pesos en adeudos, de ahí que muchos municipios ya han sido embargados, lo que trae consigo una afectación en sus cuentas y participaciones. Esto, obviamente, complica la operatividad de las administraciones municipales.
Fue el momento en que todos miraron de reojo a Ramiro Hinojoza Aguayo, alcalde Sombrerete, cuando el secretario de Finanzas pormenorizó que gracias al priista Alan Murillo, ese municipio tiene deudas que equivalen a casi dos años y medio de su presupuesto, sólo para liquidar adeudos al IMSS, pagar impuestos sobre la renta y, sobre todo, acabar con los malditos laudos laborales.
Los morenistas Armando Contreras Mata, de Pinos, Guadalupe Silva Medina de Luis Moya, y Guadalupe Ortiz Robles de Valparaíso; así como el de Movimiento Ciudadano, Ernesto Mora Hurtado, de Villa García, si no lo sabían pues se enteraron de que sus administraciones enfrentarán dificultades para pagar las nóminas.
Son municipios, dijo Ricardo Olivares, en una situación de alto riesgo financiero, de ahí la urgencia de encontrar soluciones ya para para evitar un colapso.
Y para acabarla de amolar, al final, cuando nuestro inquilino abandonó la reunión, no le quedó de otra más que saludar al alcalde de Zacatecas.
Miguel Varela, entrón como es, le extendió la mano y lo miró de frente. Extrañamente, David Monreal esquivó la mirada, bajó la cabeza y adiós que te vaya bien.
Hasta hoy no se sabe por qué la enorme sonrisa de Rodrigo Ureño, al atestiguar le incomodísima situación. Total, en algún momento se iban a encontrar ¿qué no?
Ante este panorama, son ellos, los nuevos alcaldes, los que en este momento disfrutan lo votado.
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