La Casa de los Perros: fin de semana de secuestros y desapariciones en Zacatecas
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Este fin de semana, la Copa por la Paz, en la que participaron los equipos de futbol de Las Chivas, el Cruz Azul, el Pachuca y los Mineros de Zacatecas resultó un éxito.
Y más allá de que el equipo local demostrara que a pesar de los años y los esfuerzos de los directivos no ha logrado fincar afición, y que, para variar, quedara en el sótano del cuadrangular, los zacatecanos disfrutaron del evento.
Un espectáculo deportivo bien organizado que no tuvo queja alguna. Sólo, quizás, de los aficionados de las Chivas que vieron a los Tuzos del Pachuca levantar la copa.
Pero debemos decir que la seguridad, quizás extrema para salvaguardar la integridad de los jugadores, en varios rincones del estado, 14 familias la extrañaron.
Resulta que la Fiscalía General de Justicia del Estado publicó entre el viernes 21 y el domingo 23, 16 fichas de búsqueda de hombres de los que hasta hoy, nada se sabe.
Porque si bien la nueva gobernanza se llena la boca y salta en una pata presumiendo la baja en los homicidios dolosos, nadie puede negar que las desapariciones y los secuestros siguen al alza en esta tierra en la que el gobierno alardea paz y tranquilidad.
Por lo pronto, dos familias en Enrique Estrada sufren hoy la angustia al padecer el secuestro de sus hijos.
Hablamos de Aldo y Esteban Terán Nava, dos jóvenes de 19 y 21 años, quienes fueron privados de su libertad. Pero también nos referimos a Antonio y César Patlán Martínez, de 27 y 20 años, igualmente secuestrados en Enrique Estrada.
Pero en las mismas circunstancias encontramos a la familia de Jesús Cruz Zapata, de 18 años, secuestrado en Loreto, y de José Alfredo Carrillo Huerta, de 20 años, privado de su libertad en Guadalupe.
La constante, como suele suceder en Zacatecas, los secuestrados son jóvenes entre los 18 y los 27 años. Dos pares de hermanos. Muchachos que son esperados en sus hogares para que sus vidas continúen como debe ser, con alegría, con la única preocupación de aprobar un examen, con la tranquilidad de sus madres al verlos en sus habitaciones descansando.
Urge se haga algo para salvar a la juventud en Zacatecas que hoy vive en medio de la zozobra y el miedo.
Sí, ese miedo que se refleja guste o no a la nueva gobernanza, en las encuestas que levanta el INEGI.
Cabe destacar que entre las fichas de búsqueda publicadas este fin de semana en el que con gran alegría se festejó también el 110 aniversario de La Toma de Zacatecas, con una hermosa charreada en la que se rindió un homenaje, aunque parezca broma, a la familia Aguilar, están la de dos jovencitos de 16 años.
Se trata de Carlos Ramírez Félix y Ángel Muro Ávila, los dos muchachos de Jerez, en calidad de no localizados desde el 22 de junio pasado.
Pero la lista sigue y sigue, y ahí está Raúl García Sáenz, de 21 años, desaparecido el 20 de junio en Fresnillo, y Sergio Cortez Lara, de 20 años, quien desapareció de Loreto el 17 de junio y cuya ficha fue publicada apenas el viernes 21 de este mes.
Las cuatro personas cuyas fichas de búsqueda se publicaron en Facebook el fin de semana en el que los zacatecanos vieron volar el helicóptero alrededor del estadio “Carlos Vega Villalba” con un mensaje de paz, son Jorge Barrera de 48 años; José Frausto de 50 años; Víctor Hernández Sánchez de 48 años, y el adulto mayor Roberto Espinoza Casillas, de 85 años.
La nueva gobernanza debe entender que mientras cientos y cientos de familias lloren a sus hijos, a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, el que en la primera quincena de junio se hayan cometido sólo 13 homicidios dolosos, según las cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, no es razón suficiente para cantar victoria.
Y si no que le pregunten al empresario Cuauhtémoc Calderón, quien ayer domingo por la noche recibió la visita de los amantes de los ajeno y se llevaron, como él mismo publicó en Facebook, la venta del mejor día de la semana.
Por eso lo hemos dicho, entre cifras alegres, homenajes a los Aguilar y anuncios de la militarización, sí o sí de la Guardia Nacional, que Dios nos agarre confesados.
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