Violencia institucional contra zacatecanas
NOEMÍ LUNA AYALA
Detrás de una valla metálica un grupo numeroso de policías estatales se resguarda. A la orden de alguien, el contingente policiaco avanza reagrupado y armado con equipo táctico, como escudos antimotines, toletes, gas lacrimógeno y tanques de oxígeno que disparan químicos. Por aire les protege un helicóptero y en las calles aledañas hay patrullas con agentes empistolados.
El despliegue policiaco generó pánico entre las asistentes a una manifestación feminista, que corrieron en todas direcciones, muchas con bebés en brazos. La policía persiguió a mujeres, jóvenes, adolescentes y niñas. A las que lograron someter las golpearon y arrastraron, cual viles malhechoras.
El espectacular operativo de seguridad que les narro no es de película de ficción. Tuvo lugar en la Plaza de Armas de Zacatecas. Y no fue para detener a homicidas ni miembros de la delincuencia organizada armados hasta los dientes. Esos grupos armados tienen de rodillas a las corporaciones policiacas zacatecanas.
Fue al final de la multitudinaria marcha con motivo de la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y fue para azuzar a cientos de zacatecanas que se movilizaron, igual que las mujeres de todo el mundo, para exigir alto a las violencias de género, pedir inclusión y el respeto a los derechos humanos.
Ahí están como evidencia del abuso de poder y la brutalidad policiaca los videos que circulan en redes sociales y medios de comunicación del mundo. Esas imágenes contradicen la versión oficialista, con la que el gobierno morenista de David Monreal pretendió lavarse las manos.
Son irritantes las declaraciones del Secretario General de Gobierno, Rodrigo Reyes, que previo a la marcha auguraba una movilización violenta por presencia de “grupos de choque” y advirtió la implementación de un mega operativo policiaco.
Claro, el funcionario se refería a los grupos de choque del estado que se lanzaron contra zacatecanas indefensas, violentando su derecho a la libre manifestación y de las cuales a 14 mujeres y niñas retuvieron ilegalmente, amenazaron, golpearon y desvistieron. Fue un abuso de poder y uso de la fuerza pública no antes visto en movilizaciones pacíficas como la referida.
En un mensaje de redes sociales, el Secretario General de Gobierno quiso culpar a las asistentes; y, ante la presión social, emitió otro video para recular y anunciar una investigación por la brutalidad policiaca.
Hasta ahora el Gobernador David Monreal y el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador guardan silencio cómplice.
Ya pasaron 5 días del hecho y aún no hay responsables por la afrenta, que se da en uno de los estados más violentos del país y donde se ubican dos de los municipios más inseguros de México.
En los dos años de la llamada Nueva Gobernanza, la asociación Causa en Común denunció un 60% de subregistro de feminicidios, pues la organización contabiliza 72, y las autoridades reconocen sólo 28. En el 2023 el feminicidio dejó 18 menores huérfanos.
En los últimos 24 meses, en Zacatecas se denunciaron más de 1 mil 400 desapariciones de personas, cantidad superior a los seis años anteriores.
Desde la máxima tribuna de la Legislatura de la Paridad, la Inclusión y la Diversidad exijo al gobierno morenista de AMLO garantizar la seguridad de las mujeres, en un país donde diariamente son asesinadas 11; que escuche sus demandas, aplique acciones para erradicar las violencias de género; garantice los derechos humanos; y regrese los presupuestos que mejoran la vida de las mexicanas y sus hijas e hijos, como los programas de salud, Escuelas de Tiempo Completo y guarderías.
También llamo al Gobernador David Monreal a que, en el marco de su Agenda de la Paz, dé una disculpa pública al movimiento feminista, castigue a los responsables y me uno a las voces que piden la renuncia de los secretarios General de Gobierno, Rodrigo Reyes; y de Seguridad Pública, Manuel Eduardo Flores, por no cumplir su obligación de proteger a la población civil.
Exhorto a las Diputadas y los Diputados de la 65 Legislatura Federal a que hagamos realidad el trabajo legislativo en materia de género, para que en el poder no haya ningún violentador de mujeres y que en México no haya “ni una más” y “ni una menos”