La Casa de los Diputados: Los 30 burócratas del Poder Legislativo
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
La mayoría de los ciudadanos, todos los días, sin descanso, y a pesar de que a algunos hasta los llamen güevones, salen puntuales de sus casas para acudir a sus trabajos.
Esos ciudadanos empeñosos en llevar el sustento a sus casas no tienen derecho a llegar tarde. Deben checar tarjeta, entregar informes y resultados de su labor todos los días sin pago extra.
Comer en horas de oficina no es posible, y menos, mucho menos, exigir galletas, café o fruta para, con la boca llena de comida, responder a quien les hable. Obviamente, si deben acudir a la cafetería o fonda cercana a su lugar de trabajo, ese gasto va directo a sus bolsillos. Peso tras peso.
Ellos, todos ellos, deben pagar sus boletos del autobús o la gasolina y refacciones de sus automóviles con los que se trasladan.
A los jefes, a quienes les pagan ese sueldo que en muchos, pero muchos casos, no supera los cinco mil 255 pesos al mes, de ninguna manera se les puede hacer una mueca, hablar fuerte, dejar con la palabra en la boca o cerrarles la puerta en la narices. Ni de broma.
Por estas razones resulta inconcebible que un grupúsculo de 30 personas, con unas ínfulas que ni Dios Padre tiene, no sólo lleguen tarde a sus labores, sino que sin justificación legal alguna, simple y sencillamente no acudan a su centro de trabajo. Sin dejar de lado que, además, se enojan cuando se les recrimina su irresponsabilidad.
De verdad es inadmisible que 30 mujeres y hombres no sólo no entreguen resultados, sino que además exijan viáticos superiores a los 45 mil pesos al mes para sus viajes, vacaciones, comidas, gasolina, refacciones de sus automóviles y demás chucherías que en el camino se les ocurran.
Y peor aún, resulta increíble que estos 30 sujetos petulantes, fanfarrones, arrogantes y con aires de grandeza maltraten a los ciudadanos que tienen la mala fortuna de requerir de sus servicios. Sí, a esos ciudadanos a los que dicen representar y que, les guste o no, son sus patrones.
Para estos 30 diputados locales de Zacatecas, lo único importante es arrodillarse ante quien spuestamente les habría dado el impulso para vivir una vida de reyes. A él, o ella, ningún gesto, al menos no en su cara. A sus espaldas, bueno, eso es otra cosa.
Por esta simple razón, nuestros personajes, los que dicen formar parte de la mayoría de Morena, por ejemplo, optaron por no asistir a trabajar la semana pasada. Ellos tenían cosas más importantes qué hacer, como lanzarse a sus distritos a promover que el 10 de abril todos salgan a la calle a validar un gobierno que, a más de tres años en el poder, no ha demostrado ni ser diferente ni ser la opción de un cambio verdadero.
La prioridad del Gobierno de la República, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, y sus representantes en Zacatecas, es la misma que tenían cuando se acercaban las elecciones los del PRIAN: ganar para seguir mamando de la ubre gubernamental. Nada más.
Y como una buena parte de los mexicanos abrieron los ojos, tarde, hay que aceptarlo, pero ya lo hicieron, la preocupación porque el capricho de López Obrador llamado «consulta popular» no se pueda cumplir es grande, de ahí que, utilizando recursos públicos, los diputados de Zacatecas, por ejemplo, se inventaron giras a los municipios para hacer lo que mejor les sale: ser los quedabien de siempre.
Así, mientras unos sonríen para congraciarse, otros amenazan con retirar los mezquinos apoyos que el gobierno entrega a abuelos, madres y jóvenes. Sólo hay de una sopa: o dicen convencidos que quieren que AMLO siga, o así se las verán.
Sí, son unos miserables.
Hoy, para los de la mayoría de Morena, la prioridad es cumplirle a su patrona, que ya les prometió que su vida de privilegio puede seguir siempre y cuando no se rebelen y cumplan agachaditos las encomiendas.
Las promesas
Las promesas hechas en días pasados son jugosas: que Violeta Cerrillo Ortiz sea la próxima candidata a la alcaldía de Guadalupe o se reelija. Para Maribel Galván Jiménez, lo mismo, sólo que en Fresnillo.
A Nieves Medellín Medellín, igualmente, le aseguraron que en tanto no ande por la libre, tanto él como su pareja, el actual director del SEDIF, se mantendrán en el ánimo de la nueva gobernanza. ¡Ámonos! Así quién no.
Por la reelección van también Armando Delgadillo Ruvalcaba, Sergio Ortega Rodríguez y Analí Infante Morales. Han quedado anotados en la lista negra Imelda Mauricio Esparza y Ernesto González Romo.
Priscila Benítez Sánchez es un caso aparte. Ella no sólo ha quedado anotada en la lista, sino que su nombre fue subrayado con rojo. Tanto así que cuando se le ocurrió decir que «por instrucciones» del inquilino de La Casa de los Perros ella sería la presidenta de la Comisión de Patrimonio, Presupuesto y Finanzas (PPF), funcionarios de la nueva gobernanza, personalmente, tomaron el teléfono para avisarles a los diputados de las otras fracciones que cuidadito y anotaban su nombre en la papeleta el día de la elección de los órganos de gobierno en el Poder Legislativo.
La encomienda
El problema está en que la encomienda a los diputados de Morena, en particular, y a los aliados, en segundo término, de sacar adelante la revocación de mandato no está nada fácil.
Tan es así que Omar Carrera Pérez, quien era el coordinador estatal en Zacatecas de la asociación civil «Que siga la democracia», que encabeza a nivel nacional Gabriela Jiménez Godoy, renunció al encargo porque «no existe el respaldo y apoyo necesario de todos los involucrados». Y es que conseguir más de 400 mil ciudadanos que vayan a las urnas el próximo Domingo de Ramos sí es una tarea titánica.
Tal parece que ni ellos están tan convencidos de que AMLO siga.
Por todo esto, no le extrañe a nadie que en los próximos días, a su puerta, llegue otra vez su diputado, o algún achichincle, a quererle lavar el cerebro. Ojalá que esta vez los ciudadanos sí se pongan listos todos porque, de verdad, ya estuvo ¿o no?
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