La Casa de los Perros: Los desplazados de Zacatecas
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
No habían transcurrido ni dos días de que el presidente Andrés Manuel López Obrador protagonizara un acto de apoyo simulado a Zacatecas cuando las balas silbaron amenazantes en el municipio de Valparaíso.
El saldo: entre ocho y 12 muertos y más desplazados de los que nadie, pero absolutamente nadie en la nueva gobernanza quiere siquiera hablar.
López Obrador acudió a Zacatecas con sus datos a contar cuentos chinos y tranquilamente se fue. Aquí dejó al inquilino de La Casa de los Perros con el ofrecimiento de que pronto, muy pronto, lo prometido, que en realidad fue muy poco, se convertiría en realidad.
Mientras tanto, los pueblos de Zacatecas se van quedando solos. Las casas son abandonadas sin siquiera una mudanza de por medio. Las familias toman sólo lo necesario y abandonan su patrimonio sin que uno solo de los servidores de la Nación siquiera los acompañe a la puerta.
Las cifras de los desplazados en Zacatecas son desgarradoras. En Valparaíso, donde gobierna la coalición Va por Zacatecas con el perredista Eleuterio Ramos Leal como alcalde, se habla de no menos de mil cien habitantes de 11 comunidades los que se han marchado por el temor de ser levantados, secuestrados, violados, asesinados, calcinados, colgados, desmembrados…
Hoy son cuatro las localidades que ya están desiertas.
Jerez, el Pueblo Mágico que gobierna la coalición Juntos haremos historia con Jorge Humberto Salazar Contreras, un médico que sabe de administración pública lo que la actriz Andrea Legarreta de economía, como presidente municipal, suma ya unas mil 500 personas obligadas a renunciar a su pertenencia con tal de salvar la vida.
Claro que está también Fresnillo, el municipio que, a pesar de su poderío económico, no ha logrado bajar ni una décima la cifra del 98 por ciento de la población que dice sentirse insegura. Ahí en donde gobierna el morenista Saúl Monreal Ávila, los desplazados ya superan las dos mil personas.
Y así, mientras familias enteras de zacatecanos huyen despavoridas del horror que la lucha entre cárteles ha dejado a su paso, el gobernador David Monreal Ávila se placeó feliz en la sede del 97 Batallón de Infantería, en Fresnillo, a donde fue a constatar cómo López Obrador “honraba” su compromiso.
Tanto en las fotografías distribuidas por la oficina de Comunicación Social, como en el boletín de prensa, saturado de lugares comunes y lambisconería, quedó constancia que, otra vez, el alcalde y hermano del gobernador no fue invitado al acto en el que “empezaron a llegar” elementos de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano “para reforzar la estrategia de seguridad y recuperación de la paz social en Zacatecas”.
¿Cuántos de los 460 prometidos por López Obrador llegaron? Nadie lo supo. Se les olvidó anotarlo en su boletín.
Eso sí, los dos, 20 o cien que llegaron de inmediato se enfrentaron a la realidad de Zacatecas. La “mucha esperanza y mucha confianza” de David Monreal de que la paz y la tranquilidad regresará a la entidad le estalló en la cara. Horas más tarde el infierno se desataba en Valparaíso.
Hasta el momento, porque no se ha actualizado la información, los cuerpos de ocho hombres permanecen en calidad de no identificados, según la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE), tras los enfrentamientos del viernes y sábado.
El primero en el camino de terracería que conduce al entronque de la Comunidad de San Martín de la Palma y la comunidad de Peñitas de Oriente. El segundo en el camino de terracería que conduce a la comunidad de La Florida.
Fueron supuestos miembros del Cártel de Sinaloa y del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) los que se encargaron formalmente de arrancar el Plan de Apoyo a Zacatecas dejando a su paso camionetas ensangrentadas, rafagueadas y una calcinada con dos cuerpos en su interior, como testigos de la cruenta batalla.
Vecinos de Valparaíso aseguran que tras los tronidos de las armas de grueso calibre fueron más los cuerpos que los propios integrantes de crimen organizado se llevaron que los que dejaron abandonados.
Los habitantes que aún se resisten a abandonar sus hogares recuerdan que estos enfrentamientos no son una novedad. En junio pasado, el altercado entre cárteles dejó unos 18 muertos. Esa vez la refriega duró horas.
Tampoco olvidan la cabeza humana que dejaron como advertencia a las puertas del Palacio Municipal en donde Eleuterio Ramos ya no sabe ni para dónde hacerse, y menos cuando hace unos días circuló la versión de que habría sido víctima de un ataque. Él lo negó. Dijo que estaba bien, aunque no de buenas.
Sigue la pelea en el PAN
Muy activa continúa Maritere García, quien el fin de semana recorrió los municipios de Miguel Auza, Juan Aldama y Río Grande, a donde platicó a los militantes de Partido Acción Nacional su aspiración de convertirse en la dirigente del Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN.
Unificar al partido, hacerlo cercano a la militancia, además de rescatar y fortalecer a los Comités Municipales, hoy en decadencia, son las metas de Maritere García que ya permean entre los que con su voto decidirán el rumbo del blanquiazul en Zacatecas.
De Verónica Alamillo, la otra candidata, no se sabe nada. Si sigue en campaña o no, eso es algo de lo que sólo ella y sus amigos tienen alguna certeza.
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