Donde quedó estado laico, igualdad, cambio, corrupción

SARA LOVERA 

Este lunes 1 de julio habrá festejo, porque el pueblo de México votó contra todo lo que lo humilló, empobreció y violentó durante años. ¡Felicidades ¡Bailongo en el zócalo!

Tengo algunas preguntas al nuevo gobierno, a un año de que opera. Una por qué los refugios para mujeres violentadas no han recibido los recursos para operar, ¿por qué señor Andrés Manuel López Obrador? se deja a la deriva a más de 20 mil mujeres y a sus hijos e hijas, que no pueden vivir en el mismo sitio que el violentador.

Por qué, Presidente de la República, no puede nombrar la palabra mujer o mujeres, menos feminicidio y absolutamente ¡no, para nada! derechos humanos de las mujeres.

Por qué señor Presidente decidió desaparecer el programa de estancias infantiles que según la recomendación 29/2019 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos calificó esta acción como “una medida regresiva” para los derechos humanos, y cómo llegamos al punto tremendo donde la Subsecretaría del Bienestar -según oficio SB/SDSH/200/435/2019-, firmado por Ariadna Montiel, calificó como una “aberración inaceptable” la recomendación de la CNDH y hasta le reprochó su “inacción” durante el sexenio de Felipe Calderón y las violaciones a derechos humanos, de todo tipo, según su lenguaje.

Por qué durante su gestión oficial de siete meses, se han reducido los derechos laborales -decenas de denuncias por despidos sin indemnización de ley-; el derecho a la libre expresión y el derecho de las personas a opinar diferente al poder.

Dígame por qué su mandato es unipersonal y su equipo no funciona -dicho ya por el líder del Senado- y por qué violando la ley, la tradición y la dignidad mexicana, se comercia con la carne humana, como dijo Porfirio Muñoz Ledo, en la frontera sur para favorecer al presidente de los Estados Unidos.

Dígame por qué su desprecio cotidiano al trabajo histórico, continuado, que se puede probar, de las organizaciones de mujeres, quitando el programa PROEQUIDAD, los recursos sociales de coinversión del Paimef, y los recursos para enfrentar la violencia contra las mujeres.

No entiendo, señor Presidente, su conducta misógina cuando toma con sus manos la cara de una periodista, una madre que busca a su hijo o hija, a una anciana que cree en usted, cómo tranquilamente se ríe de las periodistas que preguntan, cómo se investigará en México la denuncia de una red de trata y le dice “linda” no te voy a contestar.

Dígame como llegamos y llegaron miles de mexicanas a votar por una persona que no gobierna con la Constitución -que costó dos millones de muertos y muertas- sino con las enseñanzas muy respetables de Jesucristo y ahora su cartilla moral o como se llame será distribuida en las iglesias católicas y otros cultos.

Cómo habla de conservadores, si es usted el mejor ejemplo de cuidar y catapultar la fase superior del capitalismo. Cómo es posible que en lugar de proyectos productivos y de inversión, como en la época de los reyes absolutistas, regale migajas a un pueblo hambriento y deseosos de bienestar.

Dígame señor Presidente en qué piensa cuando son claras las cifras del feminicidio -10 asesinatos diarios-, en qué piensa un jefe de Estado que no opina sobre los matrimonios entre dos personas del mismo sexo; en qué piensa cuando se plantea la interrupción legal del embarazo, la mayor participación política de las mujeres.

A un año de su triunfo electoral, dígame por favor dónde están mis impuestos, porque no hay un Plan Nacional de Igualdad -como se esperaba-; por qué no se ha echado a andar su estrategia contra la violencia; por qué se recortaron los recursos para las encuestas fundamentales sobre la salud de las mujeres; sobre la violencia en los hogares, el uso del tiempo, las estadísticas por género, etc. Asuntos que el Estado Mexicano ha firmado. Por qué esta andanada contra la Comisión Nacional de Derechos Humanos, contra el Instituto de Transparencia, contra el Instituto Nacional Electoral, todas instituciones que conseguimos con un duro, estrecho, difícil proceso de democratización. Sí, insuficiente, pero señero.

Dígame por qué dice mentira tras mentira; porque desprecia a todas las personas expertas, científicas, artísticas, periodísticas; por qué su tendencia a dividir y no unir; por qué nos dijo mentiras cuando estuvo 18 años en campaña, por qué no hay una sola persona procesada por corrupción, por qué les dice a las madres del feminicidio que perdonen y olviden; por qué tanta mentira sobre la baja en la producción, en el empleo, en la productividad, a la vista y usted, leal a Cristo, como si fuera Dios, dice que tiene otras cifras.

Peligroso señor Presidente que no haya medicinas -en nombre del combate a la corrupción-, peligroso que, de dinero sin rendir cuentas, que critique que no había licitaciones y usted no las hace; que en su oficina no nos digan, pidiendo información por transparencia, que carros usa durante sus giras.

Y o todo esto señor presidente lo pregunto, porque usted ofreció ser otra cosa. Ya sé o qué sus operadores políticos contestan estas preguntas diciendo que antes era peor. Ya lo sé y era no peor, era igual y usted dijo haría otra cosa.

Finalmente, por qué la andanada contra los medios de comunicación públicos, aspiración democrática de quienes hemos buscado hace más de 20 años esos medios; por qué dígame señor presidente la agencia de noticias Notimex se ha convertido en un medio de propaganda; dígame por qué del tiempo de Canal 11, un canal del Instituto Politécnico Nacional, un orgullo histórico cultural, usted lo usa más de una hora todos los días para que en cadena nacional se oiga y vea su conferencia de prensa. ¿Cómo es eso? En 50 años, se lo digo con calidad moral y buena memoria, jamás presidente alguno, corrupto, amafiado, del partido de Estado o de la oposición había hecho esto, se lo digo, ninguno. Y sí que he estado como testiga viendo, oyendo, reporteando, viajando por todo el país, durante cinco décadas, y jamás había visto cosas que ahora me tienen asombrada, por lo menos, asustada además y temerosa, porque también estuve cerca, participando y creyendo en el cambio democrático que usted ha tirado por la borda. Defensora del Estado Laico, no entiendo cómo tranquilamente usted viola la constitución y dice en público que gobierna con Cristo.
Al tiempo, veremos.

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