La Casa de los Perros: Las redes sociales son una trampa
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
La muerte del sociólogo polaco Zygmunt Bauman hizo recordar a algunos los conceptos que de las redes sociales había externado. Una de esas personas fue Cristina Rodríguez Pacheco, esposa del inquilino de La Casa de los Perros, quien compartió una entrevista que el diario El País publicó el 8 de enero de 2016, y cuyo título fue: Las redes sociales son una trampa.
Para Zygmunt Bauman, «las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa».
Y sí, son una trampa.
Hoy, la «pediatra, esposa, madre y amiga, un humilde ser humano para servirle a usted», que es como se define en Twitter, le encanta también Facebook, red social desde la que hizo campaña proselitista para su marido; y qué decir de Instagram, en donde a través de su cuenta privada, también comparte momentos íntimos de su vida.
Pero para la presidenta honorífica del SEDIF, su transcurrir por las redes sociales no siempre ha sido placentero, ella ha tenido momentos muy desafortunados al grado que sus publicaciones duran apenas unos minutos, pues una vez que ven la luz se arrepiente y los borra. Olvida que lo publicado en la red, se queda en la red.
Cristina Rodríguez ha caído en la trampa de las redes sociales en más de una ocasión, por eso cómo olvidar cuando dijo que «Chávez no era la enfermedad, era el síntoma; Trum (sic) no es la enfermedad es el síntoma, AMLO no es la enfermedad es el síntoma».
O cuando escribió sobre la muerte de Fidel Castro y dijo no encontrar la referencia de por qué era el padre de la Revolución cubana. Y qué decir cuando aseguró que «gracias al poder de la oración» Zacatecas tendría recursos para librar los compromisos de fin de año. Los méritos de su esposo gestor no contaron.
Pero Cristina Rodríguez volvió a caer en la trampa de las redes sociales. Ahora lo hizo para quejarse de que vía WhatsApp «muchas personas de todo el estado» habían recibido mensajes que con mentiras «pretenden socavar mi imagen y la de mi familia».
En un mensaje en Facebook, el cual también borró, dijo que «cuando se hacen las cosas diferentes, cuando no se vive en la ostentación y se opta por la mesura, se tocan muchos intereses, se afecta el establishment (orden establecido), las reacciones suelen ser virulentas».
Aclara que «Alex seguirá llevando a nuestros hijos a la escuela, seguiremos viviendo en nuestra casa, nos verán en el super haciendo el mandado, seguiremos formándonos en la fila, mostrándonos afecto como cualquier otra pareja, preparando la cena, conviviendo en familia». Por eso ella asegura que no se dejarán arrastrar por una «circunstancia pasajera» como lo es la gubernatura del estado.
Y dice además que «pueden seguir pagando a un servidor informático para que envíe cientos de calumnias», porque ella y su esposo seguirán trabajando para que «en cinco años primero Dios podamos concluir la administración con la frente en alto y la tranquilidad de haber abonado en algo al desarrollo de Zacatecas».
La esposa del gobernador fácil olvida que ya no es una ciudadana común y corriente; pasa por alto que cada línea que escriba, que cada foto que suba, que cada video que comparta en las redes sociales es público. Que ella con su activismo en Twitter, Facebook e Instagram es, la voz de su esposo también.
Por ello, las críticas, las burlas o la felicitaciones tienen doble destinatario. Y ella lo entiende cuando se sienta en las reuniones de gabinete a la cabeza. Ella lo sabe cuando escribe en plural todo lo que a gobernar Zacatecas se refiere.
Twitter: @lasnoticiasya @claudiag_valdes
