Elecciones paritarias contra viento y marea

SARA LOVERA

El próximo domingo otra vez se probará el nivel de la democracia política en México. Hasta ahora los enfrentamientos partidistas, generalmente dirigidos con una visión patriarcal, se han llenado de lodo y ofensas, principalmente en el discurso. Nada grave que lamentar, a pesar de amenazas a muchas mujeres, triquiñuelas de las dirigencias para evitar sus triunfos.

El recuento es elocuente.  Ya dos precandidatas renunciaron en Hidalgo, antes del proceso; tres candidatas al gobierno de Puebla, empezaron muy tarde su campaña, porque mañosamente la autoridad electoral les negó en principio su registro; esa misma autoridad se lo negó a otra que buscaba su candidatura al gobierno de Quintana Roo, y no es insustancial que en Sinaloa, con una estrategia muy clara, todos los partidos enviaron a las mujeres a los municipios sin dinero y con pocos votos.

Si hubo que tomar previsiones en Juchitán, donde se ha instalado un vigía especial del PRI para proteger la integridad de Gloria Sánchez López y la Secretaria General del PRD pidió para la zona que la vigile la marina o el ejército. Es decir, se ha cantado ya donde pueden estar los nudos más complejos de la acción violenta en procesos políticos.

Las votación del día 5 en 13 entidades de la República, y la campaña para llegar ahí mostraron que se trata de procesos internos, donde se juegan venganzas y habladurías, intereses hasta familiares. Es ahí, donde el tema de la democracia en general, la genérica en particular, no cuenta. Por ejemplo, la construcción de la Asamblea Constituyente en la Ciudad de México ha servido para reavivar los programas ideales para una concentración gigantesca de habitantes, intereses y dificultades. Las mujeres candidatas de partidos e independientes han tenido gran actividad, y buenos resultados. Lástima que no haya una verdadera posibilidad de reinventar la vida en nuestra querida capital.

En la Ciudad de México hemos avanzado tanto que no hay forma de crear nuevas leyes, así son pálidas las legislaciones; en campaña se piden cosas que ya están, en todo caso hay que insistir en que no se vaya en sentido contrario. Lo que hay que hacer es cambiar  a la gente. El otro día, buscando, veía que tampoco en el Congreso de la Unión tendría que haber, como hace 20 años, una agenda de género. Ya está la ley, unas 30 más o menos, reguladoras de todo, lo que no está es el cambio de mentalidades.

Por eso es fundamental ver sin dogmatismos y miradas cortas, cómo un proceso como éste podría haber servido como un gran panel educador de la democracia y la igualdad entre hombres y mujeres. Las candidatas no lo han conseguido. No han logrado llevar el mensaje de más de la mitad de la población; no hicieron, por ejemplo, pudiéndolo hacer, una gran conferencia de futuras legisladoras; si los partidos les dieron menos dinero, lo hubieran juntado todas para una campaña común, por ejemplo contra todas las violencias machistas o contra todas las formas de discriminación.

No se pudo. Aún falta mucho. Pero algunas han hecho buenas campañas; otras se enfrentan con los hombres con el mismo lenguaje, malísimo; algunas se colocaron como candidatas para satisfacer sus egos, sin posibilidad alguna; las hay auténticas y entregadas, sin duda, conozco varias mujeres fantásticas que probablemente si llegan, serán buenas gobernantes. Conozco otras muy distintas, y algunas que todavía no saben qué hacer con su liderazgo.

En fin. El domingo 5, otra vez, sabremos que tanto se logrará para la democracia. Si aún es posible este camino para México, hundido en la pobreza, el machismo y la ignorancia. Vean nada más lo que la vox populi hizo con el silbato preventivo de la violencia; vean nada más esa alianza incomprensible de sellos partidarios, y algo peor, cómo es que en Morena, que edificó parte de su prestigio acusando a Elba Esther Gordillo de su pérdida en 2006, hoy está montado en la herencia más delicada de la maestra, la mejor, el sustrato de su estrategia, ahí en la sección 22 de Oaxaca, increíble, hay que vivir para experimentarlo.

En fin. Que las lides políticas nos dan tema y motivo. La democracia en México no será posible en tanto no haya participación masiva. Ojalá mucha, mucha gente, salga a votar este 5 de junio. Por nuestras candidatas feministas e independientes en la Ciudad de México, no las de partido exactamente;  las otras bellísimas como Bárbara García quien busca la jefatura municipal en Oaxaca, o las tres que se la juegan en Tlaxcala, por una gubernatura. Habrá que decidir porqué ahora ya es tarde.

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