Zacatecas y la lucha del petróleo

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX *

Hoy, 18 de marzo, día tan significativo porque la Patria se liberó de los propietarios del petróleo mexicano y, bajo amenazas de invasión al país –como ya se habían dado en diferente época (quizá la más recordada fue la Guerra de los Pasteles que bajo el argumento de un adeudo mínimo exaltó a los imperios quienes tuvieron la tentación de reproducir la Colonia)- tomó, a pesar de todo, la férrea decisión de recuperar tan valioso recurso, se escribió una página gloriosa de nuestra Historia.

Los trabajadores, sin la conducción de los técnicos extranjeros, lograron poder a flote la industria petrolera. México aportó desde una gallina, una vaca, joyas, para juntar la indemnización requerida y evitar la invasión de un país extranjero.  Doña Amalia Solórzano de Cárdenas, esposa del general, emprendió esa colecta en el zócalo de la Ciudad de México.

Hoy, a 75 años de ese acontecimiento, el exjefe de la capital, Cuauhtémoc  Cárdenas, ante la tumba de su padre en el Monumento a la Revolución, junto a un grupo de amigos que le acompañamos año tras año, rindió homenaje a este hecho importante. Fue allí, con él a la cabeza, en un evento simbólico, íntimo y trascendente, siempre aparte del acto oficial, que el gobierno efectúa en oro lugar.

El petróleo para los mexicanos vale ahora más que nunca. Los hidrocarburos han ido escaseando, las guerras del Golfo, la inestabilidad de los países productores –provocada o no- suben nerviosamente los mercados mundiales del oro negro.  El gobierno federal mexicano tiene tentaciones muy claras de modificar el status de esta empresa nacional. Se habla de privatización, de inversión internacional para extraer del Golfo de México el crudo, mediante asociación con empresas sudamericanas, pero la burra no era arisca… la hicieron.  Ya ven lo que pasó con nuestros trenes que pululaban por el país, transitando carga y humanos que hoy son sólo instrumentos de los imperios para mover su materia prima o sus productos.

Un México sin petróleo sería un país con menor nivel de desarrollo.  Un México sin energético dependería como hoy dependemos de los alimentos internacionales. Extrañamente, al terminar el acto formal, y una vez que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas pasó a una entrevista con los medios informativos, y cuando Jesús Zambrano, presidente del PRD, el líder de la Cámara de Senadores y el líder de la Cámara de Diputados del mismo partido iban abandonando el lugar, llegó como una corriente humana de aire, que los sacó del grupo donde se encontraban, sin ruidos, sin gritos, de tal manera que sólo algunos nos enteramos de lo que allí pasaba.

El PRD en sus contradicciones, tendrá que vivir así, hasta no resolverlas.  No es fácil estar con Peña Nieto y al mismo tiempo con el PAN y con las demandas populares.  La población reclama y actúa de manera más inmediata que como solemos creer.  Por ejemplo, la creación de grupos armados “de auto protección” no tiene distancia en la realidad, con lo que puede ser el inicio de un disturbio de mayores dimensiones.  Recordemos cómo Chiapas con Marcos escandalizó al mundo con sus rifles de madera.  El resonar de los machetes y  los hombres a caballo en el Paseo de la Reforma, despertaron tentaciones mundiales de una confrontación armada en México, aunque se tratara sólo de una minoría.  Los límites entre la paz y la violencia son muy endebles.

Es importante que el gobierno de la República reflexione entre los hechos cotidianos y la forma en que se gobierna.  Las imágenes, las fotos inaugurando eventos no son lo mismo que la realidad en las colonias o en los pueblos.

Desde aquí el homenaje al general Lázaro Cárdenas, el Presidente más importante en la historia de México, y a Cuauhtémoc Cárdenas, quien hereda con dignidad ese apellido que a mediados del siglo pasado protegiera a la Patria.