Zacatecas: Madres buscan a sus hijos entre cifras de horror

Zacatecas, Zac.- Bajo un sol inclemente, cerca de 300 mujeres avanzaban en silencio por el centro de Zacatecas. No portaban flores ni regalos, sino fotografías de rostros ausentes y pancartas con nombres que el tiempo no ha borrado. Era 10 de mayo, pero aquí no había celebración: las madres de desaparecidos convertían las calles en un grito colectivo.

El contingente partió de la Alameda Trinidad García de la Cadena, recorriendo avenidas Juárez e Hidalgo hasta Plaza de Armas. Sobre el pavimento quedó la consigna «Las madres llegarán a la verdad», rodeada de huellas de zapatos gastados por años de búsqueda. En el lugar, dispusieron prendas de vestir y retratos de sus familiares desaparecidos, mientras algunas mujeres abrazaban playeras que aún conservan el olor de sus hijos.

Las estadísticas oficiales dibujan un escenario desolador. La Comisión Nacional de Búsqueda reporta 128 mil personas desaparecidas en México, con Zacatecas aportando casi 4 mil casos a esta cifra. Durante la presente administración federal, el registro supera los 7 mil nuevos casos. Particularmente grave resulta el dato de que la mitad de las desapariciones zacatecanas ocurrieron bajo el gobierno actual de David Monreal Ávila, siendo jóvenes de 14 a 35 años el sector más afectado.

Un drama paralelo se desarrolla en los servicios forenses. Más de 60 mil cuerpos permanecen sin identificar en morgues del país, muchos de ellos con información suficiente para su pronta identificación. Las manifestantes denunciaron la lentitud institucional, contrastándola con la labor de colectivos que, sin recursos pero con determinación, han localizado fosas clandestinas como las de Teuchitlán, Jalisco.

Mientras las autoridades destacan la reducción de homicidios, las madres señalan que las desapariciones continúan su escalada. «México se ha convertido en una enorme fosa», afirmaron, exigiendo no sólo la presentación con vida de sus hijos, sino un alto a lo que calificaron como «crisis humanitaria». Sus demandas, plasmadas en mantas y consignas, apuntan a un sistema que sigue fallando en brindar respuestas.

LNY/Redacción